Dicen que la mafia es despiadada, oscura, enferma, que todo aquel que pertenece a ese mundo está condenado a la desgracia, a que sus manos siempre estén manchadas de sangre, a vivir cada día de su vida con la incertidumbre de si será el último, con...
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NARRA HARLEY
Sí, confieso que cuando estoy enojada la cordura la mando al demonio, pero sin duda esta podría ser la peor de las decisiones que he tomado.
Ir con Massimo a donde sea que vayamos me pone nervioso, más por su mirada de lujuria y su sonrisa burlona.
-Iré a cambiarme, los veo abajo-él dijo y me arrojó un beso.
Estúpido-pensé
Carlo estaba a mi lado y sin decir una palabra caminamos escaleras abajo.
-Olvide algo -él dijo y camino de regreso.
Olvidé algo-me burlé en un susurro.
¿Entonces qué hago? ¿Escapó? -me queje y sigo caminando.
-¡Suéltame! -grité cuando sentí como alguien me tomó por detrás -mmm-dije cuando puso un pañuelo en mi boca.-no, no-me queje, pero poco a poco sentí como mis ojos pesaban ,mi cuerpo se debilito lo suficiente como para quedar completamente inconsciente
Mmm-me removí -cof cof tosí, me puse de pie y vi como el lugar estaba lleno de humo, divisé la puerta y corrí hacia ella para intentar abrirla, pero fue más que inútil.
¡Auxilio! -grité -¡¡ayuda!! -grité aún más fuerte cuando vi como poco a poco el humo se iba esparciendo aún más y mi tos aumento, la sensación de estarme asfixiando empezó a desesperarme, me recosté a la pared lejos de la puerta y me dejé caer.
Nunca pensé morir de esta manera-dije mirando al techo.
Horas después
NARRA DIMITRI.
-¿Cómo les fue? -pregunté mientras acomodaba la venda de mi mano.
-Lo seguimos todo el día, pero su vida es demasiado aburrida- respondió Massimo mientras se servía un trago.
-Te dije que no funcionaria-
-Todavía me quedo tiempo, no cantes victoria, tengo un buen equipo -él dijo
-Hablando de equipo, ¿Dónde está Harley? -cuestioné.
- ¿Quién? -él pregunto confundido
-Harley, iba a ir con ustedes, ¿Dónde está? -Dije con desesperación
-¿Hanna? ¿La esclava? -él preguntó y asentí con fastidio.
-Pensamos que se había arrepentido o que la obligaste a quedarse porque nunca salió de aquí. La esperamos, pero nunca llego -contesto Carlo
-Me quedé todo el día aquí y no la vi -confesé.
-Pudo haber escapado- respondió Massimo
-Sabes que eso es imposible-dije
-Bueno yo que sé, capaz se asustó o está jugando a las escondidas-dijo Massimo y rio.
