Capítulo 11: Jo

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Cuando el sol de la mañana se asomó por mi ventanal, vi la silueta de Kyle mientras se vestía. Aquel traje negro y formal me decía que se había acabado el Kyle sincero y cariñoso.

—¿Cuándo vas a quedarte en la cama unas horas más? —pregunté y él sonrió.

—Estamos llegando a Bunter, sigue durmiendo —se acercó a mí para depositar un último beso, pero los recuerdos de la noche anterior volvieron a invadir mi cabeza y no hubo manera de conciliar el sueño.

Decidí salir a caminar para olvidar la propuesta fantasiosa de anoche, sin embargo, buscando el camino de vuelta a mi habitación, descubrí un nuevo pasillo. Los colores eran distintos, parecía mucho más elegante que el resto del yate, así que decidí echar un vistazo a las habitaciones.

Cuando todo esto terminara y mi vida volviera a la normalidad, ¿echaría de menos estos lujos desconcertantes? Si huía con Kyle..., ¿seguiríamos viviendo así?

Sacudí mi cabeza y me concentré, el paseo era para distraerme, no para pensar en decisiones descabelladas.

Una de las habitaciones era una gran sala de conferencias. Pasé mis dedos por la mesa de madera oscura y pensé que podría ser de ébano, al igual que el elegante respaldar de las sillas.

Me sorprendí de encontrar el bar vacío. En las habitaciones anteriores, siempre había un chico detrás dispuesto a servirte, pero imaginé que se debía a la ausencia de Kyle en el yate.

Abrí la puerta contigua y me llevó hasta una oficina. No parecía estar ocupada por nadie y la madera relucía como si hubiese sido encerada unos segundos atrás.

Me dejé caer en la silla detrás del escritorio mientras imaginaba la infancia que había tenido Kyle. Creado sólo para ser el gran jefe de todo un negocio multimillonario. Sin tener opción de negarse o alguna otra realidad que no fuera esta. Lo imaginé de niño, dando órdenes incluso a una corta edad y siendo obedecido. Comportándose como "el jefe" aún cuando no sabía que ese sería su futuro.

Yo sabía que él podía ser diferente, porque lo era conmigo. Sabía que podía dejar de lado la impulsividad y superioridad. Sabía que, si aceptaba huir con él haría todo lo posible por ser una persona mejor, pero una extraña sensación recorría mi cuerpo apenas empezaba a considerar su plan.

Si descubría el paradero de Jo, ¿qué haría? En algún momento tenía que volver a mi vida normal, con mi trabajo en el bar, desayunando junto a ella cada mañana, volviendo agotada a casa por un largo día. ¿O debía olvidarme de aquella vida por completo? Si huía con Kyle, ¿no vería a Jo nunca más? Eso no podía pasar.

Frustrada, apoyé mi frente en la orilla del escritorio y noté que uno de los cajones estaba abierto. Los demás estaban cerrados con llave, así que ese debía estar abierto por error. Una pila de carpetas apareció frente a mí y noté que había espacios vacíos, sin embargo, esta vez reconocí uno de los nombres; Daphne.

«Ella fue un poco más inteligente que tú y usó un nombre falso», recordé las palabras de Tim cuando reveló su verdadera identidad.

Mi pulso tembló y abrí la carpeta sobre el escritorio. La primera página se trataba un informe con datos rutinarios; fecha en la que había ingresado, el nombre de su único cliente, historial de comportamiento y...fecha de muerte.

Solté la hoja y mi cuerpo tembló. Rogué porque aquella Daphne no fuera Jo, sin embargo, al ver la siguiente página lo confirmé. Tenían una fotografía de ella, tirada en el suelo junto a una cama. El piso estaba manchado de sangre y en su cabeza se encontraba la herida causante de aquello.

Llevé mi mano a mi boca en un intento de controlarme. Mi respiración se entrecortó y continué temblorosa con las siguientes páginas. Eran imágenes forenses, distintas tomas del caso, distintas tomas de Jo; muerta en el suelo sin que nadie pudiera hacer algo por ella.

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