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Nuevo día, nuevos o razones rotos, ¿no es cierto? En este caso, el nuevo corazón roto era el de Will. Recostado boca arriba mirando el techo con los ojos llenos de lágrimas e inchados de tanto llorar. No pudo dormir ni un minuto toda la noche, por pensar en lo que un día antes había hecho, se preguntaba... ¿Por qué lo bese?... Y no había ninguna respuesta para aquellas preguntas, el no sabía lo que Mike había sentido, el pensó que le había molestado, pero estaba muy equivocado.

Will sollozó una vez más y se giro para ver a la ventana. Un poco de luz ya entraba por aquella, anunciando la llegada del día. Pero el castaño no iba a levantarse de la cama, no quería ir a la escuela y menos ver a Mike en ella de nuevo para caerse de la vergüenza. No quería sentirse culpable de haber sido la persona que beso a su mejor amigo estado con una novia y aun peor, la novia era ahora su "hermana".

El ruido de pasos hacia la habitación de Will se hicieron presentes, era la hora de despertarse para ir a la escuela después de tanto tiempo de vacaciones de verano. Afortunadamente, la señora Byers tenía un corazón enorme, que a cualquiera amaría y seguro dejaría al menor quedarse en casa, solo por ese día.

-Will, es hora. Vamos. -dijo Joyce entrando al cuarto de el nombrado para que se levantará y fuera directo a la escuela.

-Ma-mamá... -habló Will con voz dificultosa intentado no caer de nuevo en llanto.

La señora Byers se giro de nuevo para ver a Will.

-¿Qué pasa, cariño? -se acercó a la cama y se sentó en ella- ¿Te sientes bien? ¿Will, estás llorando?

-No. -negó el castaño aún volteado para que sus madre no lo viera en ese estado.

-Ayer llorabas, ¿te encuentras bien? -inquirio una vez más su mamá viendo a Will y apartando le un poco del cabello que había regado por toda su cara.

-¿Por qué tengo que ser tan estúpido? -pregunto soltandose a llorar de nuevo pero esta vez viendo a su madre. Joyce alzó las cejas lista para intervenir.

-¡Will, tu no eres estúpido! ¿Quién te dijo eso? -preguntó tomando la mano del menor.

-Nadie, sólo lo se. ¡Soy un estúpido! -exclamó tapándose la cara con sus manos.

-A ver, Will... -suspiro- No se quien te metió esa idea a la cabeza, ni por qué lo dices, pero no eres ni un poco estúpido. Es decir, ¿quién diría eso? Eres muy especial, y por más que me digas que no, sabes que eres una persona increíble, que por mas que dañen tu corazón Siempre tienes una sonrisa en tu rostro que nadie puede quitarte... ¿Oíste? Nadie -aclaró Joyce acariciando la mejilla de Will.

-¿En serio?

-Si, Will... -hizo una sonrisa de oreja a oreja- Vamos, se hace tarde.

El menor asintió y de un salto bajó de la cama para después ir a desayunar co su hermana y su hermano en la cocina. El desayuno eran dos huevos y un poco de tocino, que por cierto, a Will le encantaba comer eso, pero ese día el mismo no tenía ganas de comerlo, un tiempo de asco se manifestó al ver el desayuno.

-¿Y esa cara? -preguntó Jonathan desayunando su porción.

-¿Cuál? -Preguntó Will sentándose en la silla.

-Pareciera que no quisieras el rico desayuno que hice, Will.

-No tengo mucha hambre, ¿puedo irme? -inquirió el castaño viendo a su madre sentarse junto a él.

-Esta bien -suspiro ella- Pero asegúrate de comer bien en el descanso, ¿si?

Will solo asintió y se levantó. Tomó sus cosas nuevas y en menos de diez segundos el ya estaba de camino a la escuela en su bicicleta. Desanimado, por su puesto, pero intentaba olvidar al chico que beso el día anterior.

Three Months | Byler Donde viven las historias. Descúbrelo ahora