Capitulo 19 "Sorpresas Desastrosas"

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-Te dije, que me encontraba de lo mejor – renegué – pero tú “no lo estas” – lo remede.
-Pero por lo menos deberías agradecer, que me preocupo por ti. – hablo.

En aquel momento pude sentir que mi cuerpo se había paralizado en el lugar tomando la postura de una estatua, pero aun con las mejillas rojas como un tomate y mi corazón latiendo a cada segundo solo trate de esconder mis síntomas de ¿amor? , pues no lo se pero agradecía que llevara el cabello suelto para poder tapar aquel bochorno que sentía en el momento.

-¿Qué ya no caminas? 
-Ahhh… ¿Qué dices? – pregunte volviendo a pensar y mirando el piso.
-¿Qué si ya no caminas?
-Ah, verdad, vámonos.
-¿Segura?
-Claro, porque lo piensas – acelere mi paso – sabes, me voy a caminar un rato.
-¿Sola?
-Sí, yo soy fuerte – reí – Adiós.

Camine con tranquilidad, pensando en aquel sentimiento que comenzaba a nacer en mí por mi mejor amigo, Alex; ni aunque cuando estaba con Zack me había sentido así era completamente extraño para mi, algo nuevo y aun no sabía él porque de ello.
Mi mente paseaba de un lado a otro trabándome más en mi cabeza, decidí sentarme porque sabía que me podía pasar algo al no darme cuenta de que pensaba caminando.

-Auxilióóóóóó – gritaron.

Un escalofrió recorrió de mi cuerpo.

Deje mis pensamientos y sentimientos para después, corrí hacia donde se encontraba el accidente, había bastante de espectadores, pero por lo que veía no hacían nada al respecto, atravesé a la gente sin importar que me hablaron o la halla empujado o otra cosas. Pero para lo que no me prepare era para lo que vería en frente mío.

-Emily – grite agonizantemente - ¿Qué le paso? – pregunte a un joven que la sostenía de la cabeza.
-La atropellaron, y el carro fugo. – me explico.
-Por dios, Emily – solloce. – Alguien llame a una ambulancia – me queje.

La gente me miraba y no se atrevían a mover ni un solo dedo.

-Por dios – grite – alguien tenga piedad y llame a una ambulancia.
-No te preocupes, ya acabo de llamar – hablo una chica tranquilizándome.
-Emily, ¿Emily? – la llame pero le costaba reaccionar.
-Ja…diss – susurro. – Se feliz con él, solo tiene miedo a a…mar a alguien since…ramente – se esforzó al hablar
-No hables de esas cosas ahora – llore – Emily quédate conmigo – le rogué.
-Nunca te dejare, hermana – rio con esfuerzo.

Lagrimas, lagrimas y mas lagrimas eso era lo único que hacía en el momento; mi mejor amiga y casi hermana estaba a punto de dejarme por la culpa del desgraciado que le había hecho eso y se fugo.
Las puertas del pasillo se abrieron y el pareció corriendo hacia, no dudo en abrazarme y yo no dude en llorar otra vez en sus brazos.

-Jadiss, tranquila, todo pasara – me trataba de calmar.
-Es que tengo miedo – hable en sus brazos y a seguir llorando en ellos.
-No te preocupes – me abrazo contra el más fuerte – me tienes a mi contigo justo en este momento.
-No quiero perderla – llore – es mi casi hermana.

Las puertas se abrieron otra vez y por ella entro una mujer o mejor dicho su madre, la pobre mujer sollozaba y partía en llanto a cada rato, su princesa, su niña, su tesoro o como mi mama me solía llamar mi vida, se encontraba en una sala de operación acusa del choque, su vida pendía de un hilo a punto de ser cortado; tenía miedo a perderla la necesitaba conmigo aun le quedaba locuras y amores que vivir, aun era una pequeña igual que yo.
Acaso alguien está preparado para su propia muerte, acaso uno va a saber si ese dia puede morir o tener un accidente que te cambie la vida.
El doctor salió directamente a nosotros a darnos una noticia.

-Lo siento, hicimos lo que pudimos – aquella frase me mato en vida.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! – un agonizante no salió de la boca de su madre, mientras se derrumbaba en brazos del doctor.
-Dime que no es verdad – le rogué a Alex.
-Lo siento – dijo no dejándome escapar de sus brazos.
-¿Por qué? – llore descontroladamente. - ¿por qué? – me retorcí en sus brazos.

Había perdido a una amiga, había perdido a una hermana, a una persona que se había ganado un lugar un mi corazón a penas al conocerla, sabía que nunca hallaría a nadie como a ella, una chica completamente linda y no vanidosa, a una loca en sus tiempos y una chica de su casa en otros, a una que hablaba y opinaba sobre todo pero que callaba sus sentimientos por aquel chico que le robaba su corazón, a una chica que nunca le gustaba tener todo sino dar todo lo que le fuera posible a su alcance, había perdido a una amiga de las que nunca volveré a tener.

Había perdido a, EMILY.

En otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora