Capítulo 27

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-Capítulo 27-

C: no hay motivos para que reacciones así, Federico.
F: claro que los hay.
C: piensa en nuestra hija, ¿No la ves que está asustada??

Cristina dejó a Elena en el suelo después de tranquilizarla para que fuera a jugar... Pero Federico la estaba esperando para continuar la discusión...

F: que vivamos en la capital, que estés estudiando y que yo realice tareas que en el pueblo jamás haría, no significa que nuestras vidas van a ser diferentes. Los papeles no han cambiado ni van a cambiar.
C: ¿quién dijo eso?? Más mujeres hoy en día trabajan... ¿No te has dado cuenta??
F: la mía no.
C: ni siquiera me dejaste explicarte de qué se trata el trabajo... Y cuando será...
F: porque simplemente no...
Ele: papi... (Apareciendo entre sus padres con una muñeca sin cabeza en las manos)

La pequeña apaciguó un poco los ánimos... Sobretodo la ira de su padre... Sin ella saberlo...

Federico sin mucho esfuerzo colocó la cabeza de la muñeca donde debía ir, ante su hija que muy emocionada aplaudía... La inocencia de los infantes...

C: Federico, tenemos que hablar tranquilamente cuando vuelvas...
F: ningún "cuando vuelvas". Hablaremos en este momento.
C: pero tienes un examen muy importante hoy...
F: ¿y de qué me servirá? Si a la larga tú trabajarás y yo me quedaré en casa, eso sí, únicamente con Elena porque dentro de poco no tendré a quien embarazar...
C: estás diciendo puras tonterías, date cuenta... Nada cambiará por unas horas o un día que trabaje...

F: ¿unas horas...?
C: ¿ves lo que pasa por no permitirme explicarte??
F: ¿qué clase de trabajo dura unas pocas horas??
C: sacando fotografías... De fiestas, de bodas... Creo que es bueno para empezar...
F: Cristina, tú no necesitas hacer esto... (Tomándole de las manos) ¿qué te hace falta...? Dímelo y yo te lo compro... No importa lo que me cueste...
C: ¿y si no se puede comprar...?
F: ¿por qué estás tan segura??
C: porque yo sé lo que quiero...
F: pero dímelo, mi amor...
C: te lo digo esta noche... Después de tu examen y cuando Elena ya esté dormida...

Ele: papi.... (Con otra muñeca, también sin cabeza)
F: pero mi vida... ¿Te diviertes quitándole las cabezas a tus muñecas??

La niña no respondió nada, pero mantuvo su expresión de congoja... Para no ser regañada.

^^ 4 horas después Federico volvió a casa con todas las posibles opciones de lo que Cristina le pediría...

Una casa en lugar del departamento donde vivían, o quizás un coche para ella... Razonable pues cada día se les hacía más complicado compartir automóvil...

Nuevos muebles... O una nueva cama, tenían 2 años con la misma... O una muchacha de servicio para que se encargara de los quehaceres domésticos...

Ropa o joyas... Ambas de seguro... Aunque Cristina se había adaptado al presupuesto limitado con el que empezaron su matrimonio era tiempo de empezar a subir de nivel de vida...

¿O unas vacaciones a Europa...?

Lo que fuera, él estaba dispuesto a concedérselo...

^^ Por Elena y su hora del baño, además del ritual diario para hacerla dormir no pudieron hablar hasta que la niña estuvo en su cuna...

Federico tomó de la mano a Cristina y la llevó a la recámara de ambos... Ella, algo sorprendida se imaginaba lo que su apasionado marido deseaba aunque no cerró la puerta...

C: ¿ves cómo estudiar si da buenos frutos...?
F: de eso podemos hablar después... Ahora quiero que me digas qué es lo que necesitas para sentirte realizada... (Pronunciando con detenimiento la última palabra)

Una que para muchas personas era vital, realización en la vida... Pero que otros cuantos no alcanzaban a comprender lo importante que era...

C: ¿qué...?
F: sabes que el dinero que he ganado durante estos meses en los torneos lo tengo guardado en el banco... Pero estoy dispuesto a utilizarlo contigo... Pídeme lo que quieras...
C: esto no tiene que ver con dinero...
F: ¿cómo que no??
C: me encanta la fotografía y quiero hacer algo con ello... No nada más una diversión... Lo mismo que a ti te pasa con la equitación...
F: pero, ¿trabajar??
C: uno o dos días... Como mucho 3... El fin de semana...
F: ¿y cuando yo tenga competencias?? Son siempre los fines de semana...
C: por supuesto que iré contigo... Tú y Elena son más importante que todo... Pero quiero hacer esto también por nuestra hija... Quiero que crezca sabiendo que puede estudiar y trabajar en lo que le guste... Y que nosotros como sus padres la apoyaremos...
F: no te estoy entendiendo...
C: es un proyecto que mis amigas y yo tenemos en mente... Debes estar muy cansado, ¿te parece si mañana te lo cuento...?

