no manners 。 yuta

決定 '

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Adachi Akari dudaba mucho de las intenciones que poseía Hiroto con Hasuna, no dramatizaba. Creía que no podía existir un hombre tan buen portado, gentil, cariñoso y sumamente atento, sin esperar algo a cambio. Watanabe Hiroto era como un personaje sacado del cine y la televisión, lo que demostraba era demasiado ficticio para ser verdad.

Ningún chico podía ser así.

Ella creía que toda persona que practicaba la amabilidad extremista y no poseer defecto alguno contenía algo en su interior.

Akari aquella noche tomó la mano de Hiroto, aceptando el trato.

El contrario pestañó un par de veces sin poder asimilarlo.

Ella había finalmente cedido ante él.

No pudo evitar alargar una sonrisa brillante en su rostro y para su sorpresa ella también lo hizo. Akari esbozó la sonrisa más angelical e inocente que había visto en su rostro jamás.

La pelicafé fue la primera que tuvo la iniciativa de quebrantar aquel apretón de manos entre ambos, para dirigirse hacia dentro de la estructura sin brindarle una mirada o algún comentario más, dando por concluida su charla.

— ¡Que tengas buenas noches, Akari!.

¿Pero en verdad ella había aceptado el trato así como así?.

Si se regresaba a aquél momento, en dónde ambos estaban parados frente a frente, justo unos instantes antes de que ambos juntaran sus manos en un apretón dado por sellado el trato.

Detrás de la femenina figura de Akari, en su espalda se escondía su mano con sus dedos cruzados.

La sonrisa pura e inocente que le había regalado desapareció de su rostro en el momento en que él desapareció de su vista.

— Crédulo.

Después de aquel día, las semanas habían avanzado veloces, al igual que los días.

Aunque Akari no lo había sentido de esa manera.

— Esa perra —la voz de una chica resonaba en uno de los baños de Handai—, por su culpa expulsaron a Nakamoto Yuta. ¡No es justo!.

Sonidos provenientes del bolso de la chica se podían oír con frecuencia, removía su bolso una y otra vez, parecía buscar cosas en él.

Akari oía atentamente encerrada en uno de los sanitarios en silencio. Había quedado atrapada ahí desde que las escuchó aproximarse y no habían salido del baño desde entonces. A juzgar por los sonidos y el tiempo allí, las chicas seguramente debían de estar maquillándose.

Un fuerte aroma a colonia se prolongó en el estrecho lugar y la de pelo café tuvo que tapar su nariz para evitar soltar un estornudo o sería descubierta.

No quería salir, evitaba a toda costa a las personas recientemente.

— ¡¿Cómo?! —exclamó la segunda chica dentro del sitio con sorpresa—, ¡pero si ibas a invitarlo a salir, Hinami!.

— ¡Exactamente!, ¡Agh! —un breve grito agudo lastimó los oídos de Akari proveniente por la primera chica—. ¡Se acabó!, todo por esa tal Akari.

Sonrió con gracia, por alguna razón la conversación le parecía graciosa.

— Ella debía ser la expulsada, por ser una zorra —comentó su amiga y la sonrisa de Akari desapareció. Se acomodó mejor en el retrete, sabía lo que venía—. ¿No ves como se viste?.