Capitulo 30 "Profunda Oscuridad"

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Se escucho un sonido, era un sonido de alguna rotura la rotura era de mi corazón, un corazón que ya no resistió mas dolores, heridas y millones de cosas que estaban contra él.
Una oscuridad cubrió mi mente haciéndome caer en ella completamente, mis ojos no respondían ni intentaban abrirse – era totalmente inútil – la negrura era mi única visibilidad, mejor dicho casi nada, sentía una frialdad y una nueva vida, como si todo se hubiera olvidado, aprendido a vivir sin el corazón. Una frialdad que te llegaba hasta los huesos y no se podía hacer nada al respecto, mi cuerpo se encontraba como un tempano de hielo y mi respiración se desvanecía más rápido que nunca; moría de amor.

Mis ojos se abrieron con una vista algo nublada, no me encontraba en mi habitación, - lo sabia – las paredes tenían una pintura celeste y las puertas de madera eran blancas al igual que la ropa que tenia puesta, mi respiración ya era normal como antes y mi corazón palpitaba sin vida propia – algo me faltaba – sentimientos, reconocía la palabra pero sentirlas no podía. Mis músculos no respondían se encontraban bajo un profundo sueño, mientras mi ojos vagaban de lado a lado entro alguien, Mi madre.

-¿Qué paso? – pregunte con voz fría.
-Te desmayaste, cuando estabas con Alex.

Me limite a no preguntar mas sobre el tema de mi “desmayo”, no quería volver a recordar nada sobre aquel momento que convirtió a mi corazón en una fría piedra, pero mi mente y todo mi cuerpo se encontraban en contra mía haciendo recordar cada mínimo detalle de lo sucedido.

*
Se escucho un pequeño sonido detrás de mi puerta, aquel sonido se volvió a escuchar una y otra vez, su voz se escucho diciendo mi nombre, llamándome a él, completamente deliraba.

-Jadiss – llamo Alex – Jadiss.
-¿Alex?, no quiero hablar con nadie, ¡vete! – grite partiendo en llanto.
- ¿Qué te pasa, Jadiss?
-Nada, son mis asuntos. 
-Jadiss – suplico.

Me escondí debajo de las sabanas y me tape completamente de los pies a la cabeza, hasta que entro el silenciosamente.

-Jadiss – me llamo meciéndome.
-¿Qué? – hable quebradamente.
-Has llorado – afirmo.
-No te importa – renegué - ¿Qué quieres?
-Te quiero presentar a Isabela.

*
Acaso se suponía que quería llevarme más rápido a la tumba, mi mejor amigo y mi otro ¿amor o ilusión? Realmente no lo sabía, me partía el corazón cada vez que recordaba sus palabras “Te quiero presentar a Isabela”.
Ahora sentía una gran envidia contra la tal Isabela, mi sangre hervía al tan solo nombrarla realmente ahora la odiaba; era el mismo sentimiento que sentí al enterarme lo de Zack aquella vez.

-Jadiss te dieron de alta – me hablo mi madre.
-Mejor, quiero volver a casa de una vez.
-No te preocupes, Cariño – sonrió – nos iremos pronto.

Algo me quedaba claro, no volvería a ser la que sufriría otra vez, no esta vez ya no derramaría lágrimas otra vez por alguien nuevamente. Tenía que conocerla ya y así va hacer.

Ya me encontraba lista para irnos del hospital, me dirigí a la ventana que daba vista a la entrada y salida del hospital.

-Isabela – sonreí – al fin nos conoceremos.
-¿Dijiste algo, cariño? 
-No madre, olvídalo.

Aunque faltaran segundos, horas y días en algún momento por fin conocería a ISABELLA.

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