Capitulo 12 (Part. 1)

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⚜ Malec ⚜

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⚜ Malec ⚜

Pov. Mia

— ¿Ya puedo pasar? —. Le pregunté al guardia de Alacante.

No había podido dormir nada. Toda la noche me la había pasado vomitando, llorando, y sobre todo, lamentandome por mi suerte. Creo que debería visitar uno de esos terapeutas, como los mundanos los llaman.

El moreno frente a mi me miró con una ceja alzada. No era secreto que todos en Idris ya sabían que era la otra hija de Valentine.

— Por favor —. Le pedí de la manera más amable que pude. — Quiero ver a mi hermana.

— ¿Y por qué debería? —. Cuestionó fríamente. — Eres la hija de ese monstruo. Lo mejor sería que tu y tu hermana se fueran a juicio —. Espetó con sus emociones latentes.

Solté un suspiro molesto. Todos esos sentimientos externos estaban empezando a enojarme. Aparte, ciertamente sus palabras me habían herido.

— Déjame, pasar. No quiero obligarte —. Amenacé.

— Todos los Morgensterns son iguales —. Escupió con odio. — Creen que todos debemos hacer lo que quieren, cuando quieren. No son diferentes de la escoria demoníac...

Toqué la cien de su rostro mientras continuaba con su parloteo. Tragué con dificultad cuando sus memorias me golpearon. En pocas horas había aprendido a indagar más profundo en las mentes de los demás.

En un segundo, la primera imagen se mostró ante mi.

Había un niño pequeño en una sala de enfermería de Idris. El día parecía sombrío, la enfermería estaba hecha un desastre; todo lo que se podía oír eran llantos desconsolados y maldiciones hacia mi padre.

Hice una mueca de dolor cuando el moreno intentó resistirse, como si quisiera expulsarme y solo me empujara una y otra vez.

Su madre había sido asesinada durante el levantamiento de Valentine. La clave le había acogido y dado un hogar.
El le tenía un profundo rencor al Morgenstern mayor.

— Cuanto lo siento. —. Le susurré como pude. El nudo en mi garganta había vuelto. — Es solo que, en serio he tenido una semana realmente mala y solo quiero ver a mi hermana —. Lo miré fijamente. Sus ojos estaban brillando con un destello rojizo; el mismo que salía de mis manos y me dejaba entrar a su mente. — En serio, lo lamento—. Gruñí cuando intentó resistirse nuevamente.

Sus gritos pidiendo auxilio me estaban empezando a molestar. El moreno no dejaba de compararme con Valentine, gritando que era igual a el; un monstruo.

— ¡Yo no soy mi padre! —. Le grité de vuelta.

El chico cayó en el suelo soltando jadeos de dolor.
Lo miré en el piso retorciéndose, suplicando que parara, pero... ¿Por qué parar?. El solo me veía como una manzana podrida más en mi familia, el no sabía por lo que yo estaba pasando en estos momentos. ¿Es que acaso yo no tenía los mismos derechos que el?.

The Morgensterns (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora