Aileen caminaba delante de Oliver, con las manos bien resguardadas en los bolsillos de su sudadera y los ojos atentos, escaneando cada rincón con una intensidad feroz. Su postura ligeramente encorvada revelaba la presión creciente en su cabeza, un peso que empezaba a ser difícil de ignorar. El panorama no era favorable para su "parte irrelevante". La cantidad de gente a su alrededor y la sensación de ira que percibía de muchos la ponían aún más tensa. Veía esas sutiles nubes rojas rodeando a algunas personas, una visión que solo ella tenía. Intentaba no enfocarse demasiado en ello, pero la negatividad parecía contagiosa.
Era casi imposible no prestarle atención.
Oliver, por su parte, tampoco se sentía cómodo. El ambiente cargado y el descontrol de la gente le resultaban agobiantes. Muchos discutían o lloraban de manera exagerada, y varias personas eran expulsadas del local por causar problemas. A su alrededor, veía a otros hundidos en su propia tristeza, perdiéndose en el alcohol y dejando que las emociones los sobrepasaran.
Oliver suspiró, compartiendo con Aileen ese malestar silencioso que les rodeaba. Vio como su amiga lo miraba por unos segundos.
—Sigo pensando que esto no es buena idea—dijo la joven, su voz rompiendo el silencio que compartían. Oliver giró la cabeza hacia ella—. ¿Tú también lo estás sintiendo, no?—La pregunta salió casual, pero Aileen buscaba más que una simple respuesta; quería saber si esa incomodidad que sentía era solo suya o si también afectaba a su compañero.
Oliver tardó unos segundos en responder, mirando de nuevo a su alrededor.
—La verdad, este lugar da pena. No entiendo cómo alguien puede querer venir de fiesta para esto—respondió, observando con desgana a las personas a su alrededor.
A ver, el lugar tampoco estaba tan mal. Las luces, la música, y hasta el ambiente festivo eran lo que cabría esperar de una noche normal en un bar concurrido. El problema no era el sitio, eran ellos. Aileen y Oliver le habían cogido manía. La negatividad que sentían no estaba en el bar, sino en su manera de vivir ese momento.
—Pffff—bufó Aileen, rodando los ojos—. A saber. Salir de fiesta está bien, pero hay gente que lo usa para desatar todos los sentimientos reprimidos del día a día. Trabajo, escuela, lo que sea—razonó, recibiendo un asentimiento del otro.
De repente, Oliver soltó una sutil carcajada, lo que hizo que Aileen lo mirara con duda.
—Parecemos dos viejos en una fiesta, quejándonos de todo a nuestro alrededor—dijo el rubio, aun riéndose.
—No te confundas, a mí me gusta la fiesta—aclaró Aileen, levantando un dedo—. Bailar, cantar, pasar el rato con los amigos está genial... si es que tienes amigos, claro. Yo nunca he tenido esa suerte—admitió, con una sonrisa amarga—. Pero eso de beber hasta perder el control y gastar toda tu energía en ello me parece estúpido. No es lo mío. Aunque bueno, cada uno que haga lo que quiera. Eso sí, una o dos copitas no están mal—añadió, soltando una risa divertida.
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Lazos Sobrenaturales-Lazos confusos I
Science FictionEn un mundo donde lo sobrenatural y lo humano se han entrelazado en secreto durante siglos, Oliver Arias, un joven tímido y reservado, ha crecido en un orfanato sin recuerdos claros de su infancia. Con el tiempo, ha notado algo inusual en sí mismo:...