6. No sabemos si está vivo

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No recuerdo cuanto tiempo estuve aquí hasta que escuché un ruido punzante, haciéndome saber que alguien se acercaba.

Mire la puerta con esperanza, pensando que sería Louis que viene a liberarme del confinamiento solitario, pero mi rostro se cayó al ver a Lucy, la enfermera. Un plato de comida en sus manos y tenía una sonrisa de compasión.

—Te traje el desayuno. — Me cuenta tratando de hacerme sonreír pero solo gire mi cabeza para ver el sol a través de la reja, deseando poder volver a la otra celda en vez de esta caja de metal.

Lucy suspira acercándose hacia mí sentándose a mi lado, el guardia observaba atento mientras ella deja a mi lado una bandeja con huevos revueltos y agua.

La miré, mis ojos viendo su maleta que nunca noté que traía con ella. Sacó de ahí un rollo de vendas y lo colocó en el suelo antes de querer tomar mis manos. Las sostuve frente a ella mientras quitaba las vendas que ya estaban subidas y con sangre tratando de no dañarme más. El dolor no me molestaba ahora, estaba acostumbrado pero eso no quería decir que sentía menos mis manos.

La observé todo el rato mientras me quitaba toda la venda, mi estómago se revolvió al ver más sangre de lo normal mientras miro al otro lado. Nada subía por mi estómago ya que no tenía nada de comida. Pude largar algo de bilis antes de apoyar mi cabeza contra la pared.

Lucy coloca su mano en mi frente preocupada, olvidándose de mis manos temblorosas por un segundo.

—Tus mareos, ¿están empeorando? — Pregunta y logro asentir dejando salir un lloriqueo cuando siento temblar mis manos, la sangre salía de los cortes que causó el alambre, marcando y quemando mi piel. Lucy mira el desastre frente a ella antes de mirar al soldador vigilante.

—Tráeme unas toallas por favor.

—Señora, no tengo permiso de dejarla sola con-

—¡Por el amor de dios, míralo! — Grita con frustración hacia el soldado. — Apenas puede mantener abiertos los ojos, no me hará daño. Ahora por favor, busca toallas. Sangra por todos lados.

Con eso dicho, vi que el soldado salió rápidamente del cuarto en busca de toallas antes de que mi vista caiga en Lucy, ahora que estábamos solos.

—No deberías haber hecho eso. — Digo haciendo muecas cuando empieza a limpiar mis manos. Me mira desafiante.

—No creerás que vas a levantarte y escaparte otra vez  ¿o sí? Veremos cuán lejos llegas antes de que Max te atrape. — Responde siendo realista mientras me muestra compasión, como si le importara. Gimo por el dolor.

—Tengo q-que intentarlo ¿no? No me rendiré tan f-fácil. — Lloro de dolor cuando toca un punto en mi mano que hace que mis ojos se llenen de lágrimas. Ella maldice preocupada.

El guardia entra de nuevo a la celda en tiempo record con un trapo de cocina estirando su mano hacia Lucy. Lo toma y lo coloca encima de mis manos, envolviéndolas por unos minutos para detener el sangrado y pego un grito rindiéndome arqueando mi espalda por el dolor, mi cuello tirado hacia atrás mirando el techo donde el sol brillaba a través de la pequeña reja. Mi garganta dolía cuando gritaba.

Después de lo que parecía una eternidad de dolor, Lucy finalmente coloca un vendaje nuevo en mis manos, no tan apretado como si fuesen para boxear esta vez, y las envolvió unas cinco veces. La esponja que me puso antes ayudó a retener el sangrado antes de poner los vendajes. El cosquilleo seguía ahí, más prominente que nunca y mis manos seguían temblando. Temblaban constantemente desde que fui electrocutado y frunzo el ceño mirando a Lucy.

—¿Cuándo dejaran de temblar? — Le pregunto, el cosquilleo incomodo hace que mis ojos se llenen de lágrimas otra vez. Toma el plato de huevos revueltos mirándome, muerde su labio inferior y me responde con ojos tristes.

Bravado (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora