4. Él tal vez sea un monstruo

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Se sentía caliente. Una sensación de cosquillas al principio antes de que mi piel comenzara a cerrarse.

Louis me miraba mientras tomaba mi dolor. Una mirada que no podía entender penetraba sus ojos. Él no solamente veía el alivio en mi rostro sino que también mi mirada era incrédula hacia su mano. Era como si su mano, estuviese emitiendo ondas de energía, brillaba.

De repente todo lo que había oído de la habilidad de Louis, era mentira. No la usaba para lastimar a la gente, la usaba de la manera que debía ser usada, la forma correcta. Para ayudar a la gente.

Cuando Louis lentamente aleja su mano, miré hacia mi pecho para ver que no había ni una cicatriz, la única marca de sangre estaba seca en mi camiseta que tenía un rasguño, revelando parte de mi pecho.

Me quise levantar del suelo, pero mi hombro y cabeza dolieron como los mil demonios, haciendo que me caiga nuevamente gimiendo de dolor. Creo que él solamente puede apuntar a ciertas partes del cuerpo para curar.

¿Dónde te duele? — Louis me preguntó pero su mirada ya estaba clavada en mi hombro. Respire hondo y exhalé antes de responder.

El hombro y mi cabeza me siento con ganas de vomitar cuando mi paro. — Digo honestamente mirándolo que parecía observarme de manera crítica.

Tu hombro parece estar dislocado y tu cabeza puede tener una contusión. No sé si puedo curarte eso. Pero tu hombro-

Su mano de repente tomó mi hombro, apretando hacia abajo hasta que coloca mi hombro nuevamente en su lugar. Grité de dolor y lo maldije antes de acariciarme el hombro, tratando de quitar el dolor, no podía evitar gemir del alivio que sentía. Louis suelta una risa y me sonrojo mirando el techo antes de volver la vista hacia él. Justo antes de que quite su mano, lo observé. Su mirada se encuentra con la mía, con sus brillantes ojos azules y una ola de clama me envuelve mientras suspiraba.

Gracias.

Me sonríe de lado. — Bueno tenías mucho dolor que parecía empeorar con los días.

No. — Lo corté. — No solo eso, me salvaste la vida. — Mis ojos eran confusos pero mi tono era de agradecimiento. Entrecierra sus ojos mirándome y continua haciéndolo por varios segundos antes de que empiece a sentirme incomodo ante su mirada penetrante.

Parece salir de su trance y se pone de pie frente a mí sacudiéndose la ropa. Empiezo a levantarme, deteniéndome cuando mi cabeza empieza a girar pero lo ignoro y logro mantenerme en pie, sabiendo muy bien que Louis me observaba con cuidado. Una expresión conflictiva en su rostro antes de ponerse fría.

Vuelve a tu celda. Enviaré a una enfermera a primera hora de la mañana. — Dice con seguridad antes de salir de la cafetería, dejándome solo.

Luego de un tiempo, logré emprender mi camino hacia el pasillo sosteniéndome de las celdas de los otros prisioneros, las puertas estaban cerradas, lo que indicaba que era de noche. Continúe mi camino hasta que una puerta abierta aparece en mi vista, seguramente era la mía. Entré, era pequeña, pero efectiva, y contemplé si me encerraba o no.

Decidí cerrar la puerta con llave. Sin saber si era objetivo de alguien o si había riñas entre mí y alguien que no conocía, pero que ese alguien si me conozca. O en caso de que algún guardia de seguridad haya oído lo que pasó con Max y yo y querría unirse. Temblé mientras cerraba la puerta, retrocedí hacia la cama y me acosté sobre mi espalda mirando el techo. Dejando que los pensamientos acerca de mi equipo y Leah me envuelvan, mis ojos llenándose rápidamente de lágrimas.

Me quede en esa posición por un tiempo hasta que una expresión de curiosidad se asomó en mi rostro mientras metía mi mano en el bolsillo, saqué mi diario cubierto de sangre seca, aun intacto, lo abrí y con mi lápiz empecé a escribir.

Bravado (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora