— Media hora para vestirte Chuuya. ¡MEDIA HORA! Te dije que teníamos que estar ahí a las 12 pero noooo. ¡AHORA SON LAS 12:36 Y AÚN NO LLEGAMOS! — decía Dazai continuando su paso acelerado.
— ¡¿Quieres dejar de gritarme imbécil de mierda!? Para empezar fue tu culpa por decirme tarde. —
— Claaaro. Ahora culpame Señorito tardo en vestirme 30 minutos. —
— ¡CÁLLATE! — dijo irritado Chuuya.
— Callame. —
El pelirrojo golpeó la cara de Dazai, tirándole al suelo al instante.
— Callado. — dejó al moribundo Dazai ahí tirado y siguió su camino a la sede de la Mafia.
[. . .]
El pelirrojo tocó el timbre de la puerta esperando que alguien viniera a abrirla desde dentro. Pero para su sorpresa se abrió automáticamente.
Chuuya entró a la sede a paso lento y desconfiado. El ambiente allí era muy triste y tétrico. Habían subordinados heridos, otros en camillas esperando ser atendidos y una pila de ataúdes en una esquina. A saber si dentro habían cadáveres o no.
— ¡Chuuya! — la voz de Dazai sonó detrás de la puerta de cristal. — ¡Ábreme la puerta, yo no pues entrar! —
— ¿Por qué no, eh? —
— ¡Tu huella dactilar está vinculada en el timbre. ¡No la mía! —
Chuuya recordó aquél sistema de seguridad y, molesto, fue a abrirle la puerta al más alto.
Dazai señaló un pasillo. — Por ahí, sigueme. —
Ambos empezaron a caminar a través de esos vacíos pasillos llenos de eco. Sus pasos rebotaban en las salas. Se sentía como si estuvieran en un hospital.
— Esto parece una enfermería más que una Mafia. —
— Estoy de acuerdo. Pero mejor no le digas eso a tus superiores. —
Chuuya anotó eso en su cabeza para no cometer ningún error.
Llegaron a una puerta exageradamente ancha. Era de color plata y sus pomos eran de oro. Dazai agarró uno de ellos y tiró de él.
La puerta se abrió. Dazai le hizo un gesto a Chuuya para que entrara y este cedió. Al entrar vio un arsenal lleno de bombas, armas y munición. También vio hombre de negro, que hicieron una reverencia al reconocer a Chuuya.
— Señor. — gritaron todos al unísono
— Woah, Chuuya les tienes comiendo de la mano. —
— ¡Cállate imbécil! ¡Son mis subordinados! ¡¿Qué esperas!? — dijo sonriendo orgulloso de ver que había logrado ese respeto y lealtad por parte de aquellas personas de rango medio.
Siguió caminando dentro de aquella sala y llegó a un lugar donde se encontraban Akutagawa, Tachihara, Hirotsu y Kajii.
Hirotsu notó su presencia y volteó.
— ¡Oh! ¡Chuuya! — dijo sorprendido. — Bienvenido seas. — se levantó de la silla e hizo una leve reverencia.
Tachihara y los demás se dieron la vuelta confusos. Vieron a Chuuya y se levantaron rápidamente para hacer una reverencia.
— Hey, no hace falta que hagáis eso... Después de todo lo que me han contado somos amigos. —
Kajii se sintió halagado y, con una lágrima teatral en sus ojos, dijo alegremente. — ¡Chuuya nos considera amigos! Después de habernos mandado a la mierda tanto tiempo... ¿Esto es un sueño? —
— Chuuya que les has hecho para que se alegren así. —
— Tu cállate. —
Dazai recordó el puñetazo de antes que, por cierto, aún le dolía lo suyo, y decidió callarse.
— Chuuya, según lo que Dazai nos dijo viniste a tener alguna charla con nosotros. ¿Es así? —
— Hm. — tarareó asintiendo.
— !Entonces unete aquí con nosotros! — dijo alegre y chillón Kajii.
Akutagawa solo soltó una leve tos mientras que los demás miraban a Chuuya mostrando una sonrisa confortante.
Chuuya también sonrió y se dirigió a la mesa donde estaban sentados los demás. Se sentó y empezaron a charlar.
[. . .]
— Y... ¿cómo fue Chuuya? —
— Sinceramente, mejor de lo que esperaba. —
— Ya veo. —
Chuuya se veía feliz después de hablar con sus compañeros. Eso hizo sentir a Dazai que él no era tan especial para Chuuya después de todo y, que, solo era un parásito que le había hecho daño todo el tiempo que estuvo junto a él. Pero esa era su naturaleza.
Dazai elevó su mirada, viendo el cielo oscuro, iluminado levemente por las estrellas y la Luna. Las nubes se veían tan lindas y esponjosas. Era un paisaje hermoso.
— Oye Chuuya. —
— ¿Qué? — respondió casi al instante Chuuya.
— ¿Qué significado tienen para ti los ojos de las personas? —
— ¿Hah? Para mí solo son ojos. —
— Mmh... — tarareó como respuesta.
El pelirrojo al notar la decepción por la respuesta que le dio, preguntó.
— ¿Para ti que significan? —
— Los ojos son joyas únicas que marcan la personalidad y vida de una persona. Unos ojos sin luz pertenecen a una persona muerta y unos ojos brillantes y con luz a una persona viva. Los ojos son la verdadera belleza humana. Cada ojo me dice cómo es la persona que los porta. Sus sentimientos e inseguridades. —
— Tsk... qué poético te pones aveces. — Chuuya volteó su mirada y siguió mirando al frente mientras no detenía su caminata.
"¿Por eso será tan buen manipulador?"
Esa pregunta viajó por la mente de Chuuya todo el día.
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Recuerdame, Chuuya
FanfictionEl joven mafioso, Nakahara Chuuya, sufre un grave ataque que le provoca una fuerte pérdida de memoria. Mori, el jefe de la mafia y Fukuzawa, el jefe de la agencia, le encargan a Dazai hacer que Chuuya recupere su memoria y que de paso le prepare par...