Tercera persona
—¿Qué opinas de Lecks? Ambas fueron las huérfanas de Light Moon ¿no? —preguntó Antoine con curiosidad.
Deje de lado mi libro para verlo efímeramente. Ambos leíamos unas cuantas cosas antes de la ceremonia que sería en un par de días. Las cosas en Moon estaban muy tensas con Lecks que era maltratada por sus primos que practicaban para ser futuros líderes de sus aldeas. En repetidas ocasiones fui testigo y me cabreaba verla aguantando sumisamente porque no tenía opción alguna.
—No tengo nada que decir —respondo regresando mi mirada a las hojas viejas. —Fuimos amigas pero eso es todo.
De nuevo escuchamos un ruido a las afueras de mi casa. Ambos salimos y otra vez Tem junto a los demás príncipes estaban humillando a Lecks.
Bajamos las escaleras y nos hundimos en el grupo de personas que se situaba a su alrededor.—Eres una bastarda asesina. —Dijo Tem golpeándola.
La escena me dolía. Ella tenía la misma ropa que hace unos días y la suciedad se notaba. Ella tenía las manos esposadas.
—No mereces nada —Añadió el pelinegro. Asintió mirando de reojo a sus primos, los demás príncipes y la tomaron. Con una daga cortaron su hermosa trenza.
<Lecks haz algo>
Continuaron cortando a su antojo y ella no trató de moverse en absoluto.
<Alecks haz algo>
Volteo y me buscó con la mirada, me dio una sonrisa efímera como solo ella sabía. La miré en busca de que se defendiese pero solo negó ladeando la cabeza un poco.
La casa de la luna fue abierta y todos voltearon a ver al Alfa que se cernía orgulloso como siempre, todos nos hicimos a un lado por inercia y el quedo mirando a su nieta en el suelo con el cabello mal cortado. Le ignoró y siguió su camino.
¿Cómo podía hacerle eso a su propia sangre?
Quería ayudarla, devolverle todo lo que me ha ayudado antes pero soy una simple omega y la mayoría de los príncipes betas.
No era muy tarde cuando por fin salí de mi casa a dos días de la ceremonia. Tengo 15 años y no solo sabré quien es mi Mate, también sere recibida como una de las únicas omegas que hay en la aldea. Todos me consideran débil y creo que lo soy.
Me puse un abrigo y salí aunque el frío viento me lo negaba. Antes de llegar al almacén me di cuenta que dos chicas mayores hablaban en el centro, escuché un poco y me detuve.
—No quiero ser voluntaria a ayudar a esa alfa torpe y débil. —Soltó una de ellas con asco.
—Oí que la golpiza que le dieron los cazadores fue tan intensa que el cabello se le hizo así por el miedo.
Han pasado cuatro días desde su llegada y no me he atrevido a verla a los ojos, tengo miedo. Después de pensarlo por un par de minutos me acerco a las chicas y les hablo.
—Yo podría ser voluntaria —dije con dificultad.
Ellas en cambio me miran extraño pero asienten.
—Si eso quieres...—Dijo sin estar convencida una de ellas.
Aspiró con fuerza tratando de no temblar al estar en la misma habitación que ella. Lecks lo sabe, sabe que estoy aquí pero no se voltea ni dice nada. A puesto que lo único que se escucha es mi corazón desbocado.
—Hola Alecks —digo por fin.
Deja de ser tan difícil respirar y pensar. No dice absolutamente nada.
—Traje un poco de agua caliente y ropa limpia que le sobraba a mi padre. —Añado un poco más segura.
La ropa la elegí por como sigue vistiendo y se que nadie se le acercara de buena gana solo por ser La alfa exiliada. Y no se como explicar este apego que siempre he tenido hacia ella.
Lo siento.
Escucho un susurro cerca de mi oído pero ella no se mueve.
—No tienes porque disculparte. —Dije sin pensar.
Me entran unas intensas ganas de abrazarla, de protegerla a pesar de mi debilidad.
Por favor vete, ya he lastimado demasiado a las personas que amo y tu no haz sido una excepción.
—Lecks no fue tu culpa, no fue tu culpa ser la menor y única esperanza de alfa en Light Moon. —Me puse frente a ella, yacía sentada con los ojos llorosos. —No fue ni será tu culpa. —Con mi pulgar removi una lágrima, ella al sentir mi tacto inclinó su rostro a mi mano para tener más contacto, sentía su ronroneo. —Vales demasiado pero haz sido etiquetada por ciegos.
La atraje a mi. Por fin correspondió el abrazo, su rostro estaba en medio de mi cuello y hombro, lloraba. Sus manos se apretaron en mi espalda.
—Todo estará bien.
Le dejaba pequeñas caricias en su cabello mal cortado. La sensación de paz que me brindaba me hacía pensar que nada podría pasarnos. Ella es la que huele tan bien y me atrae, pero, en días descubriré quien es mi mate y quiero saberlo, pero no quiero lastimarla.
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Entre vampiros, lobos y otras catástrofes.
Hombres LoboContinuación de Mi mate, en mi perfil. "No la mató pero algo la dejo agonizando desde ese dia" -No eres las misma ¿Qué te sucedió? -pregunta con preocupación. -Supongo que todos cambian ¿no?