Capítulo 23

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-Capítulo 23-

Pero la escasa luz no le permitía ver a Federico todo lo que deseaba mirar...

Siendo él quien estaba al mando del beso, giró con el cuerpo de Cristina entrelazado al suyo hasta quedar sobre ella...

Estiró un brazo para encender la lámpara de noche, pero Cristina se lo impidió...

C: no...
F: ¿por qué...? Quiero verte...
C: nuestra hija...
F: con luz o sin ella va a despertarse cuando tenga hambre o necesite otro pañal...
C: no Federico....
F: hace días que no te veo completamente desnuda...
C: no quedé como estaba antes...
F: no me importa...
C: pero a mí sí...
F: no lo parecía hace un momento... Cuando te quitaste la pijama y te sentaste sobre mí...

Cuando él se inclinaba para besarla otra vez, disimuladamente y mientras se quitaba la camisa encendió la luz...

Cristina le mordía los labios al tiempo que se giraba para quedar sobre él...

C: tramposo...
F: tramposa tú... Me gustas como te ves...

A Cristina se le hacia difícil creerle, porque la fama que le conoció era de conquistar jóvenes bellas y de buena figura...

Mientras ella y las libras que ganó durante el embarazo y que aún no conseguía perderlas... Sus pechos llenos por la leche... Y alguna que otra marca en el área del bajo vientre...

C: mentiroso...
F: me encantabas embarazada, ¿y crees que ahora no...?

Por segunda vez Federico aprisionó con su cuerpo el de su esposa... Sintiendo que el frente de sus pantalones se endurecía y también crecía...

Pero quien más podía percibir su virilidad no era otra que Cristina...

Le empezó besando el cuello... Le mordisqueó una oreja a lo que Federico reaccionó sorprendido... Y además de eso jugó con su pequeño y rosado pezón...

Manos ya lo habían acariciado ahí, pero nunca una boca... Y que su mujer lo succionara le produjo una especie de corriente en su interior...

F: Cristina...
C: shhhh... No quieres que la bebé se despierte...
F: no... Quiero esto... (Tomando sus manos entrelazó sus dedos por encima de su cabeza)

Sus besos se tornaron profundos cuando Cristina abrió más los labios... Intentaba pedirle una vez más que apagara la luz, pero él no le haría caso...

Su boca hambrienta bajó por la curva del cuello, del hombro y descansó justo en un pecho... Sin soltarle las manos, al contrario, parecía ejercer más fuerza...

Cristina a punto de gemir... Pero se mordía los labios, no quería despertar a la niña...
Mientras Federico concentrado y dedicado al pezón que su hija terminó de formar y lo había agrandado...

Su lengua en especial era lo que la enloquecía... Pero la succión voraz de él le fascinaba...

Algo diferente tenía aquella noche, parecían encontrarse en una lucha... De poder o quizás de dominación...

Al Federico despojarse de la última prenda, tenía el cuerpo de Cristina otra vez sobre el suyo...

Sus manos le acariciaron el pecho y los brazos, descendiendo por el abdomen que el trabajo en el campo y ahora el régimen de entrenamiento lo mantenían plano...

Cerró los ojos de repente al sentir que tomó en su mano su erguida rigidez...

La contradicción de llevar él el control y la de ser complacido... Siempre se enfrentaban en momentos como ese...

Pero si Cristina creía que ella estaría arriba en esta ocasión, estaba equivocada... Meses de embarazo en que Federico se adoptó a otras posturas precisamente para no aplastarla...

Y como ahora no había bebé dentro... Le agarró decididamente ambas piernas y se colocó en medio de ellas...

A decir verdad no se fijó la forma en que se adentró en ella... No porque no le importara ni porque quisiera hacerle daño, sino porque el deseo de Federico lo cegaba...

Las embestidas fueron arrebatadas al inicio... Luego se detuvo, como teniendo noción de la recuperación de su esposa... Y acabó con un ritmo frenético... Porque simplemente no podía contenerse...

