...
Pov. Mia
La habitación estaba oscura, pero sobre todo, llena de humedad irritando mi nariz. Jadeé asustada cuando una vela al otro lado del pasillo se encendió, con su pequeña flama apuntando en todas direcciones.
—¿Hola?—. Pregunté con la voz quebrada, presa del miedo. No traía nada más que una blusa pegada a mi cuerpo por el sudor y unos pantalones de chándal. Sin zapatos, sin noción del tiempo.
Comencé a caminar temblorosa; sintiendo como mis dedos y la planta de mis pies se iban empapando de algo espeso y caliente, similar a la miel, pero que simulaba ser una especie de slime burbujeante que salpicaba mis tobillos conforme avanzaba.
Me paralicé cuando solo pude avanzar unos centímetros, oyendo a lo lejos una profunda respiración que hacia eco en las paredes, las jodidas paredes que no parecían tener fin.
—¿Jace?—. Pregunté aún con un nudo asfixiando mi garganta.
—Mia...—. Oí una voz detrás de mí, mucho más cercana que la del eco. Así que, armándome de valor, giré rápidamente encontrándome oscuridad; fría y densa oscuridad. No había nadie al lado mío.
—Amelia...—. Volví a oír la misma voz.
Giré nuevamente. Mis muñecas y tobillos dolían por el frío que hacía, pero esta vez no solo había oscuridad, en realidad, todo estaba más iluminando. Los peldaños rebozaban de velas por todas partes, la cera de ellas nadaban cerca de mis pies sin llegar a tocarlos realmente, y, al final del pasillo, cerca de la vela; había una silueta de una chica, una chica bastante parecida a Clary.
Aceleré mi paso temerosa de quedarme atrás en la oscuridad una vez la vela se consumiera, pero no pude llegar muy lejos, la misma miel del piso ahora se había adherido a mis pies como brea. Brea hirviendo.
Tomé una de las velas a mi alcance y ésta se derramó en mi muñeca sacándome un jadeo de dolor. La apunté lo más alto que pude y alumbré el piso desesperada.
—¡Ahhh!—. Grité pavorecida al ver la espesa y rojiza sangre cubriendo el suelo y mis pies junto con ella. Tiré la vela al suelo, la cual se apagué al instante, y retrocedí respirando violentamente mientras todo mi cuerpo temblaba.
—¡AMELIA!—. Oí la voz de Valentine en todas direcciones; repitiendo mi nombre una y otra vez.
—¡Basta!—. Grité. Sentía que estaba perdiendo la cabeza, su voz no dejaba de azotar en las paredes. —¡Lo lamento!, ¡lo haré mejor está vez!—. Comencé a balbucear en la desesperación.
¡Lo lamento!, gritaba mi mente al unísono.
Tomé mi cabeza entre mis manos, bañándome las mejillas de sangre en el camino y me negué a abrir los ojos a pesar de que no se podía ver nada. Cada minuto que pasaba me costaba más respirar, como si el oxigeno se estuviera terminando.
—¡BASTA!—. Froté con desesperación mis manos en mi ropa pero la sangre no se iba, como si estuviera seca desde hace mucho.
—Mia—. Oí una voz infantil apenas los gritos de mi padre cesaron, era la vocecita de Max.
Miré aterrada a todas partes pero todo a mi al rededor era una bruma negra y densa, hasta que una flama a mis pies se encendió de repente, la misma que había dejado caer, dejando un camino de flamas a través de la sangre hasta la silueta de un niño.
—¡MAX!—. Corrí hasta allí lo más rápido que pude hasta tropezar con algo crujiente en el suelo; sin embargo, no caí. Miré a mis pies nuevamente, con miedo brotando de mí, y entonces fue cuando grité con horror.
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The Morgensterns (EDITANDO)
Fanfic☼ 𝐋as gemelas Morgenstern ☾ ⚜ 𝐽𝑎𝑐𝑒 𝐻𝑒𝑟𝑜𝑛𝑑𝑎𝑙𝑒 𝑦 𝑡𝑢́. ⚜ 𝑁𝑖𝑛𝑔𝑢𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒𝑠 𝑚𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒𝑛 𝑒𝑥𝑐𝑒𝑝𝑡𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎 𝑀ia 𝑀𝑜𝑟𝑔𝑒𝑛𝑠𝑡𝑒𝑟𝑛. 𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑡𝑜𝑟𝑎...