Capitulo 29 "Otra herida más"

38 3 0
                                    


Las fuerzas para parrarme o moverme de mi cama no existían en esos momentos, mi celular volvió a sonar en medio de mi repisa, mi mano se movió lentamente hacia el pequeño aparato, sonó en mi mano varias veces pero mis fuerzas para hablarle a él en medio de un mar de lagrimas, no me dio la fuerza para contestar, era Alex.
Era posible seguir viviendo con un corazón malherido a punto de dar su último aliento y fallecer de una vez, millones de heridas en mi corazón se encuentra palpitando una tras otra, con un miedo terrible de que se vuelvan a abrir o aparezca unas cuantas mas, justo como ahora.
No sabía cuál es el punto de amar a alguien pero ahora podría comprender completamente, sentía que caía en un profundo hoyo sin alguna salida, realmente saber que alguien más podría ser dueña de sus cálidos abrazos y sus besos, hacia que mi corazón se retorciera de dolor. Era una completa masoquista, no hacía nada a mi propio favor seguir pensando más en el, pero imposible no hacerlo realmente me había enamorado de él.

Los días pasaron volando uno tras otro, y el tiempo se me acaba era hora de volver a verlo a él y su feliz vida a partir de ahora.

-Jadiss – llamo mi mamá por afuera de mi cuarto – ya nos vamos.
-Ahora bajo – trate de que mi voz no se quiebre.

Se me había sido imposible no llorar durante todas estas semanas a causa de la noticia, no me podía aun creer que Alex se había enamorado de una tal Isabela, aquella que lo había ¿quitado?, ella ahora seria la dueña de sus cálidos abrazos y suaves besos hasta que el día que ya no se lleguen amar.
Mi mirada se encontraba apagada, sin ánimos, solo atinaba a agachar mi cabeza escondiendo mis lagrimas atreves de mis cabellos, profundizándome en mi propio dolor, torturándome sin cesar al seguir pensando que él era feliz con otra y yo me convertía en una masoquista de primera por el dolor que me causaba; las lagrimas seguían cayendo una tras otra y esta vez no me detenía a secarlas mientras caían, deja que corrieran su camino hasta terminar en el plano suelo del aeropuerto.

Mi rostro ya estaba marcado por el recorrido de mis lágrimas y mis ojos mantenían unas profundas orejas a causa del insomnio que tenia, desde hace algunos días, no había salido desde mi habitación durante casi toda una semana, mi madre se empezaba a preocupar por mi estadía en mi cuarto. 

Se escucho un pequeño sonido detrás de mi puerta, aquel sonido se volvió a escuchar una y otra vez, su voz se escucho diciendo mi nombre, llamándome a él, completamente deliraba.

-Jadiss – llamo Alex – Jadiss.
-¿Alex?, no quiero hablar con nadie, ¡vete! – grite partiendo en llanto.
- ¿Qué te pasa, Jadiss?
-Nada, son mis asuntos. 
-Jadiss – suplico.

Me escondí debajo de las sabanas y me tape completamente de los pies a la cabeza, hasta que entro el silenciosamente.

-Jadiss – me llamo meciéndome.
-¿Qué? – hable quebradamente.
-Has llorado – afirmo.
-No te importa – renegué - ¿Qué quieres?
-Te quiero presentar a Isabela.

Mi corazón latió poco a poco disminuyendo completamente y llevándome a una profunda oscuridad.

En otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora