Capítulo 7:

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La aguja de mis tacos se estancó en el piso de piedra y Kyle ofreció su brazo, sin embargo, esta noche ya sería lo suficientemente complicada como para llamar la atención de todos.

—Estaré en el jardín —avisó ante mi rechazo y caminó frente a mí.

Robert me observaba con curiosidad e intercambiaba comentarios con los demás, pero en cuanto entramos a la casa me separé de ellos. No soportaría pasar una noche entera siendo observada.

Intenté buscar a Leandra, pero no la veía por ninguna parte. Sofía sonreía alegre en las piernas de su cliente y no había señal alguna de Tim. Me acerqué al bar, pues se encontraba lo suficientemente alejado de Kyle y su grupo, pero Pamela no demoró en encontrarme.

—No creas que le va a durar mucho linda, se cansa rápido —dijo.

—¿Lo dices por ti? —pregunté, pero ella rio.

—¿Por mí? No, yo estuve con él ayer. Lo digo por todas las demás —agregó.

Ahora sabía en dónde había estado todo el día.

—Pamela, no me importa lo que hagas o no hagas con Kyle. Es todo tuyo —expliqué.

—¿Entonces qué haces en su casa? —inquirió.

—No es su casa, y no es tu problema —recordé su respuesta en la piscina.

—A mí con jueguitos no Bianca, si...

—Hola señoritas —saludó Tim ­—¿Disfrutan de la noche?

—Por supuesto —sonrió ella, fingiendo como toda una profesional.

—Kyle te estaba buscando —le dijo. Entonces su mirada se iluminó y no tardó en ir hacia él.

—¿Cómo estás? —preguntó una vez solos.

—Ahora bien, Pamela es insoportable —respondí, siguiéndola con la mirada.

—¿Encontraste algo? —preguntó. Yo lo miré alarmada —Relájate, no estamos haciendo nada malo.

—¿Podemos usar claves al menos?, si Kyle nos ve...

—Está lejos, y ocupado —sonrió al verlo. Pamela acariciaba su brazo mientras él fingía escucharla hablar.

—No he conseguido nada, no es fácil —continué y aparté mi vista de la escena.

—Lo sé. Si lo que pedí es mucho para ti, debes decírmelo —avisó.

—Gracias, pero puedo seguir —respondí —Kyle no me deja entrar a la oficina y ya registré la casa completa, no hay absolutamente nada. La única opción es quitarle la llave.

—¿Cómo lo harás? —preguntó.

—No lo sé aún.

—No quiero que te sientas presionada. Llevo años intentando esto y sé que no es sencillo —dijo, posando su mano sobre mi rodilla.

Al sentirla, quité mi pierna inmediatamente y miré a mi alrededor, sin embargo, Kyle seguía ocupado con Pamela y no parecía importarle nada más.

—Lo siento —sonrió.

—No, yo lo siento, es que Kyle...

—Lo sé.

—Creo que puedo conseguir la llave en las próximas semanas —retomé el tema de conversación.

—No te arriesgues demasiado —dijo.

—Gracias, por preocuparte —sonreí.

A diferencia de Kyle, Tim era genuinamente encantador. No te hacía pensar que detrás de todo ese trato amable había un plan macabro, sino que te transmitía confianza con cada palabra que salía de sus labios.

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