Pasaron los segundos y ambos seguíamos callados en el pasillo de la tercera planta del hospital. Era un silencio matador, que me inquietaba y preocupaba. No sabía cual iba a ser su reacción, y realmente me asustaba. Esta etapa de mi vida no era una historia que hubiese contado a mucha gente (únicamente a Dylan y ahora Isaac) y mucho menos una de la que me sintiese orgullosa. No sabía el por qué, pero tenía claro que no quería espantar a Isaac. Levanté la mirada del suelo y posé mis ojos en él. Su pelo castaño-rubizo, algo largo y rizado, caía sobre su cara escondiendo así su expresión, pero aún podía ver el verde de sus ojos, unos ojos que miraban fijamente a la nada, pensando en todo lo que tenía que asimilar. Por primera vez le vi de forma diferente. El chico arrogante y presumido quedó eclipsado por un chico guapo y amable, que me había acompañado y ayudado, escuchando atentamente mientras yo me desahogaba.
-Olivia, -dijo, levantando la mirada del suelo -¿qué pasó después?
-Nos interrogaron y Miranda dijo que yo fui la que conducía el coche, mientras ella dormía en el asiento del copiloto. En el juicio me declararon culpable pero, después de que mi padre emplease mucho dinero para encontrar un buen abogado, éste le convenció de que fue solo un accidente y no me mandaron al reformatorio con la condición de que asistiese todas las semanas a un grupo de apoyo, además de pagar parte del coste hospitalario de la señora Adams y realizar trabajos comunitarios dos veces al mes. -respondí, nada orgullosa -Mira, sé que lo hice mal, y me arrepienro de ello cada segundo de cada día que pasa, me siento culpable y avergonzada. Desde ese momento Miranda y yo nos separamos, cada una siguió su camino. La gente no sabe la verdadera historia, solamente aquello que Miranda afirmó, y suelen evitarme. Quiero decir, ¿quién quiere pasar el tiempo con la tía que dejó a una mujer en estado coma? Así que, si haces lo mismo no te culparé...
-Eres tonta -me cortó, dejándome sin palabras.
-Yo...
-Estás aquí por tu propia voluntad, nadie te ha obligado y sin embargo pasas los viernes cuidando de esta mujer. Cometiste un error sí, pero no fue todo culpa tuya, y eres la única persona que ha dado la cara. ¿Por qué iba yo a dejar de hablarte?
Aquello me provocó una inevitable sonrisa. Isaac era algo irritable, pero en el fondo era buena persona y, aunque me costase admitirlo, me caía bien.
-No hace falta que te quedes hasta que me vaya, puedo coger el autobús.
-No tengo prisa -respondió.Pasamos las horas en el hospital, hasta que a las ocho salimos de éste, con la incubadora en brazos, dirigiéndonos hasta su moto. Me subí y condujo hasta mi casa, sin intercambiar palabra durante el trayecto. Al llegar a mi casa bajé de la moto y me acompañó al porche.
-Oye, si quieres, -comencé -puedes venir mañana a casa. Así hacemos lo que teníamos planeado del proyecto para esta tarde.
-Vale, hasta mañana, Liv -se despidió sonriendo, mientras arrancaba su moto y se alejaba por la carretera, dejándome helada en el umbral de la puerta. La única persona que me llamaba Liv era mi madre. Era algo nuestro, familiar. Un apodo que me tranquilizaba en las noches de pesadillas,que me producía alegría al oirlo, haciéndome saber que mi madre había llegado a casa de trabajar. Un pequeño mote cariñoso que no oía desde hace más de un año, y que por alguna extraña razón había sonado especial en boca de Isaac, no molesto, no extraño.Entré en casa y me dirigí a la cocina, donde mi padre retiraba un plato de espaguetis boloñesa de la vitrocerámica.
-Oh, hola Olivia. -saludó al verme -Te he he hecho unos espaguetis para cenar.
-Gracias, papá.
-Estaré en el estudio, tengo que terminar un informe -dijo sonriendo, mientras salía de la cocina.
Me acerqué a la encimera, cogí el plato y me senté en la pequeña isla de la cocina, mientras comía con desgana, con la mente en otra parte. ¿De verdad había confiado en otra. persona para contarle algo tan íntimo como aquella historia? Esta tarde había estallado, liberado los pensamientos que me abrumaban cada día, y hoy era un poco más feliz.Estaba dejando el plato en el lavavajillas cuando una melodía captó mi atención. Era una canción familiar, que había sido protagonista de muchas tardes frías e invernales. Me dejé guiar por aquel ritmo hasta el estudio.
When I find myself in times of trouble
Mother Mary comes to me
Speaking words of wisdom, let it be
And in my hour of darkness
She is standing right in front of me
Speaking words of wisdom, let it be
Esperé en el umbral de la puerta, viendo como mi padre observaba el viejo disco de vinilo de los Beatles dar vueltas en el tocadiscos.
Let it be, let it be
Let it be, let it be
Whisper words of wisdom, let it be
Recuerdos empezaron a venir a mi mente. Mi padre, mi madre y yo cogidos de la mano, dando vueltas al rededor del salón, cantando al son de la música que el tocadiscos nos prestaba, felices.
And when the broken-hearted people
Living in the world agree
There will be an answer, let it be
For though they may be parted
There is still a chance that they will see
There will be an answer, let it be
Mi padre se giró al oirme cantar, y con lágrimas en los ojos se unió a mí en el estribillo.
Let it be, let it be
Let it be, let it be
Yeah, there will be an answer, let it be
Let it be, let it be
Let it be, let it be
Whisper words of wisdom, let it be
Let it be, let it be
Ah, let it be, yeah, let it be
Whisper words of wisdom, let it be
And when the night is cloudy
There is still a light that shines on me
Shine on until tomorrow, let it be
I wake up to the sound of music,
Mother Mary comes to me
Speaking words of wisdom, let it be
Let it be, let it be
Let it be, yeah, let it be
Oh, there will be an answer, let it be
Let it be, let it be
Let it be, yeah, let it be
Whisper words of wisdom, let it be
La canción se acabó y la aguja se separó del disco. Mi padre y yo nos miramos, entonces sonrió y no pude evitar lanzarme a sus brazos, mientras nos fundíamos en un abrazo fraternal, el primero en muchos meses y, esperaba, aquel que empezaría una nueva etapa en nuestra vida, olvidando los males pasados.
ESTÁS LEYENDO
La verdad de soñar ©
Genç KurguTodo el mundo dice que soñar es gratis pero ¿es eso del todo cierto? Romance, problemas, locuras y preguntas inundan las páginas de esta novela. ¿Se encontrará alguna vez la verdad de soñar?