El doble negro ya se había vestido y, ahora mismo, solo querían dormir después de tal cansado día lleno de torpezas. Por culpa de Dazai, eso siempre seria aclarado por Chuuya.
— Ahh... — suspiró Dazai que, a la vez, se tiró en la cama estirando sus brazos y piernas en ella. —Mi mejor amiga... — se dio la vuelta y se dispuso a acariciar el colchón.
— ¿Siempre fuiste así de raro? — dijo Chuuya mientras se sentaba en el borde de la cama y se preparaba para dormir.
Dazai soltó una carcajada graciosa. — Digamos que si recordaras todo de mí, me odiarías. —
Aquello dejó con la duda a Chuuya. — ¿Qué podría hacerme odiarte? No has sido tan malo después de todo. —
Dazai sonrió nostálgico, recordando todo el daño que le había causado a Chuuya años atrás. Y ahora lo tenía ahí, un Chuuya sin recuerdos, un Chuuya sin heridas en su corazón, alguien feliz.
— Oye, Osamu, ¿por qué tengo tantas cicatricez en mi cuerpo? Sé que trabajo en la mafia pero.. ¿cómo me las hice? —
Aquello le dolió en el alma a Dazai, pero recordó la frase que Mori le había dicho tiempo atrás: “Prepáralo para la cruda realidad en la Mafia”. Suspiró y empezó a contar.
Dazai levantó la camisa del pelirrojo y señaló una cicatriz. Era la que más tiempo llevaba y la más cercana a desaparecer.
— Esa que ves ahí, fue por una puñalada de una de las personas en las que más confiabas. —
Las pupilas de Chuuya se dilataron. Recordó aquél día, recordó lo traicionado y vacío que se sintió, recordó a aquél misterioso chico que le recogió con muchos hombres de negro detrás suyo.
— Shirase... — dijo Chuuya nostálgico.
Miró a Dazai con unos ojos de un cachorro perdido. Buscando los brazos del castaño, se acercó gateando encima del colchón a él y le abrazó lentamente.
Dazai correspondió el abrazo, acarició el pelo de Chuuya y lo tumbó en la cama.
— No le des muchas vueltas. Pasó hace años, aunque siga doliendo, es algo que no se puede evitar. — mientras decía eso Dazai se tumbó también en el colchón y cerró sus ojos, dispuesto a dormir.
Ahí, en ese mismo lugar, Chuuya entendió lo ajeno que era Dazai a lidiar o aconsejar a otros. A Dazai se le daba bien ayudar y dar apoyo en estos momentos, pero, algo le hacía preferir evadirlo.
El pelirrojo imitó el acto de Dazai y cerró sus ojos, se giró dándole la espalda a Dazai y se dispuso a dormir algo decepcionado.
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Chuuya bostezó mientras se estiraba. Levantó su espalda y después de un rato se dio cuenta de que había un olor peculiar. El olor se le hacía conocido por algún motivo. Se levantó de la cama y fue olfatendo ese olor. Llegó a la cocina y se dio cuenta que Dazai se encontraba cocinando tortitas.
— ¿Quieres tortitas, Chibi? — dijo guiñando un ojo Dazai.
— Desde cuando sabes cocinar. —
— Hoy amanecí con ganas de hacerte yo a ti el desayuno. Después de todo esta comida es especial. Años atrás la comiste y esta será la segunda vez en tu vida que la comas.— dijo Dazai concentrando su mirada a la tortita.
— Tiene buen olor... — Chuuya poco más se ponía a babear allí mismo. Le cuesta admitirlo pero si Dazai le pone empeño a algo le sale genial.
Dazai se rio sintiéndose halagado por la reacción del pelirrojo.
— Sientate y pon los cubiertos, Chuuuyaaa, ahora mismo las serviré. — dijo con un ánimo extraño de ver por la mañana, mientras hacía una mueca orgullosa.
Chuuya siguió la órden. Cogió los cubiertos y fue a colocarlos en la mesa. Mientras Dazai ponía las tortitas en los platos y les añadía caramelo líquido.
Aunque no lo parezca, Dazai había planeado todo, ya que en mitad de la noche recordó que Chuuya solo había comido tortitas con él. Una comida especial para alguien especial.
Cogió ambos platos y fue a la mesa a servirlos.
— ¡¡The food is readyyy~~~!! —
— ¿Además de cocinero te levantaste bilingüe? — dijo Chuuya soltando una pequeña risa.
— Yeeess siiirr — seguido de esto hizo una reverencia juguetona.
— Sientate anda. — dijo sonriente Chuuya.
Dazai asintió y, al fin, se sentó en la silla y comenzó a devorar las tortitas. Chuuya miró aquella escena impresionado, ¿tanta hambre tenía?
— Si tenías hambre podrías haber comido y no andarte con rodeos. —
— Una buena comida no es buena sin humor Chuuya~~ —
Chuuya miró extrañado al castaño, pero decidió pasar de él y disfrutar la comida. Partió el primer trozo de la tortita y recordó aquél día.
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|— ¡¡Chuuyaa!! Pasame el caramelo líquido quieress. —
— Mira que eres pesado. ¡Ya voy! —
— ¡Así me gusta! Perro obediente perro fiel. —
— Ese dicho ni siquiera existe. Hasta con la comida haces chistes dices cosas sin sentido. —
— ¡JAJJA! Ay mi querido Chuuya... ¡Una buena comida no es buena sin humor!
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|— ¿Chuuya? — decía Dazai algo confundido puesto que Chuuya llevaba mirando a la nada unos 2 minutos aproximados.
— E- ... ¿Eh? ¿¡EH!? —
— Veo que ya volviste al mundo real... — dijo bromeando Dazai, volviendo a comer su rica tortita.
— Osamu... recordé algo más. —
Dazai miró a Chuuya sin levantar la cabeza y dijo con la boca llena. — ¿Sí? Dime que recordaste. —
— Estaba con el chico de cara borrosa, comiendo tortitas, casualmente dijo la misma frase que tú. — decía Chuuya pensativo, por algún motivo esto le parecía un rompecabezas.
— Ese chico debe ser guapísimo. — dijo Dazai halagandose a sí mismo aprovechando que Chuuya no sabe que es él.
— La verdad si era lindo. —
La cara de Dazai se puso pálida y escupió la comida que tenía en su boca de la impresión.
— ¡¿AH!? IMBÉCIL ME HAS ENSUCIADO. —
— ¡FUE TU CULPA! —
— ¡¿EH!? TE VOY A MATAR CABALLA AZUL. —
Chuuya acabó persiguiendo a Dazai por toda la casa y, una vez que lo pilló, le dio una golpiza y volvió a la mesa a comerse sus tortitas todavía enfadado.

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Recuerdame, Chuuya
FanfictionEl joven mafioso, Nakahara Chuuya, sufre un grave ataque que le provoca una fuerte pérdida de memoria. Mori, el jefe de la mafia y Fukuzawa, el jefe de la agencia, le encargan a Dazai hacer que Chuuya recupere su memoria y que de paso le prepare par...