-Deberías considerar, la idea de bajar de peso. – hablo faltándole EL AIRE.
-Si no te recuerdo, tú fuiste el que se ofreció al ayudarme de este modo – le recordé – además, no estoy gorda.
-Bueno, yo ya dije la verdad. – rio.
-Sabes, mejor cállate la boca – le golpee el hombre derecho.El camino era muy abrupto, tenía demasiados baches.
-Ya, ya me canse – se quejo.
-Bájame, entonces – reí, ante su reacción - ¿Qué esperas?
-Pero bájame con cui…A veces pensaba que su cerebro era del tamaño de un maní, acaso el mismo no se había ofrecido cargarme por mi tobillo roto pues parece que tiene poca memoria.
-¿Qué te pasa? – grite, después de haberme golpeado la columna.
-Lo, siento – rio con ganas – me había olvidado de tu tobillo.
- Uy, si fíjate que no sabía – ironice – de ti ya me lo esperaba.
-Por dios, que engreída.
-¿Engreída? – Reí – Si hablamos de engreídos, creo que tú te llevas el premio.
-Como se te ocurre decir eso – se quejo.Realmente hablaba más que una mujer, cuando hay una oferta en el centro comercial, trate de no escuchar su voz y me sumergí en mis pensamientos otra vez.
En la primera persona que pensé fue Alex, realmente ¿me hubiera pasado lo mismo, si él estaría aquí? Reí ante mi tonta idea; una gota de agua callo en mi mano.-Hey, no escupas. – renegué.
-Yo, no te escupí – se defendió.
-¿Entonces? – cayeron unas cuantas más. – No me digas que ha comenzado a llover.
-Está lloviendo.
-Oh, vamos que esperas para cargarme – me queje – está lloviendo y lo peor que anochece.
-Ya, tranquila, so lo es una simple lluvia. – rio por mi histeria.Después de unos minutos, “el señor solo es una simple lluvia” se encontraba totalmente mojado por aquella simple lluvia. Al igual que yo.
-Si una simple lluvia – ironice.
-Ya deja de quejarte.
-Como no quieres que me queje si me duele el tobillo, y estoy mojada completamente.
-Mejor no opino.
-Por fin te sirvió el cerebro.La lluvia caía con más intensidad y nosotros solo seguíamos ahí sin hacer nada.
-No creo que esta lluvia pare mágicamente. – hable rompiendo el silencio.
-Tienes razón – me indico – vamos sube a mi espalda.
Ya estando en su espalda me ayudo a poder agarrarme bien de él, poniendo su mano en mi trasero bajándolo hasta mi muslo izquierdo.-Hey, cuidado con esa mano – repetí por quinta esa vez.
-Jadiss, no soy un pervertido. – rio.
-Ya ya, pero ten cuidado. – reí también.El dolor era insoportable, pero aguantaba no me atrevía a quejarme delante de Zack.
¡Maldito Zack!, su cadera había chocado con mi tobillo, me retorcí en su espalda, saliendo de mis labios un pequeño “gemido”.-Y ahora quien es la pervertida – rio.
-Idiota – me queje del dolor – me has golpeado en el hueso roto, con tu cadera.
-Deja de mentir.
-Porque mentiría – renegué seriamente – me duele horriblemente.Peleaba en sus brazos para que me pudiera bajar, pero mi lucha era torpe.
-Auuu
-¿Au?, has caído encima mío.
- Lo siento.Me encontraba encima de él en su pecho para ser mas especifica.
Una voz y una luz nos sorprendieron.-¿Qué hacen ustedes dos aquí? – hablo mi madre.
-Mamá, Claire – hablamos Zack y yo.Nos miramos mutuamente, intentarnos no reírnos, por los pensamientos que se le debían de estar ocurriendo a mi madre.
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En otoño.
RomanceSiempre dice que del “Odio al amor hay solo un paso”, pero del ¿amor al odio? , pues contesto mi pregunta no lo hay, como poder amar a la persona de tu vida y después odiarla eso nunca podría ser. Sabia, que lo odiaba por haberme usado, que él era s...