Lo más lindo que podía decirle al oído en las noches de amor... "Te Amo Cristina..."

F: ¿no estás bien...? (Cuando su esposa volvió del baño)
C: lo normal...
F: no debimos hacerlo...
C: no me voy a morir...
F: pero estás adolorida...
C: un poquito... Se me va a quitar...

La molestia normal de toda mujer que reanudaba su vida marital después de tener un bebé... Pero sumándole lo de la edad de Cristina...

F: ¿no me lo dices para que duerma tranquilo...?
C: no...
F: ven... Acuéstate aquí... (Abriendo un brazo para ella)

Y eso naciendo de Federico era formidable... Generalmente era Cristina quien siempre lo abrazaba y tenía todo tipo de demostraciones de amor hacia él...

>>>

La mudanza les duró un solo día, porque tenían muy pocas cosas.

El mismo sábado por la noche ya estaban en el nuevo departamento...

F: esta es la última caja... Creí que nunca acabaríamos...
C: debes estar cansado...
F: sí, pero me gana el hambre...
C: no cociné nada todavía...
F: no lo hagas, iré a comprar algo para los 2... ¿Y Elena...?
C: dormida... Estaba pensando pintarle la recámara mañana... De rosa...
F: pero mientras se queda con nosotros... En nuestra habitación...
C: sí... Hasta que se le vaya el olor a pintura...

F: oye... ¿Y no podemos estrenar el departamento...?
C: ¿estrenarlo...? (Alzando una ceja, igual que él)
F: aprovechando que Elena duerme...
C: pero la cama no está armada...
F: eso es lo de menos... (Pasándole las 2 manos por la cintura y bajándola por el trasero, la apretó contra él)

// La boca de Federico descendió lo suficiente para poder besar los labios de Cristina...

No tenían cortinas pero era de noche... Y en un séptimo piso era difícil que alguien pudiera verlos...

Él sentado en el sofá, con ella a horcajadas... Cabalgándolo a su propio ritmo, aunque Federico la urgía y se impulsaba con ímpetu...

Sus bocas entrelazadas en un duelo apasionante...

>> 1 hora después, echados en el sofá... Cristina se bajó de encima de Federico y agarró su ropa... Presintiendo que dentro de nada la bebé se despertaría y con hambre...

F: ¿qué pasó??
C: Elena no tarda en despertar...
F: ¿cómo lo sabes?? (También sentándose)
C: lo sé... Las madres lo intuimos...
F: vaya... Entonces yo nunca sabré intuir eso... (Empezando a vestirse, como ella lo hacía) ¿qué se te antoja para cenar...?
C: lo que encuentres, mi amor... Y lo mejor es que vayas pronto, ya es algo tarde...

>>>

Dada la naturaleza de Federico, era muy raro ver a Cristina subida en una escalera y pintando la habitación de la bebé...

Pero claro, él seguía dormido porque era domingo y se acostaron tarde.

Y no se despertó solo, Elena rodeada de almohadas dormía junto a él...

F: Cristina... ¿Qué haces ahí arriba??
C: pintando, mi amor...
F: ¿de dónde sacaste esa escalera?? Bájate en este momento.
C: me la prestó el portero, ¿y desde cuándo tú ordenas y yo obedezco...?
F: sólo intento cuidarte... Deja eso así, yo termino de pintar la recámara...
C: esta es la última pared...
F: pero esas 2 no están pintadas de rosa...
C: esa es la idea... Jugar con los colores...
F: aah... (Con esa cara de que no entendía nada)
C: me dijo el portero que a la vuelta venden unos panes deliciosos... ¿Compras unos para el desayuno...?
F: vaya... Si la que da órdenes aquí eres tú... (Saliendo de la recámara para cambiarse de ropa)

>>>

Un hábito que cada vez se les hacía más común...

Cristina bien podía estar alimentando a la pequeña, o simplemente recostaba en el hombro de Federico... Mientras él leía...

F:

CUANDO SOMOS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora