— ¿Entonces Osamu me cuidará? — preguntó Chuuya, dedicando una mirada al castaño — No lo conozco pero no tiene cara de saber cuidar a alguien. —
Dazai hizo su típica mueca de víctima, llevando su mano a su pecho, retrocediendo bruscamente y poniendo una expresión dolida en su rostro.
— Si Dazai no te cuida bien puedes decírmelo. — dijo Fukuzawa, indirectamente mandando una amenaza al castaño — Puesto que no tenemos ropa aquí, usarás el abrigo de Dazai hasta llegar a su casa, él te comprará ropa luego. —
— Pero no tengo din- — Fukuzawa cortó la réplica del castaño con un simple "es una órden".
Dazai ofreció su abrigo a Chuuya, quien se lo puso sin quejarse. Le quedaba enorme, se tropezaba seguido con él por lo que Dazai tuvo que cargar a Chuuya todo el camino.
— Ni para caminar sirves. — molestaba Dazai a Chuuya.
— ¡¿HAH!? ¡¡MALDITA MOMIA TE VOY A MATAR!! —
— ¡Incluso perdiendo la memoria me llamas momia! —
— ¡¡Lo eres!! —
— SUFICIENTE. — Dazai metió a Chuuya a el coche de Kunikida a través de la ventana, limpió sus manos dando pequeños golpes una a la otra y se metió dentro. En el asiento del conductor donde Chuuya no alcanzaría a pegarle.
— Ponte el cinturón Chuuya, ¿o ni de eso te acuerdas? —
— ¡¡NO SOY TAN INÚTIL!! —
Chuuya enfadado se colocó en el asiento, poniéndose el cinturón esperando a que el rubio al volante arrancara.
— ¡Dazai! ¡¡No debes reirte ni hacer chistes de una enfermedad tan grave como esta!! —
En conclusión Kunikida había regañado a Dazai todo el viaje mientras que Chuuya acompañaba los regaños con algunos "¡ESO!", "Toma" y "Exacto".
Una vez llegaron a la casa de Dazai, Chuuya bajó de vehículo, intentando llegar a la acera sin caer al suelo. Dazai abrió la puerta y salió de ella, aspirando todo el aire que había allí y soltando un largo suspiro.
— ¡Adiós Kunikida! — seguido de esto cerró la puerta bruscamente, dirigiendose a tomar en brazos a Chuuya para no tardar una eternidad en llegar a la puerta.
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— ¡Bienvenido a tu nuevo hogar Chuuya! —
— Ni que fuera un perro, bastardo. —
— Oh si lo eres, eres mi perro, para que te vayas acordando. —
Chuuya maldició en lo bajo y dando un chasquido con su lengua se dignó a explorar aquella sucia y descuidada casa.
— Madre mía, ¿tu limpias? — dijo asqueado el pelirrojo.
— Eso me ofende Chuuya. —
Había polvo por todas partes, con suerte las ventanas ventilaban el lugar y se podía respirar bien.
Chuuya comenzó a ordenar cosas que habían en el suelo mientras que Dazai aprovechó que Chuuya iba a limpiar para acomodarse y dormir una siesta.
El pelirrojo se dio cuenta de eso pero poco le importó, continuó limpiando hasta dejar la casa impecable, ahora si daba gusto estar ahí. Al ver que Dazai seguía durmiendo y él tenia hambre y frío, decidió despertarlo.
— Osamu. —
Dazai no respondía.
— ¡OSAMU! —
Dazai respondió del susto por aquel chillido. Una vez que supo que Chuuya le había despertado a propósito puso una mueca de enfado.
— ¿Qué quieres Chuuya? — dijo con un tono cansado.
— Comida y ropa. —
— Cocina, nevera, cuarto, armario. — seguido de esto se acomodó otra vez para seguir su siesta.
— Tsk. —
Chuuya fue primero a vestirse, pero al abrir el armario nada le convencía del todo. Se desnudó primero el torso para ponerse una camisa azul vaquero, era suave y le quedaba increíblemente grande; desnudó su parte baja para probarse un pantalón de tela suave, lamentablemente se le caía por lo que tuvo que quedar en ropa interior; nada preocupante puesto que la camisa llegaba a taparle algo se su parte baja.
Una vez que llegó a la cocina, buscó algo en la nevera pero solo había agua, cerveza, condimentos, salsas y unos huevos. Al no quedarle otra decidió hacer huevos fritos.
Buscó el aceite en los cajones hasta al fin dar con él. Preparó el sartén e hizo su cena.
Chuuya una vez terminó de comer lavó el plato que usó y los cubiertos. No era la mejor comida pero al menos sació su apetito.
El pelirrojo se aburría asi que fue a ver la televisión, tal vez había algo interesante.Prendió la televisión pero el volumen resultó estar demasiado alto, haciendo despertar a Dazai.
— AAAAAAAGGHH, ¡¡CHUUYA!! —
— ¿¡POR QUÉ ESTÁ TAN ALTO!? — dijo el pelirrojo replicando a Dazai.
— ¡UN DÍA TUVE QUE AULLENTAR UN MAPACHE! — dijo Dazai justificando el escándalo, al ver que Chuuya no bajaba el volumen gritó — PERO BAJA EL VOLUMEN, CHUUYA —
Al rato de darse cuenta, el pelirrojo estaba tapando sus oídos, con una muestra de irritación y dolor en su rostro. Dazai recordó que Chuuya siempre fue sensible a sonidos fuertes.
El castaño se levantó para bajar el volumen hasta un sonido apenas audible. Chuuya relajó su rostro y destapó sus oídos poco a poco.
— ¿Estás bien, Chuuya? — Dazai siempre tuvo cuidado con los tímpanos del pelirrojo, eran tan sensibles que un sonido fuerte durante mucho tiempo podría causarle sordera.
— Me duelen los oídos. — se quejó Chuuya.
— ¿Pero puedes escuchar bien? —
— Sí, eso creo. —
— ¡Perfecto! ¿Verás la televisión aún? —
— Ni de broma, me duelen horrible los oídos, Dios. — dijo quejándose haciendo sonidos de dolor con la lengua.
Dazai soltó un suspiro y fue por unas gotas para el dolor auditivo.
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Recuerdame, Chuuya
FanfictionEl joven mafioso, Nakahara Chuuya, sufre un grave ataque que le provoca una fuerte pérdida de memoria. Mori, el jefe de la mafia y Fukuzawa, el jefe de la agencia, le encargan a Dazai hacer que Chuuya recupere su memoria y que de paso le prepare par...