Capitulo 34 :Somos desconocidos...

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Ya había pasado una semana desde nuestro tan esperado encuentro, pero aun me sentía tan distante a él, no de la manera de ansiarlo sino que ya me había acostumbrado a estar sin su presencia; se me había hecho una rutina diaria no tenerlo y ya me había acostumbrado.
Los días aun seguían pasando y cuando hablaba con el por teléfono o personalmente se he hacia un lio, no encontraba un tema de conversación o simplemente me aburría, era como si ya no tuviéramos nada en común y así paso otro día mas, con esa nueva rutina.

-Jadiss... - me llamaron desde algún lugar.

Busque con la mirada y no llegue a ver a la persona que mencionaba mi nombre casi gritándolo una y otra vez, debería mencionar que me encontraba en un tumulto de personas; pisones, manotazos y algunos golpes me lleve al poder salir de aquel embrollo y me dedique a buscar a la persona que me llamaba.
Aquel tumulto se debía que había un festival sobre culturas que organizaba mi secundaria, aquel evento me hizo olvidar a la persona que me llamaba.
Se encontraban diferentes culturas y todas muy interesantes: cultura asiática, mexicana, peruana, y diversas más. La que me llamo más la atención fue la asiática, era simplemente hermosa.

-Disculpe,¿ me puede dar un folleto? – pregunte.
-Por supuesto. – me entrego uno.
-Gracias – me retire.

Lo que me llamo la atención fue un poema que pude divisar en la parte trasero del folleto de un escritor Chino:

En las montañas, un amor Perdido

No advertí tu leve paso
en las aguas arrugadas de mis sueños,
el amanecer azul del rio
mezcló tus pies transparentes
con las hojas doradas del otoño.

¿Me habrías amado ciegamente?
¿Habrías lavado tus cabellos
en el vino oscuro de mis labios?

Ya sólo te puedo ofrecer el viento de mi amor
y la blanca canción de mis huesos helados.

Wang Bi – Yi

Y el consejo que decía al final de la misma hoja:

Pues, la poesía puede
Ser un sustituto de la flor del olvido 
y curar la enfermedad del tedio.

Hsu Ling

Camine con la hoja en manos mientras escuche aquella voz volviéndome a llamar, reaccione inmediatamente al escuchar la voz buscando ahora a la persona y me encontré con dos opciones que decían mi nombre al mismo momento: Alex y Zack.
Sentí al corazón golpearme contra el pecho causándome un profundo dolor; mis pies reaccionaron caminando a uno de ellos, mi mente no se encontraba clara y mis seguían avanzando sin detenerse hasta que llegue a él.
Mis pies se habían detenido delante de Zack, dejando a atrás a Alex que ahora sentía que éramos completamente desconocidos.

-¿Me habrías amado ciegamente? – salieron aquellas palabras de los labios de Zack, haciendo despertar mi sistema nervioso completamente.


Los latidos de mi corazón rebotaban fuertemente contra mi pecho, mis manos se encontraban sujetando su chaqueta color negra, mi mente se encontraba... sabe Dios en donde y por ultimo mis labios se encontraban reposando sobre los de Zack pacíficamente y dulcemente; mi cintura era encarcelada por sus brazos y yo no me oponía a esto.
Nuestras frentes se encontraban unidas y en ese instante las palabras sobraban, uno y miles de sentimientos eran hablados por nuestros ojos.

-Yo te he amado ciegamente - sonrió depositando un beso en mis labios.
-¿Por qué? - mire hacia el suelo - ¿Por qué tu? Siempre te ame pero también a Ale...
-Shhhh... - dijo abrazándome esta vez para luego susurrar en mi oído - He sido un tonto egoísta, que simplemente pensaba en sí mismo, ocultándome la verdad de mis propios sentimientos.
-Y yo que debo soportar tus arranques - me separe de él. - Es injusto.

Rio como niño ante mis reclamos; es que era verdad, yo lo había amado ciegamente y también me había mentido a mi misma al decir que ya no me gustaba cuando la verdad era otra, mi mente hacia un viaje hacia los recuerdos del pasado cuando había estado con Zack y eran simplemente perfectos; pero mi mente tenía una pregunta oculta a lo lejos ¿Y qué sucedió con Alex? Es que nunca lo había amado realmente, o era que me había refugiado completamente en el sobre el amor, mi cabeza ahora no era dueña de mis pensamientos solamente lo era mi corazón.

-Me tengo que ir - le dije a Zack.
-¿A dónde? - pregunto con curiosidad.
-Tengo que ver a Alex.
-¿Y por que a él?
- Luego te lo diré - dije corriendo para evitar más preguntas.
-Esperaaa.... - se escucho a lo lejos.

Mis pies pararon en seco frente a su casa y mi corazón se encontraba por primera vez tranquilo, mis manos tocaron el pequeño timbre haciéndolo sonar y la respuesta fue inmediata ya que lo tenía parado en frente de mí.

-Jadiss - sonrio como siempre.
-Alex - y las lágrimas salieron de mis ojos.

No pregunto el porqué de mis lagrimas tan solo se limito a acurrucarme en sus brazos hasta esperar que yo parara de llorar, sus abrazos siempre me habían parecidos cálidos y esta vez no había sido la excepción, levante mi rostro para encontrarme con sus ojos.

-Tranquila - rio - ya lo sé - rio por segunda vez.
-No te entiendo.
-Descubriste la verdad... lo amas - me miro fijamente.
-Te adoro - reí abiertamente mientras lo abrazaba.
-Ya, ya basta Jadiss - dijo haciéndose el enfurecido para luego estallar de carcajadas. - Yo también te adoro.

Le había contado todo lo que había llegado a sentir por él, mientras el solo se dedicaba a reírse o a mirarme tranquilamente procesando mis palabras, el atardecer ya se acercaba y justo a esa hora pude ver como caían las hojas de los arboles acompañada de Alex. Ya era otoño.

-¿Es otoño? - pregunte.

Alex solo se limito a asentir con la cabeza mientras mirábamos a las hojas bailar en los aires hasta aterrizar completamente en el suelo.

-Me tengo que ir - le avise.
-Adiós Jadiss - dijo despidiéndome con la mano.

Me encontraba a unas cuadras cuando mis ojos se encontraron con la pequeña plaza y específicamente con la banca donde lo había conocido la primera vez y donde lo había por segundo vez a causa del destino, reí mientras avanzaba hacia ella y me sentaba.

-Hola vieja amiga - reí como loca.

Mi vista fue cortada por unas manos que me invitaban a jugar, claramente sabía que era Zack, aquel aroma de que él era poseedor.

-Zack - hable - ¡Ya para!

Despego sus manos de mis ojos para rápidamente depositar en mis manos una flor color turquesa.

-No puede ser. - dije al ver la flor.
-Una flor que floreció en pleno otoño - sonrió - como nuestro amor.

-¿Siempre fuiste ?

-A Que te refieres- me pregunto algo extrañado

-De esto!- Saque aquella flor turquesa igual a la que el tenia en su mano. sus ojos brillaban y una lagrima salio de sus ojos.

-TE AMO LO SABES - Esas palabras erizaban mi piel, era imposible no amarlo.

-YO TAMBIÉN TE AMO.- Le dije dándole un cálido beso en los labios, que rica sensación.

En otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora