Capitulo 26 "Viaje"

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La idea de un viaje tan repentino, no me parecía mala justamente haora podía pensar con mucha mas tranquilidad; la idea de mi madre de ir a visitar un rato el campo me gustaba. 

-Acepto – dije rotundamente.

Me sentía libre al estar a otro lado, lejos de ellos, sin carga por unos días.

-Vamos otra vez a esparcir nuestros horizontes – rio mi madre.
-Claire – reí – compórtate, la emocionada debería ser yo no tu.
-Vamos hija, no seas aguafiestas. – Me bromeo – Sabes que me gusta salir de viaje.
-Lo sé, madre pero te comportas peor que una niña.
-Ya, ya calla – rio.

Aire fresco por todos lados, con la vista a un prado verde y el cielo completamente celeste con algunas nubes en el, esto era tranquilidad. Mi madre había alquilado una casa de campo sencilla para poder pasar el rato ahí. 
Mi habitación era totalmente AMARILLA, no me había gustado ese color nunca durante toda mi vida, en pocas palabras lo odiaba.

-¡Mamááááá! – grite bajando las escaleras.
-Estoy en la cocina – grito.
-¿Por qué demonios mi habita…. – mis palabras se fueron volando - ¿Qué haces tu aquí? – pregunte.
-Tu mamá, me invito Jadiss.

Era necesario que mi madre, mi progenitora hubiera invitado específicamente a Zack, si a Zack aquel chico que me confesó su gusto así a mí, aquel que me beso – y no puedo decir que no me haya gustado – y ultimo y gran problema, aun no lo había podido olvidar.
Se encontraba frente a mí, parado viéndome directamente a los ojos. Sus ojos me inspiraban a adentrarme dentro de ellos, a conocerlos mejor, a poder llevarnos mejor y miles de cosas más, pero a veces el corazón actúa sin pensar. 

-Pensé que tu sabias.
-Pues ahora sabes que, no.
-¿Tendría que disculparme? – pregunto.
-No, creo que no. – Suspire – Bueno, Adiós.
-¿A dónde vas? – intento no dejarme ir.
-Realmente…no te interesa – reí como niña pequeña.

Pero volví rápidamente a la cocina.

-Oye, ¿y mi mamá? 
-Establo – dijo fríamente.
-Gracias – tartamudee ante su frialdad.

El establo, ¿Qué hacia mi madre en el establo?, reí al tan solo pensar que trataría de montar. Las risas salieron sin avisar de mis labios hasta convertirse en carcajadas. Que fueron cortadas rápidamente. 

-Me gusta tu risa – rio.
-No me sigas – me enfade- ya te pareces a Alex.

Mala comparación.

-No me compares con ese – gruño.
-Tiene nombre y se llama Alex, ¿quieres que te lo repita?
-No, créeme ya se me su nombrecito.
-Porque todos los hombres son así – renegué, desquitándome con mis pasos dando al suelo.
-Hey, te dije que no me compares.
-Eso a mí no me impor… - grite de dolor – ¡Auuu!

Me había torcido el tobillo y todo era culpa de él, ¿no?

-¿Estás bien? – pregunto.
-¿Deberás preguntas eso? – renegué 
- Solo es una pregunta… - lo interrumpí
-Una pregunta estúpida, en estos momentos, ¿no crees?
-Te cargare – afirmo.
-¿Qué?, no no no no y no – reí del susto – prefiero arrastrarme por toda la tierra hasta llegar a la casa.
-Estás loca, es lejos de aquí.
- Dios mátame. – suplique.
-Ya deja de comportarte como bebe.
-Está bien – suspire.

Tenía razón el camino era lejos, y lo malo era que ya iba a oscurecer; justo con la persona que tendría que quedarme atrapada, con un tobillo roto era: “Zack.” 

En otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora