Capítulo 9:

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Bajé a la hora del desayuno y evité hacer contacto visual con Beatriz. Sabía que nos había visto y por eso había decidido darnos privacidad, pero ella actuaba como si nada hubiera ocurrido.

—¿Dormiste bien? —preguntó Kyle en la mesa.

—Podría haber dormido mejor —insinué.

—Es una lástima —podía ver la pequeña sonrisa que se reflejaba en sus labios. No estaba loca.

—Lo es —afirmé cuando Beatriz se acercó con la comida. Él me miró y esta vez fui yo la que intentó retener su sonrisa.

—Hoy está nublado, ni se te ocurra meterte a la piscina —bromeó una vez que Beatriz volvió a la cocina.

—Se me ocurre una manera de entrar en calor, a menos que debas irte de nuevo —comenté, y él volvió a curvar la comisura de sus labios.

Su sonrisa también era adorable, lástima que no sonriera nunca.

En la tarde, Beatriz subió a mi habitación para informarme que Kyle me buscaba. Me pareció extraño, pues de ser así, podría haber venido él mismo, pero cuando toqué la puerta de la oficina lo entendí todo.

Kyle cerró la puerta detrás de mí y me besó fogosamente contra esta. No dije nada más. Dejé que me guiara hasta el escritorio y me senté mientras sus manos apartaban mi vestido, pensé en lo cerca que estaba de aquellas pruebas sin poder conseguirlas.

Su cabeza se hundió en mi cuello y aproveché de echar un vistazo alrededor, todo se mantenía tal y como lo había visto aquella vez, eso era bueno.

La entrada de Kyle me distrajo y gemí sobre su hombro, deseaba poder tomar las llaves en ese instante, pero la pasión del momento era mucho más fuerte que cualquier idea que pasara por mi cabeza. No podía concentrarme en nada más que no fuera él. Sin embargo, luego del acto, mientras él acomodaba sus pantalones y yo mi vestido, intenté recoger algunos de los papeles que se habían caído al suelo, pero ninguno parecía ser de gran importancia.

—Anda, yo lo ordeno —dijo, acercándose a mí espalda y dejando un pequeño camino de besos en mi hombro.

No había manera de que pensara en otra cosa que no fuera Kyle. Me costaba dormir y el deseo de tenerlo en la cama aparecía cada noche.

Sabía que todo esto era parte de un plan, no podía olvidarme de eso por ningún motivo, pero no dejaba de sentirme culpable por disfrutar de aquel plan.

Por la mañana, bajé las escaleras, entusiasmada, pero Kyle no llegó hasta la hora de la cena.

—¿Mucho trabajo? —pregunté ante la falta de conversación.

—Si —respondió, sin siquiera mirarme. Me pregunté qué había hecho mal ahora.

—¿Pasa algo?

—Debo irme —soltó, dejando la cena a medias.

—Pero acabas de llegar —reclamé, aunque no sirvió de nada. En menos de un minuto Kyle estaba fuera de la casa.

Me pregunté si Tim había mencionado algo, o si Kyle había descubierto que él había estado aquí, pero si fuera así, no habría estado tan tranquilo durante los pocos minutos que se sentó a mi lado.

Volví a la cama pensando en que me quedaban solo unos pocos días para conseguir la llave, pero con el cambio de humor repentino de Kyle, aquello parecía cada vez más lejano.

No había pasado más de una hora desde que había abandonado la casa cuando volvió a aparecer en mi habitación.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

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