Bravado (Larry Stylinson)

11. No eres un prisionero aquí

Me desperté sintiendo algo tocándome la espalda baja.

Mis ojos se abrieron de golpe antes de darme cuenta donde estaba. Aún estaba en la cama de Louis donde debí haberme quedado dormido. Quise moverme pero no pude ya que unos fuertes brazos me rodeaban. Miré alrededor confundido y noté las manos de Louis rodeando mi cintura, nuestras piernas entrelazadas entre las sábanas, y sentí su respiración contra mi nuca. Me sonrojo y me quedo quieto ante las pequeñas brisas de aire contra mi cuello. Dejo salir un suspiro.

Louis se mueve acercándose más, aun dormido y mis ojos se agrandan aún más al sentir algo contra mi trasero. Me congelé y otro sonrojo apareció en mi rostro. Mi cuerpo estaba en llamas ante su toque y cuando los dedos de Louis apretaron mi cintura, me volvió loco.

Nunca pasé por una situación de alguien tocándome se sentía frustrante.

Gemí bajito al sentir mi erección aumentar y mis ojos se abren sorprendido. Mis ojos miraban lo que sea, para poder tratar de escapar y liberarme, esperando que mi erección baje antes de que sea demasiado tarde.

Un sentimiento inoportuno de experimentar me envuelve y me relajo suspirando mordiendo mi labio inferior moviéndome hacia atrás contra lo que me estaba tocando que provenía de Louis y casi dejo salir un gritito cuando siento mi bóxer apretado.

De repente, escucho a Louis levantar su cabeza de la almohada donde se encontraba mi cabello, su mano subiendo por mi costado antes de levantarse por completo. Louis desenreda nuestras piernas y pasa sus manos pasa su mano por su pelo al ver su erección matutina y luego cubrirla.

La tapa con la almohada que estaba tras él y giro mi cuerpo para verlo, su mirada se encuentra con la mía, sus mejillas apenas rojizas y una sonrisa vaga cubre sus rasgos. Mi corazón se acelera.

—Buenos días. — Digo sentándome, estirando mis brazos y dejando salir un gemido de alivio. Louis se mueve bajo la almohada clavada en su erección y mis mejillas se enrojecen. De repente se acerca y me despeina con su mano antes de pararse. Corre rápidamente al baño.

—¡Buen día! — Grita a través de la puerta cerrada del baño y dejo salir un a risa tirándome hacia atrás en la cama.

Ni siquiera escuché a Louis salir del baño minutos después hasta que su mano se posó en mi hombro, tomándose de sorpresa y lo miro. Louis frunce el ceño y se sube a mi lado. Recordando algo.

—Harry ¿Estas bien?

—¿A qué te refieres? — Frunzo el ceño y me siento nuevamente para ver su rostro. Aún tenía el ceño fruncido, preocupación se podía notar en él mientras su mano acaricia mi brazo.

—Tuviste una pesadilla anoche. Estabas gritando y pataleando. Estabas realmente aterrado.

Trago duro cuando Louis me cuenta esto y mis ojos se agrandan. No recordaba nada de eso. ¿Por qué no recordaba?

—Traté de despertarte pero no lo hacías. No sabía que estaba pasando— Louis explica quitando su mano. Me encontré con su mirada preocupada y dejé salir un suspiro tembloroso.

—Suele pasar. Estoy bien. No hay de que preocuparse. — Le aseguro con una mueca en mis labios y me levanto de la cama antes de que diga algo. Desafortunadamente, toma mi mano y me atrae hacia él. Casi me caigo sobre él pero sostiene mis caderas y mis brazos se colocan en sus hombros, bajo mi cabeza mirándolo.

—Bien. No tienes que decirme pero estoy aquí si quieres hablar. — Sus ojos estaban serios pero eran sinceros y asentí hacia él apretando sus hombros apreciando esto.

—Bien. — Respiro y exhalo y me sonríe.

Se acerca de la nada hacia mí y hace un ruido de gas contra mi estómago. Una carcajada abandona mis labios y mis ojos se agrandan tratando de liberarme de su agarre. Louis solo ríe ante mis intentos de escapar pero me deja ir.