Parte 4: Cerditos

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Era una mañana bastante lúgubre en las Islas de las Sombras, siendo que la Reina Sangrienta y la joven Gwen habían salido en lo que parecía un picnic.

Todo esto fue a raíz de una conversación entre la Reina y el mismísimo Viego.

"¿Que salga de la corte?"

"Sí, considero que puede ir conociendo ciertos lugares de las Islas"

"No sé cuan seguro podría ser eso..."

"Su majestad, la princesa Gwendoline es una jovencita, está inquieta y estar encerrada en un castillo solo será más problemático"

"Mmm..."

"Y sí, convertir sus viejas catacumbas en un palacio ha sido un avance..."

"Pero..."

"Pero conocer a sus futuros súbditos también es importante"

"Las Islas de las Sombras también ocultan peligros..."

"Su majestad..."

El liche se encontraba cerca de ellos, ya que siendo uno de los consejeros del Rey Arruinado parecía tener una postura.

"No quiero inmiscuirme, pero creo que la petición es acertada"

"¿En qué sentido?"

"No solo le vendrá bien ir conociendo las islas, sino también calmará su impaciente curiosidad"

"¿Y si se mete en problemas?"

"Irá con la Reina Sangrienta, además de que la niebla bendecida la protege de espectros medianamente fuertes"

"........"

"Será solo por un par de horas"

"De acuerdo... tenéis mi permiso..."

"Gracias, su majes..."

"Pero como me entere de que le ocurre algo..."

El recuerdo de Zorina terminó justo cuando Gwen empezó a tirarle del brazo, pues parecía que había estado en un trance.

"Emm... ¿sí? ¿qué ocurre?"

"Parecía en trance"

"No, solo estaba... admirando la vista...."

"¿Esta vista?"

Ambas se encontraban frente a lo que parecían ser los restos de una granja demacrada.

"Sí, una granja completamente derruida"

"Oh, nunca había visto una granja"

"Suelen ser más alegres"

"Pero al contrario que en los libros no veo animales"

"Espera solo un momento..."

La espectra lanzó un rayo de magia al cielo que explotó cual fuego artificial, provocando que apareciesen muchos cerditos.

O más bien cerditos fantasma...

"¡Oh! ¡¿Qué son esas cositas?!"

"¡Oink! ¡Oink!"

"Son cerditos... o más bien lo que quedan de ellos"

"¡¿Cerditos?!"

"¡Oink!"

Algunos de los cerditos se acercaron a Gwen, quien se inclinó con cuidado de no mancharse y procedió a acariciarlos.

Parecía ser su primer encuentro con la fauna de las islas.

"En las Islas hay toda clase de animales, algunos más peligrosos que otros"

"¡Son monísimos!"

"¡Oink!"

"Discrepo... pero sin duda son de los más mansos"

"¡¿Quién ha iluminado todo esto?!"

"¿Quién ha dicho eso?"

"Tranquila, Gwendoline, sigue con los cerditos"

"Grgrr..."

Del interior del edificio principal de la granja salió una especie de hombre cerdo, con sombrero y mono de granjero. Y una horca.

El espectro se acercó a Zorina, que no perdió su temple.

"¡¿Qué están haciendo en mi granja?!"

"Badysh, ¿correcto?"

"¡Badysh! ¡El Carnicera Voraz!" - se presentó enojado - "¡Y esta es mi granja!"

"La princesa Gwendoline únicamente quería ver a sus hermosos... según ella... cerditos, para adaptarse a la fauna local"

"¿Princesa?"

"Sí, princesa"

"¿De dónde?"

"De las Islas de las Sombras"

"........"

"Hija del Rey Arruinado, princesa de Camavor y por derechos de conquista de las Islas de las Sombras..."

"Es... ¿la hija del Rey?"

El ente vio a la pequeña jugando y divirtiéndose con los cerditos. Imagen agradable, pero no lo que esperaba de la hija de...

"Si tienes algún problema podemos consultarlo con su majestad..."

"No, no... yo... haré una excepción..."

"Qué generoso, lord Badysh"

"¡Señor!" - le llamó Gwen - "¿Qué comen estos cerditos?"

"Carne humana"

"Oh, los peques tienen ham..."

"........"

"Espere, ¿ha dicho que comen carne humana?"

Las Desventuras de GwenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora