advertencias: consumo de alcohol, blowjob, face fucking, cum eating, en mi imaginación Sirius aun seguía viviendo con sus padres.
resumen: Sirius solía odiarte, hasta que probo tus dulces labios y creo una gran obsesión contigo así que planea follarte de una vez por todas en una de las fiestas que organiza la familia Black.
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Sirius no toleraba verte, eras demasiado ruidosa, segura de ti misma siempre pensando que eras la mejor o que podías tener a quien quisieras, y aunque era la verdad el no podía tolerar ello. "Podría ser tu mejor amiga" había dicho James algo confundido porque no podía entender el odio que su mejor amigo tenia hacia ti cuando sabía que ambos compartían muchas cosas en común.
Y eso no era todo para Sirius, tu familia también formaba parte de los sagrados 28 así que era demasiado común tenerte rondando por su casa en extravagantes y sensuales vestidos, probablemente esa era la única razón por la que salía de su cuarto unas cuantas horas a soportar las miradas reprobatorias de sus padres, tal vez esa era otra razón por la que te odiaba, por lo mucho que tu presencia le afectaba.
No fue hasta que ambos terminaron juntos en el baile de navidad porque sus parejas los habían aburrido y por la cantidad de alcohol en sus cuerpos, —parece que no la estas pasando tan bien —te sentaste al lado de el en las escaleras fuera del gran comedor —¿no tienes a alguien mas para molestar? —dijo tomando un sorbo del whisky de fuego deteniéndose a ver fijamente tu figura de arriba a abajo. Solo compartieron otras cuantas palabras que sinceramente no recuerda y pocos minutos después tus labios estampándose contra los de el, aunque no duro tanto como le hubiese gustado porque te fuiste rápidamente dejando el sabor de tu bálsamo labial en sus labios.
Eso fue lo único que recordaba de esa noche y como lo ignoraste durante los siguientes días, pero sabia que eso no podría durar mucho porque las vacaciones de navidad habían empezado lo cual no les dejaría escapatoria a los dos y tendrían que verse tarde o temprano alguna fiesta en donde no dudaría en meterse dentro de tus bragas.
—Te ves tan caliente —susurro Sirius detrás tuyo erizando los vellos de tu nuca por el susto y tono de su voz, desde que habías llegado a Grimmauld Place la confianza que solías cargar se había desprendido al recordar como te atreviste a besar a Sirius y como deseabas mas de el, —gracias tu también te ves bien —trataste de sonar desinteresada cuando en verdad solo querías quitar con tus manos su ropa y sentir su piel.
—Ven, vamos a un lugar mas privado —dijo tomando tu mano y distrayéndote de tus sucios pensamientos jalándote hacia su habitación —ew, tal como imagine —expresaste tu disgusto al ver su cuarto decorado con los colores de Gryffindor y algunos posters de chicas en poca ropa que había colgado hace unos años atrás y no había retirado por flojera.
—Cállate, no estamos aquí para hablar sobre mi gran gusto para decorar —tomo tu rostro fuertemente haciéndote jadear —¿quieres esto? —pregunto viendo tus ojos oscurecerse —si... —ni bien terminaste de hablar sus labios se fundieron con los tuyos apasionadamente, sus manos recorrían tu cuerpo desde tus brazos descubiertos hasta tu trasero subió la tela de tu vestido para poder amasar tu carne desnuda y apreciar la delgada tela de lencería.
Tus traviesas manos también aprovecharon para deshacerse de su camisa y tocar su abdomen, tus labios dejaron los suyos para bajar a su cuello, el cual supiste que era su punto sensible cuando gruño tu nombre y juraste que podías sentir sobre tu muslo como se formaba una erección debajo de sus pantalones. Sirius estaba a punto de hacer a un lado tus bragas, pero tus manos en su cinturón lo distrajeron —quiero tenerte en mi boca.
El pelinegro con solo escuchar esas palabras rápidamente te ayudo a bajar su pantalón lo suficiente para que su pene rebotara contra su abdomen, se sentó en el borde de su cama y espero a que te arrodillaras en medio de sus muslos —tan desesperada —trato de burlarse pero al final termino gimiendo patéticamente cuando envolviste tu mano alrededor y comenzaste a bombear de arriba a abajo.
—Trata de no ser tan ruidoso —advertiste antes de pasar tu lengua por la punta de su polla en movimientos circulares, Sirius juro que esto era mil veces mejor que su imaginación y su mano, así que no desaprovecharía está oportunidad —toma más —seguiste su orden abriendo tu boca y aunque no llegaste más allá de la mitad fue suficiente para ambos, controlando tu respiración comenzaste a succionar y lamer su pene. Sirius no podía hacer nada más que gemir tu nombre perdiendo su mirada en tu rostro, tus mejillas sonrojadas y tus labios llenos de saliva.
Una embestida inconsciente hizo que su glande llegará aun más adentro —mierda, lo siento, pero ¿puedo follar tu boca? —asentiste preparándote para lo que vendría, te separaste tomando una gran bocanada de aire mientras el se ponía de pie —dime cuando parar —susurro, con sus dedos enredándose en tu cabello tomo la base de su miembro y se introdujo en tu boca, tu lengua se mantuvo delineando la vena que sobresalía de su piel mientras una de tus manos apretaba su muslo.
Una vez la punta de su pene toco el final de tu garganta echo sus caderas hacia atrás para embestir de nuevo hasta que tu nariz choco contra su pelvis, la sensación era incomoda pero lograba disiparse con el placer que sentías entre tus piernas, las embestidas eran cada vez mas rápidas y lagrimas empezaron a empapar tus ojos. Sirius poso su calientes dedos sobre el tirante de tu vestido y lo bajo hasta que tu vestido prácticamente quedo enrollado en tu cintura, con esto el pelinegro pudo tener una increíble vista de tus pechos.
Pudo notar como tus pezones se endurecían por el frio, como tu delineador de ojos estaba manchado por las lagrimas que rodaban por tus mejillas y también como tus caderas se movían en busca de algún tipo de contacto contra tu zona, eso fue mas que necesario para que sintieras su polla hincharse y palpitar hasta que salió de tu boca y con ayuda de su mano termino por correrse sobre tus pechos con largos hilos de semen.
—Voy a limpiarme —dijiste una vez el orgasmo de Sirius termino —espera, aun no hemos terminado, vamos a ver que tan mojada debes de estar —con dos dedos recogió la blanca sustancia de tus pechos y los puso sobre tus labios, no dudaste en lamerlos mientras Sirius sonreía bastante emocionado por todo lo que harían.
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