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Había llegado el día. Era 29 de abril, el cumpleaños de Chuuya y, además, el festival de la Luna roja.

Eran las 19:35p.m. Dazai se había puesto su kimono azul y su máscara kitsune, tal y como había planeado. Debido a que aún faltaba media hora para que el evento empezara y encontrarse con Chuuya, se sentó en el sofá a ver si había alguna novedad en la televisión.

"Hoy es el magnífico festival en la ciudad de Yokohama llamado “Luna roja”. Un día único cada cuantos años donde los japoneses y extranjeros de la zona pueden ver un maravilloso fenómeno natural."

Justo cuando Dazai iba a cambiar de canal, ya que ya sabia de esa información, la reportera habló.

"Les mandamos fuerzas a aquellas personas que vayan a seguir el dicho de declararse bajo la Luna roja. Una tradición romántica y que mayormente trae felicidad a la futura pareja. Ánimo."

La gente hoy estaba de muy buen humor al parecer. La belleza natural saca el lado bueno de las personas. Cambió de canal hasta encontrar uno donde había una película de gatitos. Miró la hora y pensó en ver 10 minutos esa película, ¿qué podría pasar?

Al final Dazai se había quedado viendo la película 20 minutos, por lo que ya eran las 19:55p.m. Al notar la hora que era y que solo le quedaban 5 minutos para llegar puntual. Se levantó lo más rápido que pudo y se fue corriendo hacia el festival.

[. . .]

Dazai logró llegar, no fue puntual pero llegó. Chuuya ya estaba ahí justo como él lo esperaba. El pelirrojo puso una cara graciosa al ver que a Dazai le faltaba la respiración por haber corrido tanto y que el kimono que el castaño portaba se le había bajado, dejando los hombros de este al descubierto.

— ¿Te quedaste dormido o algo? —

— Me quedé viendo una película de gatitos... —

Chuuya no pudo aguantar la risa y se burló allí mismo. Al terminar de reírse le colocó a Dazai el kimono y le tomó de la mano, para que no se separaran debido a la multitud que había. Antes de que Chuuya les adentrara donde estaban todas las personas y puestos. Dazai le paró y dijo.

— ¡Stopp! —

— ¿Hah? —

— Ven Chuuya, tengo un lugar único y bello donde ver la Luna. —

Chuuya, curioso, aceptó ir con él, pero con la condición de que le comprara una manzana encaramelada primero.

Dazai llevaba a Chuuya a través de una colina lleno de árboles y una oscuridad relajante apoderándose del lugar.

Chuuya miró la hora de su reloj y vio que solo quedaban 2 minutos para la Luna roja. Aunque no se notara, Chuuya quería que Dazai se declarara ahí, ya que él no pensaba dar ese primer paso. Sólo con imaginar la escena a Chuuya le vino un pequeño sonrojo en sus mejillas y, para volver a su tono normal, volvió a comer la manzana.

— Llegamos, Chuuya —

El mencionado elevó su mirada y vio la Luna, aún blanca. La feria y puestos de comercio estaban debajo y se podía ver la ciudad completamente iluminada de naranja y colores típicos de un arcoiris.

— A que es bonito, ¿eh? — dijo el castaño presumiendo que encontró el mejor sitio alejado de la masa de gente que había en la feria. "Además así es más romántico..." eso pasó por su mente, halagandose a sí mismo.

— Es perfecto. — respondió Chuuya. Giró su cabeza mirando a Dazai y le dedicó una agradable sonrisa que, por cierto, Dazai correspondió.

El pelirrojo volvió a mirar su reloj y vio que ya habían pasado los 2 minutos.

— ¡Chuuya, mira! ¡La Luna! —

El pelirrojo miró hacia el frente y vio la maravillosa Luna Roja. Era simplemente hermosa, magnífica y pacífica.

Dazai contempló la tranquilidad y alegría de Chuuya y asumió que era el momento. Agarró las manos de Chuuya haciendo que este le diera toda la atención del momento y, también, haciéndolo sonrojar.

El castaño pegó su frente junto a la del pelirrojo y dio un leve suspiro. ¿Qué se decía en una situación así? Ah, ya.

— Chuuya... te... — La breve pausa que hizo Dazai en ese momento hizo a Chuuya sonrojarse y emocionarse a un nivel de que su cuerpo se calentara de la tención del momento. — te amo. — En ese momento Dazai juntó sus labios con los de Chuuya. Un beso dulce y sincero era lo único que pensaban. Ahí Chuuya recordó a Dazai, sus momentos felices y malos juntos, el daño que le había hecho; pero poco le importó. Dazai le había enseñado que ahora era una nueva persona y que no pretendía volver a hacerle daño.

Correspondió el beso del castaño y, cuando les faltaba la respiración, separaron sus cabezas, dándose una sonrisa tímida pero feliz.

Volvieron a llenarse a suaves y cariñosos besos y así pudieron haber durado toda la hora si no les hubiera interrumpido un mapache entrometido.

— ¿Un mapache? — preguntó Chuuya, ya que en esa zona no deberían haber animales tan grandes como un mapache.

— Creo que es el mapache del novio de Ranpo... —

— ¡¿RANPO TIENE NOVIO?! —

— ¿Te enteras ahora, Chibi? —

— Tienes muchas cosas que contarme, Osamu. —

Dazai soltó una leve risa y asintió.

— ¿Quieres ir a las atracciones Chuuya? De paso buscamos a Poe y le decimos que vimos a su mapache en la colina—

— Buena idea... Vamos —

Dazai cogió la mano de Chuuya preparado para ise, pero en ese momento los fuegos artificiales se lanzaron y el cielo se iluminó de bellos colores arcoiris y chispas de amor y felicidad. La pareja se quedó contemplando los fuegos y, sin dedicarse una palabra o mirada, Dazai envolvió a Chuuya entre sus brazos mientras este apoyaba su cabeza en el pecho del castaño y, con sus manos, terminaba de comer su manzana encaramelada.

Historia terminada.

— Meredith.

Recuerden seguirme para más historias del soukoku y, posiblemente, otros ships de bsd. Tengo muchas ideas y proyectos con ellos para hacer. Dentro de nada lanzaré uno nuevo.

Intentaré sacar un extra de este fanfic para satisfacer a los que tengan ganas de más.

Recuerdame, ChuuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora