Parte 29: La Grandeza de Camavor

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Era un día bastante normal en el día a día de los invocadores del Instituto de Guerra, esos encargados de tratar los problemas entre campeones...

O de actuar como intermediarios en algunos equipos... y como ejemplo está el invocador conocido como la Linterna.

"James, ya te he dicho..."

"Déjame en paz, Reira"

"¡Escúchame!"

"........"

"Los invocadores deben llevar togas moradas, no capuchas negras y una máscara de... ¿Kog'Maw?"

"Me da igual"

"Pero hay normas"

"¿Qué es lo peor que puede pasar por ir de negro? ¿El fin del mundo?"

En ese mismo momento la sala en la que se encontraban hablando ambos invocadores fue perturbado por un torrente de magia  espectral.

Era una luz cegadora la que introdujo a Viego, Gwen y Vex al edificio.

"¿Hola?"

"Saludos... invocadores..."

"Saludos..."

"Mi nombre es Viego, rey de Camavor... exijo hablar con quien esté a cargo de esta institución..."

"Perdón, pero..."

La Linterna rápidamente le tapó la boca a su compañera, que pudo notar que estaba más rígido que de costumbre, como si tuviese miedo.

¿Miedo? ¿Él? ¿El tipo que atacó a Thresh?

"Ha dicho... ¿rey de Camavor?"

"Exacto... y quiero ver a vuestro líder.."

"Por supuesto..."

"........"

"Puedo... ¿puedo saber el motivo?"

"No está relacionado con el carcelero si te lo estás preguntando" - afirmó el rey - "Pero cuánto menos tardes..."

"........"

"Más recordaré tu utilidad..."

El invocador de negro se marchó agarrando del brazo a su compañera. Tras esto la muñeca viviente se giró hacia su padre.

"¿Eso ha sido un intento de pedirlo por favor?"

"No exactamente..."

"La próxima vez deberías intentar pedírselo por favor"

"Debería haber traído a Karthus conmigo..."

"¿Por qué no vino la tipa de sangre?" - preguntó Vex desganada

"Los invadió hace unos años... no creo que sea bueno traerla en un primer contacto..."

Finalmente apareció una mujer mayor de pelo negro y algunas arrugas en el rostro, además de cicatrices muy destacables.

"Buenas... tardes..."

"Saludos, soy Viego, rey de Camavor... esta es la princesa Gwendoline... y la yordle es mi subordinada, Vex"

"Yo soy Vessaria Kolminye... actualmente alta consejera encargada de dirigir esta institución... su alteza..."

"Un placer... supongo"

Debido a su carácter autoritario al rey le costaba hacer un cumplido correctamente. Aunque la invocadora pareció pillarlo.

"¿Y en qué puedo ayudarles?"

"Probablemente ya me conozca, aunque bajo el renombre del Rey Arruinado"

"Así es..."

"Durante años he sido vuestro horror al daros pesadillas... aunque también os he librado de almas corruptas..."

"Más de lo primero que de lo segun..."

"........"

"Continúe..." 

"Varios de mis súbditos pertenecen a su institución, así pues como gobernante de las Islas de las Sombras y de Camavor..."

"¿Va a destruirnos?"

"Yo... ¿qué? No"

"Mejor, porque eso sería muy malo"

"........"

"........"

"Padre... el motivo por el que estamos aquí..."

"Oh, sí..." - murmuró antes de meditarlo por unos segundos - "La familia de Camavor... y esta yordle... queremos darnos a conocer..."

"¿En qué sentido?"

"Es hora de que el mundo reconozca al gobernante de los espectros..."

"........"

"Queremos unirnos al Instituto de Guerra"

"Por favor, sí"

"Yo... ¿cómo dice?"

Para el Instituto de Guerra era una oportunidad de oro.

Ellos actuaban como intermediarios contra conflictos, y con el Rey Arruinado entre ellos podrían solventar varios... relacionados con él, claro está.

¡Podrían incluso bajar el índice de muertes por año!

"Sería un honor tenerles entre nuestros campeones"

"Sí, claro..."

"¿Le viene bien que empecemos con el juicio de guerra?"

"¿El juicio de guerra?"

"Mero procedimiento... solo unas preguntas..."

Definitivamente el Rey Arruinado se esperaba este sitio llevado de otra manera... pero ya se lo había prometido a Gwendoline...

"¿Cuánto dice que tardarán?"

Las Desventuras de GwenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora