Capítulo 3

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—Midoriya no voy a permitir que tu futuro se vaya a la mierda por un simple sueño infantil de "atrapar a los malos" entiendes verdad? — el hombre se encontraba sentado frente a su escritorio de madera ojeando una pila de papeles y con las piernas cruzadas.

—Pero papá, eso es lo que me gusta, es mi vocación— el joven se encontraba arrodillado y con la cabeza gacha frente a tan imponente vibra que esa persona transmitía. Ya no era novedad, desde pequeño lo había controlado como un maldito títere. Por un tiempo pudo vivir feliz con su madre pero el muy bastardo los encontró y ahora quiere que abandone  su sueño y a la persona del que está enamorado.

—se perfectamente que no quieres ir por ese pequeño sanguijuela que tienes por novio, y lo peor de todo es que es un puto alpha, igual que tú—dejó los papeles sobre  el escritorio y se levantó enojado, agarrando un palo de golf entre sus manos.

—Perdón papá, pero no vas a obligarme a hacer lo que tu quieres— levanto la vista y lo miró con enojo apretando los puños y tensando su cuerpo.

—Que jodido ingrato, si no quieres por la buenas, será por las malas— agarro con firmesa el palo de gol que tenía y empezó a golpear fuertemente a su hijo, la adrenalina de desgarrar músculos y romper huesos lo habían traumatizado cuando ese hombre era un adolescente. Nunca debió de haber tenido un hijo.

—a-aunque me golpes, no voy a hacerte caso— estaba sangrando, le dolía todo el cuerpo, pero de igual forma no permitiría que alguien lo separe de su madre o de Kacchan.

—ohhh que valiente, pues... —botó el "arma", se puso de cuclillas y se acerco al oído del joven—sabes que tengo mucho poder verdad? Con un chasquido puedo hacer que tanto como tu madre, como tus amigos y como esa sanguijuela magicamente desaparezcan de la tierra—

—NO TE ATREVERIAS— frunció enormemente el seño y mostró los dientes, liberó feromonas asquerosas y trató de levantarse.

—NO TE ATREVAS A MOSTRARLE LOS COLMILLOS A TU PADRE— pateó el rostro del peliverde, para luego pisarle la cara—esas miserables feromonas no me van a hacer nada pequeño idiota, entonces? Lo vas a hacer o no?—piso con más fuerza y libero una ráfaga de feromonas que producirían terror a quien lo oliera.

—como tu digas padre— apretó los dientes, sus colmillos se incrustaron en su labio y el sabor de la sangre se sintió casi inmediatamente.

Jefe del hospital más importante de la ciudad, una de las personas más ricas, poderosas e influyentes. Podría hacer lo que quisiera y todo se mantendría en silencio. Era un bastardo que llegó al poder por su inteligencia e inclemencia, se posicionó sobre todos a travez de peleas en los barrios bajos. Lo escogieron por su increíble físico y por el rostro que tenía, ese maldito rostro podía hacer que la gente confiara plenamente en el con solo una sonrisa. Asqueroso alpha que desgarro miembros de las personas que se atrevieron a contradecir lo que decía.

—por tu maldita culpa tengo sangre en el traje, que jodido problema— se alejó de la persona que seguía en el piso y busco en el closet un nuevo chaleco azul. Empezó a desabotonar tambien su camisa y lo botó al piso.

El joven observaba a su padre, tenía cicatrices en la espalda y algunos tatuajes. Y contradictoriamente seguía en forma, no había dejado de entrenar durante todo este tiempo.

—Que mierda sigues haciendo aquí? Ve al hospital y pide que te curen, entrega tu carta de renuncia a la academia y el domingo iremos al Reino Unido y... Termina con ese niño, no voy a permitir que mi hijo tenga por pareja a otro alpha— se puso la camisa y empezó a abotonarla.

—... — se levantó con dificultad y escupió sangre al piso, se limpio la boca con la manga de su camisa y salió de la habitación.

Se dirigió al elevador y apretó el piso 2. Se quedó sentado en una esquina y empezó a llorar, había dejado ese hábito de "bebito llorón" hace tiempo, pero la situación lo ameritaba.

—Voy a desgarrar cada pedazo de ese hombre y cortare uno a uno los miembros de su cuerpo, lo juro— se limpio las lágrimas amargas nuevamente con la manga de su camisa, se levantó con dificultad y espero que la puerta se abriera.

Ingresó en el corredor de primeros auxilios y escuchaba algunos gritos de personas retorciendose de dolor en las camillas, los enfermeros trataban de controlarlos pero algunos pacientes los golpeaban y se trataban de quitar el suero para luego salir corriendo.

Bajó la cabeza y negó, divisó una figura conocida frente suyo, era un chico muy bien parecido con un hermoso cuerpo y con la singular mirada de "pierdete o te mato" sonrrio de manera instintiva al verlo.

—Pero que mierda— el joven giro la mirada y vio que su nombrado novio estaba ensangrentado y golpeado por todos lados.

—Hola bebé, ¿que tal tu día? — dio una sonrisa y achicó los ojos.

Cuatro paredes Blancas [Dekukatsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora