Capitulo VIII

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Capitulo VIII

Aún no sé cuál es la habitación, me siento completamente desorientada, no que se que debo hacer, que debo decir ante él. Estamos en la habitación 1203, Marie abre la puerta —Espera aquí—me ordena en tono amable, yo asiento con la cabeza —Vuelvo en unos minutos, siéntate en aquella silla—señala una silla que se encuentra en el rincón— no me tardo, cuando salga te voy a llevar con él para que lo conozcas.

—Está bien.— La verdad que nada está bien, me siento como si no perteneciera a este lugar, aunque todos me han tratado de maravilla, pero siento que solo lo hacen por quedar bien, y ahora no se porque quiero correr e irme a llorar con mi abuela, quiero estar con mi abuela, quiero estar en casa. Se que he soñado con ese chico, y se que en mis sueños él siempre me trató bien, pero un sueño no es la realidad, y tal vez él no sea la persona que conocí en mis sueños.

Sin darme cuenta Marie sale de la habitación—Vamos.

—Chris, ella es Clara— al vernos llegar el alza la mirada, sus ojos son tan lindos como en mis sueños, tiene el cabello un poco largo y desordenado, no tiene bigote ni barba, recuerdo cuando estaba en coma él lucia tan atractivo, pero despierto es otra cosa, él es muy guapo, alto, de buena forma y buen cuerpo— es estudiante de medicina en la universidad del hospital, vas a estar a cargo de ella, ella por su parte, te va ayudar en lo que necesites en tu recuperación y después de la recuperación, espero que se lleven bien.

—Bien, pues mucho gusto, me llamo Chris Ricci—me extiende su mano, me siento dudosa de estrecharla—anda salúdame, no muerdo.—la tomo y una pequeña risita sale de mí, él me examina el rostro—¿Nos conocemos de algún lado?

—No—(solo en mis sueños), digo en tono desanimado.

—¿Enserio?, no se, te me haces conocida de alguna parte, pero no se de donde.

—La verdad que no se de que me habla—no puedo decirle que lo conozco en mis sueños, porque esa no es la forma que él quiere que lo conozca, y además puede que yo no pertenezca a sus sueños. Y si le digo, pensara que soy una especie de lunática, y eso no me gustaría.

Nuestras manos aún siguen unidas, su palma es suave, calientita, se siente tan bien—Está bien, tú ganas, no nos conocemos, pero ten en cuenta que yo jamás olvido una cara, jamás.—Retiro mi mano de la suya.

Marie quien está más incomoda que yo—Bueno, tienes que descansar, te dejamos.

—No, quiero caminar un poco—me voltea a ver—¿Me ayudas Clara?

La verdad que no se si eso estará bien, tengo mucho miedo, este hombre es muy intimidante, volteo a ver a Marie, esperando que ella me salve—Ve—me ordena, así que no tengo otra opción. ¡DIOS DONDE ME VINE A METER!.

—Si, ya voy.—digo tratando de sonar normal (esperando que no note que me estoy muriendo por dentro).

Vamos caminando con una andadera, él es muy alto, más alto que Martín y eso que por ser alto está en el equipo de baloncesto, aunque no tenga ni el más mínimo talento.
Durante todo el camino ni él ni yo hemos dicho nada.

—Así que te llamas Clara— dice tratando de romper el silencio

—Si, a si es

—¿Y no tienes apellidos?—oh rayos, se me olvidó por completo decirlos

—Ahaja, sí—dije en tono apenada, él me muestra una sonrisa de boca cerrada—Me llamo Clara María Bora Fernández—la sonrisa se ha ido de su rostro ¿Acaso mi nombre le recordó a alguien?— ¿Pasa algo?—pregunte para saber que le pasaba, él se quedó en modo pensativo.

—No, no pasa nada—afirmó—tu apellido es ¿Bora?

—Sí, de hecho en la escuela lo confundían con Mora, obtuve muchas burlas por ello.—le asegure.

—Me puedes llevar a mi habitación, quiero descansar un rato.

—Si—En mí la pregunta ¿Por que cambio de una actitud linda, amable, hasta incluso coqueta, a una triste y sombría?, no tenía la respuesta, tal vez, se acordó de algo, si, puede ser.

***

Chris

No entiendo que me sucede, siento como si hubiera perdido algo, algo muy valioso, pero no se que es; y luego se reaparece esa muchachita que hubiera pensado que ya no la iba a volver a ver, yo que pensaba  que ya la había sacado de mi vida, pero no, el pasado viene hacia mí, sin que yo lo quiera me persigue.

Luis entra por la puerta, en su rostro se refleja una profunda tristeza ¿Qué le pasa?—Hermano— (es la forma en que nos decimos de cariño, no somos hermanos, pero nos tratamos como si lo fuésemos, aclarando yo no tengo hermanos y él es uno para mí)—tenemos que hablar.—noto el tono serio y melancólico en su voz, 

—¿Qué pasa?

—Los resultados de los estudios que se te realizaron, arrojaron que tienes una severa perdida de la memoria.

—¿QUÉ?, ¿Cuánto tiempo se borro de mi memoria?

—Aproximadamente 5 meses.

—¿Por que se borro?

—Lo ocasionaron los fuertes golpes que te dieron en la cabeza.

—¿Y que pasó en esos cinco meses que se borraron?

—Zoe tu novia, se embarazo, planeaban casarse en el mes pasado pero por tu estado la boda se cancelo, y ella ante tal impresión perdió a bebé.

—¿Como?

—Sí, amigo, tienes que ser muy fuerte por Zoe, ella estaba devastada por la muerte de su hijo, incluso Marie decidió irse a vivir con ella por un tiempo, pero Zoe no lo permitió, dijo que ella lo iba a superar sola, sin ayuda de nadie, yo creo que por eso nunca vino a visitarte.

—¿Y qué ha pasado con mi abuelo?

—Todo sigue igual, nunca mostró interés en tu salud, nunca te vino a ver, creo que para él daría lo mismo si vivías o morías, le avisamos de cuando despertaste pero no ha venido, dijo que estaba ocupado.

—¿Y cuando voy a salir de aquí, ya no aguanto está cama?

—Mañana mismo te vamos a dar de alta, el director dio la orden de que cuando te recuperes vas a trabajar aquí, mientras te sientas con la libertad de volver a tu vida normal. Amigo no deberías volver a ese lugar, levantamos una denuncia en contra de los tipos que te hicieron esto, el mes pasado los condenaron a cinco años de cárcel, malditos.

No me gusta sentirme solo, aunque lo este, no tengo padres, solo buenos amigos que me apoyan, me cuidan y me orientan. Tengo que ver a Zoe, tengo que ver como está.

—¿Y cómo vas con Marie?

—Igual, ella no deja de llamarme imbécil cada vez que me ve. Sé que no debí romperle de esa manera el corazón, pero no tenía alternativa.

—Deberías explicarle lo que en verdad paso.

—¿Y si no me cree?

—Claro que te va a creer, ella es lista, sabe perfectamente cuando una persona miente.

—Pero yo mentí aquella vez.

—Sí, pero lo ensayaste por varias semanas, por eso te creyó.

—Lo intentaré, así sea lo último que haga, lo intentaré.

En mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora