Capítulo: 32

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Jess Williams

Ha pasado una semana después del trágico grito que me atormenta cada noche, no puedo imaginar el dolor de mis padres en este momento.

No me voy a derrumbar, tengo que ser fuerte y salir de aquí. Miro mi pancita, tenía 28 semanas al llegar aquí, ahora tengo 30, nunca me ha crecido mucho, estoy deshidratada por no querer comer nada de la basura que me dan, pero tengo que hacer un esfuerzo por este bebé.

Me imagino a Mad una lágrima se me escapa, ya debe de estar con su bebé y no pude acompañarla.

Las esperanza de rescate se ha ido perdiendo, tengo que ser la heroica de mi propia historia, tengo que buscar la manera de salir de aquí y que me lleven donde las otras chicas.

La puerta de la habitación donde estoy se abre dos mujeres llegaron para bañarme como todos los días, una de edad avanzada y otra joven. La anciana siempre dice que me porte bien, después del baño, nunca puedo hablar con ella porque unos gorilas se quedan detrás de la puerta y el miedo no las deja hablar.

Unos hombre entran seguido de Thomas y un doctor, uno de los hombres hace que las mujeres cierren los ojos, poniéndole de nuevo las vendas y tapones de algodón en los oídos. sacándolas de la habitación.

Todo estos días me he estado portando bien, tengo que ganarme su confianza, después de lo que le hizo a mi hermana vino a visitarme cada maldito día tenía que tragarme todo el deseo de matarlo para poder ganarme su confianza.

Ese tipo es un psicópata, cree que es el padre de mi bebé, mando hacer una prueba de paternidad, la abrió delante de mí, se pudo ver claramente negativo, cuando intenté decir algo me dio una bofetada y salió, al otro día volvió como si nada hubiera pasado a preguntar por su bebé.

Se acerca a mi y pasa sus manos por mi cabello, el asco y desprecio que le tengo no se pueden explicar.

Thomas.— El médico vino a ver el estado de nuestro bebé, ya que no quieres comer, me vas a obligar hacerte daño.

El médico se acerca y me recuesto voluntariamente en la cama, no quiero que vayan a afectar a mi bebé. El médico empieza a ponerme una pasta en la barriga, poner un aparato arriba de la pasta y empiezan a escucharse latido, no puedo contener las lágrimas, eso me da toda la fuerza para salir de aquí, tengo que hacer algo rápido.

Escucho decir al doctor que está con vida, pero que sus latido son débil y está deshidratado.

Thomas.— ya escuchaste amor.

No respondo, pide a todos lo que están en la habitación que salgan, se me acerca y empieza a acariciar mi cara, cuando lo miro me llegan esos pensamientos de matarlo, pero, en cambio, tengo que fingir una sonrisa, al verlo parece un chico inofensivo y dulce su mirada podría engañarte.

Se acerca más a mi y pone sus manos en mi barriga, ya no aguanto más.

—Quita tus asquerosas manos de mí, maldito inválido.

Me golpean en el estómago, lo que me deja sin aliento durante varios minutos.

Thomas.—lleven a esta zorra al sótano con las otras rata, a ver si unos días allá la hacen entrar en razón.

El dolor es cada vez más terrible, no tengo aire, un hombre me lleva esposada por un pasillo que parece nunca terminar, después de un largo camino se detiene en una puerta, la abre y enseguida puedo sentir un olor inimaginable mientras me sostiene pasamos por jaulas donde tiene algunas chicas amarradas como animales, se pegan mordiendo la reja otras parecen no estar con vida, esto es aterrorizarte

El lugar es enorme y oscuro, camina conmigo hasta dejarme en el piso, abre una jaula, pero no me entra en ella, saca a unas chicas que no pueden sostener por si solo y la obligan a apurarse.

Los hombres salen de ahí burlándose y manoseando a esas chicas, al serrar la puerta eso se convierte en algo petrifícate, está lleno de huecos que dejan pasar unos rayos de luz, me arrincono en una pared y se empiezan a escuchar lloros desesperantes.

No puedo hacer nada, estoy asustada de repente, siento una mano en mi hombre, levanto el mental que tenía escondido y lo bajo al ver el rostro de Rosita.

Rosita.— Tranquila..

La miro y le doy un abrazo, rosita era llenita hermosa y voluptuosa, sigue siendo hermosa, pero está tan delgada que apenas la reconozco

— Tú también mantén la calma, tu rescate y la de las de más ya está en marcha.

Rosita.— Aquí mientras menos esperanza tienes es mejor.

—¿Que le harán a esas chicas que se acaban de llevar?

Rosita.— Se las llevan a unos burdeles, tienen que ser el entretenimiento de una banda de capos, abusan tanto sexualmente de ellas que terminan así.

Me señala las jaula donde hay chicas tiradas y algunos cuerpos secos.

—Las demás están muriendo de hambre —continúa,  no las han matado porque están embarazadas y esperan que tenga el bebé para después terminar de matarla.

Yo.— Y qué hacen con las criaturitas?

Rosita.— Son vendida a familias ricachonas, por eso la traen aquí usan su vientre como fuente de negocio y luego las matan.

Yo.—Y  a ti porque te tiene aquí?

me señala su pancita.

—Estoy embarazada, solo me faltan algunas semanas, ya puedes imaginar mi fin.

—No te pasara nada, te voy ayudar.

La esperanza de rescate vuelven a salir, haré todo para salir de aquí y llevarme a esa chica.

Secretos Oscuros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora