-Buenos días chicos -dijo la srta. Mills al entrar por la puerta, sacándome de mis pensamientos -¿Qué tal va todo hoy? Seguro que bien. Antes de comenzar, os presento a Isaac Dankworth -prosiguió, mirando a un chico alto y delgado, que se encontraba detrás de ella -Isaac a decidido unirse a nuestras... motivadoras charlas semanales.
Se oyeron algunos bufidos, además del mío. "Motivadoras dice -pensé- tan sólo son unas estúpidas charlas semanales para jóvenes problemáticos que te obligan a hacer para ganarte el miserable sueldo"
Sí, he dicho problemáticos. No unos niños insolentes que se dedican a gastar absurdas bromas a aquellos profesores que no les han aprobado, sino problemáticos. Realmente problemáticos.
El chico nuevo (cuyo nombre no recuerdo ni me interesa recordar) se sentó en una de las feuchas sillas grises que formaban "el círculo de las confesiones" como Mills decía, aunque yo prefería llamarlo "El círculo del horror y la estupidez". La señorita Mills se sentó en el hueco libre, al lado del chico nuevo.
-Hoy, me gustaría que el tema de conversación fuese algo diferente a lo que hemos estado hablando durante las últimas semanas. Me gustaría que hablásemos de nuestros sueños, aquellas cosas que, si llegasen a ocurrir, nos harían sentir la persona más feliz y afortunada del mundo. ¿Haley, comienzas tú?
Haley (o Harold, como yo pensaba que se llamaba hace dos segundos) se levantó de mala gana de la silla, provocando así que las cadenas que colgaban de las trabillas de sus pantalones chocasen fuertemente con la dichosa silla gris, y provocaran un ruido bastante molesto.
-Yo -comenzó Haley- sueño con ser famoso, ganar millones, poder tener todo tipo de coches y estar con una tía diferente cada día -terminó, sentándose de nuevo en la silla y provocando ese maldito ruido de nuevo.
Rodé los ojos, "Predecible" pensé.
-Vaya, una gran... aspiración.-dijo Mills - Seguiremos en sentido de las agujas del reloj. ¿Qué hay de ti, Chris?
Todos decían los mismo, "ser famosos, dinero, familia perfecta, encontrar al amor de mi vida...", cosas estúpidamente superficiales que sin razón alguna me molestaban. Incluso escuché "la paz mundial y NO al maltrato animal". Realmente penoso.
-¿Olivia? -miré a la señorita Mills interrogante -Es tu turno. Dinos, ¿qué es aquello con lo que sueñas, aquello que deseas más que nada en el mundo?
Yo me levanté sigilosamente, aunque no sin antes mirar a Haley-Harold con cara de " Así es como la gente normal se levanta sin provocar un ruido increíblemente molesto", y me quedé en silencio durante algunos segundos.
-Olivia, necesitamos que... -comenzó Mills.
- ¿Sabe qué? -la interrumpí yo - La verdad es que yo no sueño con nada. No deseo estúpidos coches, ni riquezas ni nada de eso. Simplemente no sueño. ¿Por qué? -dije, dirigiéndome a todos -Porque es una pérdida de tiempo. ¿Quién sabe como funcionan los pensamientos, quién controla los sueños? Puede que no sea nadie, sea ciencia o simplemente magia, pero da igual, es absurdo. Todos dicen que "soñar es gratis" aunque yo no lo veo así, nadie lo sabe con certeza. Y yo, sinceramente, paso de que Dios, el genio mágico de la lámparao quién quiera que me odie tanto para vivir de esta manera, controle mis pensamientos y sueños, haciendo así que las bonitas historias de amor que rondan mi cabeza y que creo para olvidar mi penosa vida nunca se cumplan, mientras que mis mayores y horribles miedos ocurran, uno tras otro, arruinando así más mi penosa vida. -hice una pausa, para recuperar el aire e intentar que aquel nudo en mi garganta se disipase -Ah, y si vais a contar vuestros absurdos pensamientos, al menos podríais ser originales, y no decir cosas que parezcan sacadas del manual de "Cómo ser una buena Miss Universo" -dije, mirando a las chicas que dijeron lo de "la paz mundial y No al maltrato animal". Dicho esto, me senté en mi silla y noté como todos me miraban boquiabiertos. Incluso me pareció ver que a la chica de lo de "La paz mundial" le caía una lágrima por el rostro.
El único que me miraba diferente era el nuevo, que tenía una sonrisa arrogante dibujada en el rostro. Una sonrisa que me apetecía borrarle de la cara.
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La verdad de soñar ©
Teen FictionTodo el mundo dice que soñar es gratis pero ¿es eso del todo cierto? Romance, problemas, locuras y preguntas inundan las páginas de esta novela. ¿Se encontrará alguna vez la verdad de soñar?