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Chuuya y Dazai, el doble negro, se encontraban luchando contra una organización que amenazaba la vida de los ciudadanos de Yokohama.

— Chuuya, corrupción. —

El pelirrojo siguió la órden de Dazai, quitando sus guantes antes de usar su máximo poder. Comenzó a lanzar grandes explosiones de gravedad, a elevar a aquellos subordinados al cielo y escacharlos allí, como si de una cáscara se tratara.

Solo quedaba el líder, Chuuya lo mató atravesando su puño en el pecho de aquel dictador. Después de eso Dazai anuló la habilidad de Chuuya, haciendo a este perder el equilibrio y fuerzas.

— Bien hecho Chuuya. —

— Tsk, siempre lo hago bien imbécil. —

Ambos se dedicaron una sonrisa mutua de victoria, pero antes de que Dazai pudiera reaccionar, un moribundo golpeó a Chuuya en la cabeza con una gran roca, haciendo a este quedar insconciente.

— ¡Chuuya! — Dazai atacó al moribundo rompiendo el cuello de este, después de encargarse de él, fue a ver el estado de Chuuya.

— ¿Chuuya? —

El pelirrojo estaba insconciente, Dazai lo notó al ver que no reaccionaba a ningún movimiento o llamado. No podía dejarlo allí como normalmente hace, no sabe la gravedad de las heridas del mafioso y decidió llevarlo con Yosano. Cargó a Chuuya en su espalda y soltando un suspiro se dirigió a la consulta de aquella tenebrosa doctora.

— Mira lo que me haces hacer Chibi. —

Una vez en la consulta de Yosano, se empezó un análisis, puesto que Chuuya no despertaba hacía ya una hora. La doctora supuso que el golpe había sido demasiado fuerte sumando el estado en el que estaba el pelirrojo. Después de los exámenes Yosano habló.

— Hay posibilidades de que despierte con Amnesia, Dazai. —

— No me jodas, ¿que le digo entonces a Kouyou? Me va a matar —

— Es un 50%, lo jodido de la Amnesia es que no se puede calcular bien cuanto durará, y además aún no puedo saber que tipo es ya que no ha despertado — la doctora soltó un suspiro algo estresada, odiaba estos casos, aunque no eran tan comunes — Lo bueno sería que normalmente la Amnesia solo duraría unos días, pero viendo lo grave que fue el golpe no sabría decirte si será así. —

— No continúes por favor, suficientes noticias. —

Justo después de decir esto, Chuuya despertó, abriendo sus ojos poco a poco, examinando aquella sala blanca y brillante. Una vez aclarada su mirada, giró su cabeza hacia Dazai y Yosano, que se encontraban hablando sobre otros casos recientes que habían pasado.

Un quejido de Chuuya los sacó de esa conversación y dedicaron su atención al pelirrojo que ahora intentaba levantarse a lo callado.

— Hey, no te levantes. Aún estás débil, espera que te ayude. — dijo la doctora.

Yosano ayudó a sentarse a Chuuya, reposando la espalda de este en el respaldar de la camilla.

— Chibi~~ ¡Al fin despiertas! —

— ¿Quién eres? No, más bien, ¿quienes sois? —

Yosano y Dazai se miraron sorprendidos.

— Nakahara Chuuya si esto es una broma no hace gracia. — dijo con esperanzas la doctora.

— Si fuera una broma lo habría notado, Chuuya es un muy mal mentiroso. — dijo Dazai dando por hecho que el pelirrojo no fingía.

— Le haré otros análisis, tú hazle preguntas. —

Yosano fue a otra sala a parte para ir por sus apuntes y preparar las cosas necesarias para hacer el examen.

— Oye Chuuya, ¿sabes quién eres? —

— Sí, soy Nakahara Chuuya, ¿quién carajos eres tú? —

— Dazai Osamu, ¿me recuerdas Chibi? —

— Osamu... no te recuerdo. —

Dazai abrió sus ojos sorprendido, ¿cómo no lo va a recordar? ¿cuánta memoria ha perdido? Más vale que esto sea temporal.

— ¡Yosanooo! ¡¡Chuuya no me recuerdaaa!! — dijo elevando la voz.

— ¡¿Qué!? ¿¡Pero vosotros no os conocisteis a los 15!? Esto es malo. —

— Si no se acuerda de mi no se acordará de la Mafia tampoco. —

— Mmh, preguntale más cosas, ya casi tengo esto listo. —

— Okeyy... —

Después de un silencio donde solo se oían suspiros del castaño, Chuuya decidió interrumpir.

— Y dime, Osamu, ¿dónde estoy y por qué estoy aquí? —

¿Le acaba de llamar Osamu? Dazai decidió dejar pasar eso, puesto que tampoco le incomodaba.

— Estás en una sala médica yyyy estás aquí porque recibiste un golpe en la cabeza y por eso no recuerdas nada. —

Chuuya se quedó procesando unos segundos en silencio.

— Que pereza. — dijo el pelirrojo.

— Pereza la mía si me mandan a cuidarte. —

— No hace falta que me cuides, lo puedo hacer yo solo. —

— ¿Ah sí? ¿Dónde vives, Chuuya? —

— ... —

El pelirrojo apartó la mirada avergonzado, haciendo a Dazai soltar una risa algo ruidosa.

Recuerdame, ChuuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora