Dicen que la mafia es despiadada, oscura, enferma, que todo aquel que pertenece a ese mundo está condenado a la desgracia, a que sus manos siempre estén manchadas de sangre, a vivir cada día de su vida con la incertidumbre de si será el último, con...
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NARRA DIMITRI
Harley era el tipo de chica que poseía una belleza sin igual y ella estaba al tanto de ello, su seguridad, su forma de imponerse osadamente, la forma en la que miraba, la seguridad con la que caminaba y con la que hablaba era algo bastante. Escaso en la mafia. Debía admitir que estaba acostumbrado a mujeres sumisas y unas cuantas sicarias pero normalmente caminaban detrás de sus esposos, encontraron su boca cerrada y su cabeza era usada para asentir, no era cosa mía sino algo que regía desde hace mucho tiempo, pero ella era muy distinta y eso me enloquecía.
Esos ojos grandes de color azul profundo, su cabello castaño, sus cejas bien marcadas, sus labios son un grosor considerable no demasiado exagerado, aquel físico delgado, sus curvas y abdomen plano. Cada parte de su cuerpo estaba perfecta nada exagerado, ella era ese tipo de mujer que podía volverte loco en todos los sentidos, porque era tan bella logrando desafiar todo lo que conozco ...y yo amo los desafíos sobre todo cuando tenía todo para ganar.
El darle a Harley este voto de confianza aún con la desaprobación de Carlo quien reiteradas veces dijo que era una mala idea, sin embargo, soy quien toma las decisiones y si esto salía mal, solo tenía que apretar un botón y moriría.
Trataba de convencerme a mí mismo de que eso iba a hacer fácil.
-Señor Dimitri, su padre quiere verlo en su despacho -dijo Stella
-Bien, terminamos la demostración -le dije a Harley -iré a ver mi padre y saldremos. Conserva el arma. Después escogerás la que quieras -informé
Las llamadas de mi padre solo significaban que algo estaba saliendo mal y yo como el Boss de la familia tenía que resolver lo que sucedió.
-Padre-dije entrando al despacho -Donato- saludé a la mano derecha de mi padre.
-Dimitri... Massimo- respondió en forma de saludo -adelante los dos -él dijo.
-¿Qué sucede? -pregunté mientras me sentaba en la silla frente a él, cruce las piernas y jugué con el palillo de mi boca.
-Sí, ¿Qué pasa? - respondió Massimo al descubierto.
-Tenemos un traidor entre nosotros -dijo mi padre
-¿De quién se trata? -contesté con rapidez
-el primer ministro
-¿Renzi? Pensé que hasta estaba enamorado de ti de lo lame botas que era. -contesté.
-Renzi, el idiota de Renzi -dijo Massimo.
-Si el mismo idiota, resulta que no quiere cumplir con lo pactado en nuestro acuerdo.
-¿Qué quieres que hagamos? -pregunté
-Enseñarles quien manda - respondió a mi padre mientras se recostaba en su silla con sus manos unidas y su expresión de malicia.
