Capítulo 15: El enemigo

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Salí de la habitación y encontré a Ian frente a la cocina. Preparaba el desayuno; olía a huevos revueltos e intentaba ingeniárselas para encontrar los utensilios.

Sonreí sin querer, se sentía bien que cuidaran de ti con tanta preocupación.

—Buen día —saludé, provocando un salto en él.

—Buen día, ¿Cómo dormiste? —preguntó sonriente.

—Yo bien, pero no creo que tu hayas dormido muy cómodo —comenté. Sabía por testimonios antiguos, que mi sofá era increíblemente duro.

—He dormido en lugares peores —bromeó.

Ian estaba dispuesto a soportar el dolor de espalda con tal de protegerme. O tal vez para controlarme, no lo sabía.

—El desayuno está listo —me entregó las tostadas, orgulloso de su preparación —Te acompañaré al consultorio cuando termines —dijo entonces.

—No es necesario Ian, puedo caminar siete minutos. No me pasará nada —objeté.

—Aun no hay noticias de Kyle, no quiero que camines sola por la calle —insistió. Yo lo miré.

—Ian, esa caminata es lo único que me hace sentir normal. No quiero vivir asustada toda mi vida —expliqué. Entonces descubrí en su mirada que lo estaba logrando, era muy fácil convencerlo.

—Al menos avísame cuando llegues —respondió. Aunque se llamara Tim o Ian, su sonrisa seguía siendo igual de encantadora que antes.

Tomando caminos separados, me alejé de él con dirección hacia el consultorio. Era un edificio de pocos pisos y viejo que al parecer mantenía un convenio con un programa del gobierno. Aquello solo me decía que yo había pasado a ser un problema del gobierno.

Había muchas cosas que deseaba preguntarle a Ian, pero desde ese día, se había encargado de ocultarme información relevante con la excusa de protegerme. «Mientras menos sepas, mejor Bianca», decía él, pero no me podían tener entre paredes de cristal toda la vida.

Por primera vez, me fijé en la cantidad de cafeterías que había en el camino. Antes solía trabajar en un bar, con Jo, y no era el peor trabajo del mundo. Me ayudaba a reunir el dinero suficiente para pagar la escuela de artes y vivir con lo que sobraba. También me ayudaba con las esculturas y pinturas que vendía de vez en cuando.

Por un momento pensé en preguntar en uno de los cafés si había vacantes disponibles. Actualmente estaba recibiendo ayuda de los programas de reinserción de la DEA, pero sabía que eso se acabaría una vez la psicóloga me considerara apta para continuar con mi vida normal. Como si en algún momento volviera a ser una persona normal.

El camino hacia el consultorio siempre se hacía corto, mi cabeza daba vueltas y vueltas hasta que me encontraba frente a la puerta, esperando por el conserje del edificio.

—¡Buen día Bianca! —saludó Mónica.

—Buen día —sonreí, aunque me costara.

—¿Cómo dormiste anoche?, ¿más de esas pesadillas? —preguntó, ya había sacado su libreta. Yo asentí.

—Ya veo, tendremos que buscar el origen de esos sueños entonces —concluyó, pero tanto ella como yo sabíamos cuál era el origen —¿Hoy quieres hablar de algo en particular? —preguntó. Yo esperé.

—Kyle escapó ayer —ella asintió, ya lo sabía. Toda esta terapia era una maldita prueba.

—¿Y como te hace sentir eso? —preguntó. Yo miré mi reloj, apenas llevábamos cuatro minutos de sesión.

—No lo sé, anoche no logré dormir casi nada y miro a todos a mi alrededor, como si él estuviera ahí —confesé.

—Ya veo. Entonces, sientes que Kyle está ahí afuera. ¿Eso te da esperanzas o te da miedo? —preguntó ella. Yo la miré, no podía responder a eso —Bianca, ¿crees que Kyle quiera vengarse? —insistió.

—No —respondí. No creo que quiera vengarse, creo que vendrá por mí. Pero no podía decir eso.

Ella volvió a escribir en su libreta, tal vez diagnosticando cierta falta de diálogo.

—Quiero buscar un trabajo —solté.

—¿Te sientes preparada para eso? —asentí, pero ella volvió a escribir.

—Creo que ya es hora de hacer algo con mi vida, seguir adelante —respondí, ella sonrió.

—Bianca, sé que esto es difícil para ti, pero quiero que sepas que hemos hecho un avance importante. Creo que en las últimas semanas has logrado entender tu situación y aunque creías estar enamorada de Kyle, ahora sabes que no es así —dijo. Yo me pregunté si acaso todos a mi alrededor veían mi avance excepto yo, sin embargo, sabía que mientras antes le diera la razón a Mónica, menos tiempo tendría que asistir a estas terapias.

Una vez salí, sentí que volvía a respirar aire fresco. Estar adentro me daba una sensación de ahogo que no podía controlar, sin embargo, no pude dar más de dos pasos antes de que Ian apareciera.

—¡Bianca! —llamó para acercarse a saludar —¿Cómo estuvo la sesión?

—Mejor —sonreí, tenía intenciones de caminar conmigo.

—Me alegra mucho que te esté ayudando, a mí me ayudaron muchísimo. No sabes cuanto —contó.

—¿También vas a terapia? —pregunté. No había pensado en que tal vez, todas estas misiones en cubierto necesitaban ayuda psicológica detrás.

—Claro, ahora solo tengo una sesión por semana. Presiento que Mónica también te bajará las sesiones dentro de poco —guiñó el ojo, pero la manera en que decía "Mónica" con tanta confianza me hacía dudar.

«¿Por qué dudas de él, Bianca?», preguntó mi psicóloga interior.

—Creo que buscaré un trabajo —anuncié.

—¿Un trabajo? —se extrañó. Yo asentí.

—Creo que eso me hará sentir un poco más normal. No soporto estar encerrada en casa y asistiendo a terapia cada día —expliqué.

—Bianca, si es por dinero, no debes preocuparte. Ya te lo dije antes —respondió.

—Lo sé, pero no es por dinero —él me miró, intentando comprender. No creía que estuviera lista, pero tampoco quería llevarme la contraria.

—¿Quieres que te ayude con la búsqueda? —ofreció. Yo sonreí.

—No, pero te lo agradezco —respondí justo cuando llegábamos a la puerta de mi edificio.

—Sube. Volveré más tarde, tengo un par de cosas por hacer —avisó. Entonces recordé su insistencia en quedarse mientras no hubiese noticia alguna de Kyle.

En la soledad de mi departamento, noté que mis sentimientos hacia Tim eran algo extraño, como si mis dos personalidades pelearan en mi interior. Por una parte, quería agradecerle todo lo que había hecho por mí, pero por otra, no podía perdonarle lo ocurrido aquel día.

Cada vez que intentaba abrirme a él, la imagen de Kyle contra el suelo volvía a mi cabeza como si él supiera que fraternizaba con el enemigo. ¿Pero...quién era el enemigo realmente?

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¿Ustedes, quién creen que es el enemigo realmente? 👀

Capítulo dedicado a @geraldinebrice por subir la novela a su lista de recomendados!! Muchísimas gracias, significa un montón🤎🙌🏼

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