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Para que os hagáis una idea de como será el atuendo de Dazai aquí (ya que no sé describir correctamente). En el banner del capítulo está la referencia.
Gracias por leer.
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Dazai había cogido dinero que supuestamente estaba ahorrando. Pero qué más da, es para una buena causa.
Salió de su piso con los ánimos bien subidos y se dirigió a una tienda donde solía comprar su ropa habitual.
Una vez entró en aquella tienda pasó su mirada por todas partes hasta encontrar la sección de los kimonos. Al no verla a primera vista se metió más en la tienda, pero al parecer la habían quitado y sustituido por una de sombreros. Seguro que a Chuuya le gustaría eso pero en esta ocasión no ayudaba.
Dazai salió de la tienda decepcionado y suspiró. ¿Qué puede hacer ahora? Miró alrededor pero las demás tiendas no tenían kimonos o eran de comida extranjera. Al final acabó recurriendo a su última opción. Marcó un número en su teléfono.
- ¿Aló? - dijo cierta doctora al otro lado del teléfono.
- Esto... Yosano... -
- ¿Ehhh? ¿Dazai? Vaya vaya... ¿qué te hace llamarme? ¿Algo roto? ¿Un ataque terrorista con heridos? ~ -
- No por favor. - suspiró y continuó. - ¿Sabes de alguna tienda que venda kimonos?... -
Que vergüenza y pena ajena daba aquello. Dazai quería que la tierra le tragase allí y ahora.
- ¿Acaso irás al festival de la Luna roja con alguien? -
- ¿PUEDES DECIRME ALGUNA TIENDA O NO? - insistió el castaño.
- Claro que puedo. ¿Sabes la calle por la que compro los dulces de Ranpo? -
- Sí. -
- Pues en esa misma calle hay una tienda con kimonos para hombres. Se llamaba "Japan Culture" -
- ¿La creó algún extranjero? -
- Seguramente. -
Ambos rieron por eso. Dazai agradeció y colgó antes de que Yosano insistiera en el por qué del kimono. Ahora sí, se fue a buscar aquella tienda lo más rápido que pudo.
[. . .]
Dazai llegó a la tienda y se adentró allí. Había mucha gente, seguramente también irían a ver la Luna roja, la mayoría eran extranjeros así que con más razón irían.
El castaño buscó entre los kimonos que habían hasta dar con uno que le llamaba la atención por su familiar color azul. Lo primero que pensó fue en los ojos de Chuuya y lo compró de una.
- ¿Algo más señorito? - dijo la dependienta de forma coqueta.
Dazai estaba al borde de pedirle un doble suicidio pero recordó que si quería salir con Chuuya o al menos declararsele debía dejar de coquetear con otras personas. Suspiró apenado por la oportunidad que había perdido pero se fue feliz con su kimono al que bautizaremos como... "Misión azul."
Añadimos que Dazai también había comprado una máscara Kitsune ya que se enamoró de ella a primera vista. No pensaba tapar su cara con ella por ahora, solo la usaría de decoración poniéndola en el lado izquierdo de su cara.
Por ahora todo iba bien. Dazai había llegado a su apartamento y había preparado la ropa y vendas limpias únicamente para ese día. Miró el calendario y suspiró al ver lo mucho que se había adelantado.Apenas había pasado un día desde que Chuuya se había ido y para él habían sido como mil semanas.
Era tarde y decidió irse a dormir después de beber y comer algo.
Preparó unas patas de cangrejo que había en el congelador. Pero recordó que no sabía cocinar casi nada.
Que injusto, él quería cenar patas de cangrejo. Su rica comida favorita... Pero no se rendirá tan fácilmente. Cogió la caja y se fue en dirección a la casa de Chuuya, con intención de que le cocinara y, si se atrevía, invitarle a la Luna roja.
[. . .]
El timbre sonó y un pelirrojo algo molesto fue a abrir la puerta.
Levantó su cabeza y chocó miradas con Dazai.- ¿Qué quieres? -
Dazai puso la caja frente los ojos de Chuuya y, con una mirada de perrito callejero, le suplicó que las cocinara ya que él no sabía.
- ¡Ugh! Mira que eres inútil. Pasa imbécil. -
Dazai entró en la casa feliz mientras se acomodaba en la mesa esperando a sus patitas de cangrejo.
Se llevó algún que otro puñetazo cuando se ponía a golpear los cubiertos en la mesa exigiendo su comida, pero logró saciar su hambre y eso era lo importante.
- Ah... delicioso. -
- Que sería de ti sin mi, Osamu. - Chuuya recogió el plato del castaño pero antes de irse a dejarlo en el fregadero Dazai le interrumpió.
- Oye Chuuya. -
- ¿Hm? -
- Ven el día de tu cumpleaños a ver la Luna roja conmigo. - casi parecía una orden.
- Es buena idea... Bien, iré. -
"Fue más fácil de lo que pensé" se dijo a sí mismo Dazai. Se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta para marcharse.
- ¡¿HAH!? ¿SÓLO VIENES A QUE TE COCINE? ¡Que descarado eres, maldita caballa...! -
- Nos vemos Chuu~~ - seguido de esto Dazai cerró la puerta y se fue dando leves pero notables saltitos de alegría.
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Recuerdame, Chuuya
أدب الهواةEl joven mafioso, Nakahara Chuuya, sufre un grave ataque que le provoca una fuerte pérdida de memoria. Mori, el jefe de la mafia y Fukuzawa, el jefe de la agencia, le encargan a Dazai hacer que Chuuya recupere su memoria y que de paso le prepare par...