Capítulo 10

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Era un día tranquilo sin mucho tránsito de personas en el departamento, pero aún así había trabajo, aunque no tan interesante.

Estaba aburrido, y un poco ansioso. Luego de que fuera a su casa a descansar apareció otro caso y no estuvo ahí para divertirse investigando el crimen que lo a dejado sin dormir durante días.

Sale de la habitacion y sus compañeros lo siguen con la mirada, suponen que había terminado todo los casos que tenía asi que no le dan importancia y siguen en lo suyo.

Camina de forma perezosa y divisa el pequeño letrero de una de las habitaciónes, el lugar era prácticamente todo ventanales para evitar que se llega a hacer algún fraude, aunque sabe que la persona a dentro no es capaz de hacer ese tipo de cosas.

Ya se había acostumbrado a verlo casi siempre, no le era extraño oler las feromonas que a veces dejaba por todo el lugar. Sabía que no tenía que acercarse a él pero es como si su cuerpo lo jalara y lo encaminara siempre al mismo lugar.

Miró de reojo por esos vidrios gigantescos cuidando que nadie lo viera y divisó una figura un tanto demacrada. Parecía que no había dormido hace días pero aún así seguía haciendo su trabajo.

La primera vez que entró a ese lugar, luego de que Deku llegó al departamento, lo vio vomitando, era de esperarce. Después de todo es un médico pero no un forence.

Aún le parecía raro que haya cambiado de profesión, se supone que trabajar en un hospital paga más que trabajar de forence en un departamento un tanto alejado del centro de la ciudad.

Su padre le había propuesto trabajar en el departamento de policía más importante de la ciudad, pero se negaba por lo asqueroso que le parecía trabajar con un viejo que odiaba con todo el alma.

La persona a la que estaba viendo se dio cuenta y cambió completamente su rostro, salió un tanto apresurado de esa habitación y le agarró el brazo al cenizo jalandolo hacia una de las habitaciones vacías de ese lugar.

—que crees que estas haciendo idiota?! Sueltame!—el rubio trato de safarse, pero no pudo por el agarre que tenía el pecoso.

Cerró la puerta y lo acorralo en la pared, Bakugou no fue capaz de verlo a los ojos, especialmente porque era demasiado pesado. Izuku tenía los ojos brillando, pero su rostro estaba muy sereno, casi como si estuviera rebosando de felicidad.

Izuku se acercó hacia su rostro y le susurro con una voz ronca—te extrañe cariño... Estuve esperando el momento correcto para poder hablarte y por fin lo encontré—podía sentir su aliento en una de sus mejillas, y sintió nuevamente esas malditas mariposas en el estómago, igual que hace años...

El peliverde bajo sus manos hacia la cintura del contrario y puso su cabeza sobre el hombro del rubio frotando su mejilla en la de Bakugou.

—te extrañe tanto... no sabes cuanto esperé volver a verte y poder tocarte—el rubio se estremeció y correspondió el abrazo, hacia tiempo que necesitaba de la esa persona que le hacía sentir tranquilo, lo hacía reír y mágicamente los problemas se esfumaban.

Luego de unos segundos ambos se separaron y el cenizo parecía estar en trance, el peliverde se acercó nuevamente al rostro de su ex, y le dio un beso en los labios separándose rápidamente, esperando una cachetada en su rostro, pero nunca llegó.

Sonrió de manera dulce y volvió a besarlo, pero está vez se aseguró de que Kacchan abriera la boca para que el beso se intensificará cada vez más.

Se separaron nuevamente por falta de aire y el peliverde se encontraba besando y mordiendo su mandibula y su cuello—mierda, como desearía ser omega para poder marcarte y que todos sepan que eres mío—dio un gruñido y dejó muchas mas marcas por todo el cuello y la clavícula del rubio, para luego alzarlo, abrazarlo de nuevo y poner su cabeza bajo la mandibula del cenizo.

Katsuki estaba suspirando, recordaba nitidamente como Izuku lo tocaba y se encargaba de hacerlo sentir bien. Ojalá nunca lo hubiera dejado ir, pero sabía que sí no lo hacía, su novio estaría en graves problemas. No quería que volviera a Japón por él, aquí tenia una vida de mierda por culpa de su padre.

Prefería arriesgarse a no volver a verlo que obligarlo a vivir en un lugar así. Vio nuevamente y dio una sonrisa amarga al darse cuenta que su plan no había dado resultado.

Puso su mano derecha sobre los cabellos alborotados de Izuku y empezó revolverlos más, escucho unos sollozos provenientes del pecoso, paro un momento y abrazo a la persona que lo estaba alzando.

Había intentado engañarse a sí mismo tratado de odiar a Deku pero sabe que sólo se ideó una muy gran mentira, pensó que ignorandolo podía hacer que se olvidara de él para que volviera nuevamente a Europa, pero viendolo sabe que ese plan no iba a funcionar.

Recordó lo que dijo Izuku hace solo unos momentos y cerró más lo ojos, el podía hacer eso. Podía marcarlo y hacerle ver a todos los demás omegas que Deku era su alpha y que eso no va a cambiar. Pero no podía, le habían obligado a mentir desde que era un adolescente y no sabía porque exactamente.

Abrió los ojos por el sonido de un celular vibrando e Izuku posicionó de nuevo a Katsuki en el suelo.

El peliverde contestó y suspiro al terminar la llamada.

—Quién era?— el rubio tenía la miraba en el piso y se estaba limpiando una que otra lagrima que había bajado por su mejilla.

—es el jefe, al parecer me está buscando por que no me encuentran en mi lugar de trabajo—rodó lo ojos y suspiro cansado.

El rubio camino donde Izuku y revolvió nuevamente su cabello, sonrió y se dirigió a la puerta —has bien tu trabajo idiota—se giro, abrió la puerta y salió del lugar.

Izuku se ruboriso, también se limpio las largrimas y salió de la habitación.

Cuatro paredes Blancas [Dekukatsu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora