Capítulo 11

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-Capítulo 11-

Cristina se lo pensó cuidadosamente antes de darle una respuesta... La fina línea y diferencia entre mentir y decir la verdad...

C: le hablé a Ángel Luis...

Federico se enfureció en milésimas de segundos, caminó hacia ella y tomándola del brazo violentamente.

F: ¿Por qué tienes que hablarle a ese tipo??
C: es mi amigo. Suéltame. Por favor...
F: ¿Qué tiene ese imbécil que no tenga yo, Cristina?? (Soltándola igual de enojado) Parece que nada de lo que hago te gusta... Cuando antes no te quejabas...
C: tú no sabes la ilusión que tenía en este matrimonio... Pensé que sería feliz contigo... Creí que me amabas y que por eso te casabas conmigo...
F: yo solo te recuerdo que eres mi mujer. Y tu lugar será siempre a mi lado. Así que no intentes verte con Robles.
C: ¡Tú no eres mi dueño!!
F: ¡Sí lo soy! (Saliendo todavía más furioso de la habitación)

Caminando por la zona, Federico intentó distraerse y bajar la rabia que traía... Se ponía así siempre que imaginaba a Cristina cerca de otro hombre...

A pesar de estar en la ciudad le interesaba encontrar algo parecido a un rancho... O caballos, era bueno en eso y sin duda tenía que aprovechar aquello...

Pasó por la Iglesia 4 horas después de estar por aquí y por allá... Para su sorpresa el sacerdote hablaba con unos feligreses en la vereda, se despidió de ellos y lo invitó a entrar...

Pa: ¿Cómo has estado...?
F: mal... Las cosas con Cristina van de mal en peor...
Pa: precisamente ella está aquí...
F: ¿Desde qué hora...?
Pa: desde hace 3 horas más o menos... Me estuvo ayudando con los niños de la catequesis... Y ahora insistió acomodar unos libros en mi oficina...
F: ella quiere dejarme, padre... Y es verdad que estuve a punto de arrepentirme pero fue porque tenía miedo casarme...
Pa: es normal tener miedo, pero dile eso a tu esposa... Ustedes 2 necesitan hacer una tregua... No pueden jugar con el sacramento del matrimonio...
F: dígaselo a Cristina... Yo ya me hice a la idea de esto...
Pa: créeme que hablamos mucho en estas últimas horas... Y está pensando mejor las cosas...

*Sacristía*

C: padre, ¿Qué le parece si de este lado...? (Volteó y se encontró con Federico) ¿Qué haces aquí...?
F: iba pasando y el padre me dijo que estabas aquí...
Pa: muy bien, muchachos. Siéntense por favor.

Federico y Cristina hicieron caso y se sentaron frente al sacerdote.

Pa: como ya hablé con cada uno por separado, ustedes necesitan conocerse más... El noviazgo es algo muy diferente a lo que es el matrimonio... Y cuando hay una pareja que se quiere, vale todo porque sigan juntos... Más si hay un bebé de por medio...
C: yo no quiero esto sólo por mi hijo...
F: Cristina, yo estaba contigo desde antes que quedaras embarazada, ¿Recuerdas?
C: recuerdo que lo nuestro no tenía un futuro... Estábamos viviendo el presente...
Pa: pues hagan eso ahora. Vivan el presente.

El sacerdote dejó de existir para la pareja de enamorados, Federico tomó las 2 manos de Cristina... Acariciándoselas...

F: yo te prometí volver por ti dentro de unos años... Pero ya no es necesario, porque nos casamos... Y llegamos juntos a la capital...
C: está bien...Como dijo el padre, vamos a conocernos... Sólo así sabremos si esto tiene caso o no...


Esa, como todas las noches anteriores Cristina entró a bañarse, pero esta vez se le olvidó y dejó la puerta semi-abierta...

El cubículo de la regadera era fantástico, pensó Federico cuando se atrevió a pararse en la entrada y observar...

La figura clara de Cristina, un poco a manera de sombra por el tipo de cristal y el vapor... Pero aún así la pudo ver pasarse las manos por los pechos... Enjabonando uno y luego el otro... Haciendo evidente que iban creciendo... Igual que el vientre...

No la había visto desnuda hace días... ¿Era posible que su cuerpo hubiera cambiado??

Más osado, entró al baño y fue hacia la regadera... Con el corazón latiéndole a mil por hora, y su virilidad empezando a cobrar vida...

Se paralizó cuando la vio llevarse una mano a la unión de sus muslos... Justo donde él quería estar... Donde moría por estar...

La deseaba tanto que por un instinto se tocó la protuberancia ya rígida con una mano...

Cristina cerró el grifo y algo perturbado Federico se dispuso a salir...

C: ¿Federico??
F: sí...
C: ¿Qué haces...?
F: buscaba algo...
C: ¿Qué...?
F: regreso cuando termines de bañarte...

¿Y ahora que haría?? ¿Cómo aplacaría su evidente excitación...? Con la testosterona a todo lo que daba, intentó buscar una solución... Pero no podía pensar con claridad...

Federico escuchó el agua volver a caer y entró a lo loco, desvistiéndose sin reflexionar en lo que hacía...

C: ¡Federico!! (Sintiendo que el fornido y alto cuerpo se pegaba a su espalda y la atrapaba contra la pared)
F: ya no puedo más, Cristina... (Con sus labios le daba mordiscos en el cuello) Desde que nos casamos que...
C: quedamos que vamos a conocernos...
F: ¿Pero tú no me deseas...? (Pasando sus manos por sus piernas) ¿No quieres disfrutar del placer de cuando estamos juntos...?
C: no así...
F: por favor... No me niegues tu cuerpo...
C: esto no soluciona nada...

Él la giró y la besó frenéticamente... Enroscando su lengua con la de ella... Con cada roce demostrándole cuánto la deseaba...

Esa noche Federico se quedó sólo en la regadera... Necesitó de mucha agua fría para superar que Cristina saliera antes de tiempo...

^^ Unos días después, Cristina había abandonado la idea de comunicarse con Ángel Luis; mantenía una relación de amigos con Federico, aunque dormían en la misma cama, pero ella fijó una línea que él tendría que traspasar a base de mucho esfuerzo... Obviando el episodio de la regadera...

F: ¿Estudiar??
C: sí, me gustaría mucho... Y tú deberías hacer lo mismo...
F: ¿Yo??
C: dice el padre que nunca es tarde para empezar...
F: Cristina, pero nosotros debemos pensar en el bebé... Por otro lado, no podemos seguir para siempre en este hotel... Mira lo que gastamos en un solo día... (Mostrándole la hoja de sus cuentas)
C: El padre me dio las direcciones de algunas universidades públicas, no tendríamos que pagar nada...
F: ¿Y cuando nazca el bebé qué??
C: no sé... ¿Qué pensabas tú al venirte solo para acá...?
F: trabajar mucho... Hacer dinero, tener un negocio para ser mi propio patrón... Y entonces regresar por ti...
C: las circunstancias han cambiado...
F: si tú quieres estudiar, adelante... Pero yo voy a buscarme un trabajo... Mañana salgo a ver qué encuentro...

El teléfono sonó y a quien no le gustó aquello fue obviamente a él... Porque, ¿Quién podía llamar??

C: ¿Contestas tú o contesto yo...?
F: bueno... (Levantando la bocina del teléfono)
Con: Federico... ¿Cómo están...?
F: bien Doña Consuelo... (Muchísimo más relajado) Le paso a su hija...


>> Mañana siguiente... Era una pesadilla, desde que llegaron al Distrito Federal, todos los días Cristina se había levantado con náuseas... Directita al baño...

Federico entró cuando ella se lo permitió y la encontró extremadamente pálida...

C: no sé cuánto más va durar esto...
F: Cristina... (Levantándola en brazos) Tienes que ir a un doctor... No puedes seguir así... (Depositándola con cuidado sobre la cama)
C: preguntaré por uno en la recepción del hotel...
F: que sea hoy mismo...

>> A pesar de ser bien macho, a Federico le dio temor entrar con Cristina al consultorio... Además se sentía fuera de lugar rodeado de puras mujeres embarazadas...

C: dice el doctor que es normal... (Cuando su consulta terminó)
F: ¿Cómo normal??
C: en los primeros meses del embarazo... Igual que lo de la intolerancia al café... Necesitamos un libro sobre el embarazo...
F: ¿En un libro te dice todo lo que pasa cuando una mujer está embarazada??
C: sí... El doctor me explicó los síntomas y también cómo aliviarlos un poco, pero estoy segura que la información de un libro nos ayudará más...

>> Cristina terminaba el primer libro de los 5 que Federico le compró por la tarde, recostada en la cama en la más completa calma... Pero la verdad era que echaba de menos su presencia...

Iba por la mitad del segundo libro, cuando Federico llegó...

F: hola...
C: ¿Cómo te fue...? ¿Encontraste algo...?
F: mañana mismo nos vamos de aquí... (Sacando otra llave del bolsillo del pantalón)
C: ¿Qué dices??
F: gané una casa... (Con una gran sonrisa)
C: ¿Qué?? ¿Cómo??
F: como gané "Ojo de Agua" y mucho dinero...
C: ¿Apostando?? Federico, ¿Te volviste loco?? ¡Eso no está bien!
F: fue una carrera...

Entonces Cristina comprendió por qué su marido llegó despeinado, algo estrujado y evidentemente transpirado...

C: ¿Qué apostaste??
F: dinero...
C: ¿Y si perdías??
F: gané Cristina... Ya tenemos algo nuestro... Un lugar donde vivir... No es muy grande según me dijeron, pero después tendremos una mansión... Ya lo verás...
C: ¿A base de apuestas??
F: sólo esta vez...

C: ¿Te pusiste a pensar que alguien perdió su casa??
F: No es culpa mía, yo no la aposté... Yo simplemente gané... ¿Ves cómo no necesitamos de nadie para salir adelante?? Voy a darte todo, Cristina... (La abrazó por la cintura y le dio vueltas por el aire) Todo lo que tú te mereces... Me basto y me sobro para conseguir nuestra primera casa...
C: no quiero que corras más... No por apuestas...
F: tengo que hacerlo hasta que sea necesario... Iré abajo a informar que mañana nos vamos...

En la mitad de la madrugada, Federico se despertó gracias a Cristina, la cama era muy amplia, pero uno de sus pies le rozó la pierna...

Encendió la lamparita de noche y vio que toda la cobija estaba a un lado, además de eso una capa de sudor le cubría la frente... Y gemía...

¿Acaso uno de esos sueños que tantas veces él tuvo...?

El camisón se le había subido, dejando las piernas y parte del vientre al descubierto...

Lo que lo animó a actuar fue oírla pronunciar su nombre... En un jadeo... ¡Estaba soñando con él!

Se inclinó y luego de acariciarle con sus manos las piernas, las empezó a besar...

Ella dormida y así le fue quitando el camisón hacia abajo... Entonces entre sueños Cristina se llevó una mano al vientre, con intenciones de bajar y perderse entre sus piernas...

C: Federico... (Totalmente dormida, no sintió la mano de él que le apartaba la suya y sumó la otra a la cinturilla elástica de la íntima prenda)

Le tomó un tobillo y así le separó las piernas... Posicionando su rostro entre ellas... No lo pensó 2 veces y la besó ahí... Donde nadie más que él había tenido acceso...

Ella se sacudió por el primer contacto... Sin ser consciente de lo que hacía Federico... Alzó la mirada y la comprobó que sus pechos subían y bajaban gracias a la respiración irregular...

Una de sus manos ascendió y se cerró sobre su seno... Poniendo el pezón tieso con sus dedos...

La otra mano impedía que el instinto cerrara las piernas y lo dejaran encerrado...

Volvió a hundir su boca en ella y buscó el punto más íntimo y escondido... Moviéndose lenta y atentamente sobre esa zona... Era siempre arrebatado, pero ese deleite quería extenderlo y que no se acabara...

Como reflejo, la mano de Cristina le agarró de los cabellos, gimoteando más alto aún... Y cuando las sensaciones fueron insoportables, gracias al violento éxtasis, se despertó...

C: Federico... ¡Federico!! (Sintiendo su aliento en donde jamás imaginó)

Él alzó la cabeza y regó besos en el camino ascendente... Su vientre, sus pechos...

C: ¿Qué haces...?
F: ¿No es obvio...? (Apoyado en un brazo, se quitó el bóxer)
C: estaba dormida... (Todavía sorprendida por lo que acababa de experimentar)
F: pero me llamabas... Y me tocaste... Te tocabas a ti misma y no necesitas hacerlo... Yo estoy aquí para ti... (Devorándole la boca con un solo contacto) Para complacerte...
C: no...
F: sí... Por favor... Te necesito... Tú serás la única mujer a la que le suplique... (Mientras le separaba los muslos y la besaba ardientemente)

El sentido común de Cristina se hizo humo... Le permitió que la embistiera... Lo envolvió con las piernas y disfrutó de cada uno de sus envites...

Ya luego se preocuparía por aquellos sueños húmedos que estaba teniendo...


>> Antes del mediodía, y a bordo de un taxi llegaron a una buena zona de la ciudad, ni la más pobre, ni la más acaudalada...

Se trataba de una casita, que por el momento estaría bien para ellos 2 y el bebé...

Eso sí, podría ser la décima parte de la Casa Grande en "El Platanal", pero iban a sobrevivir en el pequeño espacio...

F: ¿Quieres abrir tu nueva casa...? (Extendiendo la llave a Cristina)
C: ¿Seguro...? (Dedicándole una sonrisa encantadora)
F: adelante...

Y mientras Federico tenía el pecho henchido por el orgullo de haber conseguido un lugar para vivir en tiempo record, Cristina estaba llena de ilusión por su nuevo hogar...

Los 2 quedaron de piedra al entrar, no podían creerlo... Tenían unas expectativas altísimas...

Se miraron boquiabiertos, se miraron y luego regresaron la vista al lugar... Minúsculo, aparte de polvoso...

Un viejo sillón frente a una pequeña chimenea... Eso a primera vista, y lo demás estaba por venir...

En la cocina un refrigerador antiguo, una estufa sin gas y ya...

Y en la habitación una cama que podía ser la mitad del tamaño en comparación a la del hotel.

Aún así, Federico la alzó en sus brazos y entraron a la recámara, al acostarla y él caer sobre ella, sintieron un sacudón y un desnivel...

¡La cama se había caído de un lado!!

C: ¡Federico!!
F: pero... ¿Qué es todo esto...? (Levantándose y ayudándola a ella a hacer lo mismo)
C: ¿Qué fue exactamente lo que te ofrecieron con esta casa??
F: no me dieron ningún detalle...
C: ¿O fue que no preguntaste??
F: creí que sería un lugar ya listo para vivir...
C: eso habría sido una suerte... No podemos quedarnos aquí, Federico.
F: no vamos a regresar al hotel cuando aquí tenemos un lugar para vivir...
C: entonces tenemos que limpiar todo... Y salir a comprar por lo menos una cama y un sillón... Ah, y comida... Además del gas si es queremos cocinar...

F: ¿y tú sabes cocinar...?
C: un poco... ¿Y tú?
F: claro que no Cristina. (Soltando una carcajada) Eso es para mujeres...
C: pues no sé quién hará todo aquí, te recuerdo que en la hacienda yo tenía criadas a mi disposición...
F: yo también...
C: tendremos que volver al hotel hasta que consigamos dinero para contratar alguien que se ocupe de la casa...
F: el dinero que nos queda se nos va a esfumar si hacemos eso...
C: entonces tú harás unas tareas y yo otras... (Cruzándose de brazos)

Ahora es que empezaría lo bueno... Cuando eran ellos 2 solos...

>>>>

La cama y el sillón que compraron se los llevarían al día siguiente, fue lo único para lo que les alcanzó pues gastaron en comida y artículos de primera necesidad, entre ellos sábanas y toallas.

Federico midiendo el dinero casi que con cuenta gotas... Porque necesitaban tener una reserva para cualquier situación.

Se las ingeniaron entre los 2 para limpiar la casa por completo, les llevó algunas horas hacerlo.

Cristina insistió en comprar 3 galones de pintura con los que esperaban pintar al día siguiente... Ahora ella entró a tomar un baño y Federico sacaba la madera de la cama y dejaba el puro colchón sobre el suelo...

C: ¡Federico!! ¡Federico, ven!! ¡Por favor!!
F: ¿Qué pasa Cristina?? (Entrando al baño y viéndola escasamente mojada y así mismo poco cubierta con una toalla nueva)
C: el agua... ¡Está fría!!
F: te acostumbraste a la regadera del hotel, eh...
C: en la hacienda también teníamos agua tibia... (Atándose la toalla en el pecho) No me puedo bañar así...
F: ¿Y qué piensas hacer...?
C: ¿Pudiste colocar el gas...?
F: tú sigues sin conocerme... ¿Crees que haya algo que no pueda hacer?? (Abrazándola por la cintura)
C: cocinar, por ejemplo...
F: eso no se vale...
C: voy a la cocina...

A pocos pasos ya habían llegado...

F: tú no vas a llevar eso, Cristina... Dame acá. (Agarrando la olla con agua que ella calentó)
C: no vayas tú a quemarte, Federico...
F: claro que no...
C: ni a derramar el agua...
F: tampoco...

Unas horas después era Federico quien salía recién bañado con agua helada, encontrando a Cristina en la cocina...

Se sentaron a comer en el suelo... Algo poco elaborado pero ya extrañaban la comida casera...

C: ¿Qué te parece...?
F: delicioso... ¿Pero ahora entiendes por qué quería volver por ti dentro de unos años...?
C: ¿Vas a empezar?? (Poniéndose en pie con su plato en mano)
F: escúchame... (Levantándose y siguiéndola)
C: eres libre de irte, Federico... O si quieres yo me voy... Nadie te obliga a que estés a mi lado, creí que lo tenías claro.
F: veo que no comprendes... Tú no te mereces nada de esto... Ni mi hijo...
C: ¿pero si merece nacer y crecer lejos de su padre...?

Como no había mucho que hacer, ni dónde estar. Cristina leía en la cama y Federico a un lado llevaba las cuentas de lo que gastaron ese día... En ocasiones parecía estar obsesionado con el dinero, pero necesitaba llevar un control...

Dejó todo y se acostó... Debieron comprar 2 cobijas, aquella era muy pequeña para los 2... Únicamente cubría a Cristina...

F: tenemos que compartir la cobija... Tengo frío...
C: ¿Y qué tal si te vistes??
F: por favor Cristina... ¿Quieres que me enferme??
C: eso no sería mi culpa, fíjate...
F: ¿Vamos a pelear también la primera noche aquí??
C: si pensaras un poco antes de decir las cosas...
F: Creo que a veces tenemos problemas para entendernos...
C: ¿Solo a veces??

Federico hizo que Cristina quitara los ojos del libro y lo mirara a él, sosteniéndola el mentón con 3 dedos se acercó y la besó...

F: no me importa que discutamos... Siempre y cuando estemos juntos... (Acariciándole el cuello y besando sus labios)

Pero mientras hacía eso, sin que se diera cuenta fue jalando la frazada...

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Federico arriba de una escalera prestada, terminaba de pintar la última pared de la recámara... Cuando Cristina apareció como lista para salir...

C: iré a la universidad a inscribirme...
F: ¿Pero ya??
C: sí, no quiero perder más tiempo...
F: ¿Y qué vas a hacer cuando nazca el bebé??
C: faltan 6 meses para eso... Pero ya lo pensaremos...
F: espérame y yo voy contigo...
C: no es necesario...
F: claro que sí. No vas a salir sola.

¿Machismo o afán de cuidarla...? Eran ese tipo de actitudes que confundían a Cristina... Y Federico nunca se lo aclaraba...

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+ Iglesia +

Pa: ¿Cómo van las cosas entonces...?
C: ya empecé a estudiar y estoy muy entusiasmada, padre...
Pa: me da mucho gusto... ¿Federico está siguiendo tu ejemplo...?
C: no... Le estoy insistiendo para que lo haga, pero ahora que empezó a trabajar...
Pa: eso también es bueno... Las cosas se están encarrilando... ¿Qué tal el nuevo trabajo...?
C: él ama los caballos y como jinete le va bien...
Pa: ¿Y sigue apostando...?
C: a mis espaldas, aunque siempre termino por descubrirlo...
Pa: te diré que esas carreras de caballos son muy divertidas...
C: padre, no me va a decir que lo que hace Federico está bien...
Pa: no, no confundamos las cosas... Pero dime, ¿El matrimonio va bien...?
C: no sé... Yo siento que hay algo entre nosotros... Como una barrera...

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6 de la tarde... Y como siempre, Federico llegaba poco limpio... Normal pues trabajaba en un criadero de caballos... La mayor parte del día se la pasaba a lomos de ellos...

Cristina estudiaba para un test en la mesa que lograron comprar con el dinero de otra apuesta de su marido...

Él nunca le decía la procedencia de ese dinero, pero ella se lo imaginaba... No podía ganar tanto en un trabajo y menos de forma esporádica...

Y era esas unas de las acciones que decepcionaban en silencio a Cristina...

F: ¡Hola!
C: ¿Cómo te fue...?
F: igual que todos los días... (Inclinado junto a ella le besó una mejilla) ¿Preparaste la cena...?
C: no, me dijiste que llegarías tarde hoy...
F: me meto a la regadera y vamos a cenar fuera... ¿Quieres...? Tengo un dinero extra...
C: tendría que cambiarme de ropa...
F: vamos... Desde que vivimos aquí no hemos salido...

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^^ 1 mes había transcurrido de todo eso...

Con parte del dinero que Doña Consuelo le dio a su hija antes de que salieran de "El Platanal", Cristina pagó para que les instalaran la línea telefónica, a Federico le parecía un gasto innecesario, pero la suegra insistió en hablarles todos los días...

Por esto, precisamente a la primera persona que Cristina le hablaría sería a su madre...

Con: ahora sí mi vida... Podremos estar comunicadas constantemente...
C: ¿Apuntaste bien el número??
Con sí, tal y como me lo dictaste... Hija, ayer llamó Ángel Luis [ara saber de ti... Acaba de regresar con sus padres de Europa y quiere verte...
C: entonces por eso nadie me contestó cuando le hablé hace unas semanas...
Con: le di tu dirección y va a ir a saludarte en cualquier momento...

Cristina cerró los ojos y se imaginó un posible hostil y hasta violento enfrentamiento entre su marido y su antiguo pretendiente... trabajo y menos de forma esporádica...

Y era esas unas de las acciones que decepcionaban en silencio a Cristina...

F: ¡Hola!
C: ¿Cómo te fue...?
F: igual que todos los días... (Inclinado junto a ella le besó una mejilla) ¿Preparaste la cena...?
C: no, me dijiste que llegarías tarde hoy...
F: me meto a la regadera y vamos a cenar fuera... ¿Quieres...? Tengo un dinero extra...
C: tendría que cambiarme de ropa...

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