A Federico no terminaba de convencerle la idea y eso le quitaba el sueño esa misma noche... Porque para un hombre como Federico Rivero eso era lo peor que le podía pasar...

Se sentó en la cama y supo que Cristina tampoco dormía...

C: ¿qué pasa...? (Encendiendo la lámpara de noche)
F: no puedo con esto...
C: Federico...
F: Cristina, duérmete. No quiero discutir contigo...

Tenía entrenamiento la mañana siguiente y el estrés acumulado era contraproducente para él y la conexión con el caballo...

Cristina respiró profundamente... ¿Por qué el hombre que amaba tenía que ser tan testarudo??

C: nuestra idea es formar una sociedad o agencia, no sé cómo llamarle... Pero por ahora y hasta que podamos lograrlo, trabajaré para la familia de Rosario, tú los conoces... Tienen un estudio fotográfico...

El silencio de Federico le indicaba a Cristina que seguía disconforme con la idea...

C: ¿tú de verdad me amas, Federico...?
F: chantajes no, Cristina. Yo te amo por encima de todo, más que a nadie y lo sabes.
C: entonces vas a apoyarme en esto...

"Como yo te he apoyado todo este tiempo", podía acotar Cristina...

No le sorprendió que en vez de responderle con palabras, Federico lo hiciera como él mejor sabía y también como le gustaba... A punta de besos...

La excitación no tardó en recorrer el cuerpo de Cristina cuando su marido comenzó a desvestirla... Con un brazo bajo su espalda la alzó y la tenía a merced de sus labios...

En otro momento podría mirarla, ahora no... Pero Federico seguía maravillado con los cambios en el cuerpo de su mujer después del embarazo y la maternidad...


Club Ecuestre - 11 de la mañana...

El Sr. Montalvo observó el entrenamiento de Federico, de principio a fin... El muchacho tenía mucho talento nato...

Él se bajó del caballo al terminar y lo entregó al criado... Para encontrarse con quien hacía las veces de amigo... Y aún de padre...

SrMon: vengo a invitarte a comer... ¿Puedes...?
F: claro que sí, Cristina se llevó a Elena a la universidad, a entregar unos papeles que necesitan para la graduación...
SrMon: ¿y qué le compraste de regalo...?
F: ¿regalo de qué?
SrMon: tu piensas que te las sabes todas sobre las mujeres, pero veo que no es así... Ellas esperan de nosotros regalos tanto si hay ocasión especial como si no la hay...

>>>

Podría decirse que Cristina estaba en los últimos días de universidad, por eso eso Federico no le reclamó que aquella noche llegara muy tarde... Preparaban el último trabajo o algo por el estilo...

Y para ser un macho en toda la extensión de la palabra, era un padre maravilloso y cumplía con el 50% de responsabilidad que le correspondía, pero no como una obligación sino por amor a su hija y a su esposa...

Era muy tarde, por lo que había hecho dormir a Elena, y ahora esperaba en la sala a Cristina...

F: por fin llegaste... (Echado en el sillón más grande)
C: te dije que no me esperaras... (Dejando su bolsa y las llaves sobre la mesa, entonces se acercó a él y lo besó)
F: no me gusta que estés fuera de casa tan noche...

Federico y su capacidad de sorprenderla la agarró de la muñeca para que cayera sobre su cuerpo...

C: ¡mi amor!
F: no grites o despertarás a Elena...

Cristina dejó besarse un minuto más, incluso le devolvió los besos, pero entonces quiso levantarse...

C: voy a bañarme...
F: mi amor, pero ¿ahora?? (Sujetándole una mano aunque ella ya estaba de pie)
C: ¿qué hora crees que es Federico?
F: hora de festejar que te gradúas...
C: todavía no...
F: estás a muy pocos días...
C: espérame en la cama... Me baño y te alcanzo...

Y percibiendo el aroma varonil del shampoo y jabón, Cristina sabía que su marido ya había pasado por la regadera... Y que probablemente no se uniría a ella...

No la buscó precisamente dentro del cubículo, sino en el baño... Cuando ella se quitaba los aretes y el precioso solitario que Federico le regaló en Navidad...

F: mmm... ¿...? (Cuando hubo apartado el cabello y le besaba el lóbulo de la oreja)
C: quiero tomar un baño....
F: después... Más tarde... Hay días en los que no puedo esperar para hacerte mía...
C: ya soy tuya...

El reloj, el anillo, y los aretes quedaron en el tocador a un lado del lavamanos, junto con otros artículos de aseo, de belleza y pastillas..

C: pero, ¿por qué no puedes esperar...? (Caminando con él pegado a su espalda, besándole el cuello además de acariciarla)
F: no lo sé... Simplemente me haces falta... Me hace falta tu cuerpo... Si supieras cuánto me gustas, Cristina...

El broche del sujetador estaba en la parte delantera y Federico lo abrió... Apartando cada copa, ligeramente recostado sobre su esposa...

Tocó un pezón bien formado gracias a la lactancia de la bebé... Lo estrujó entre sus dedos mientras se inclinaba a besar el otro...

Con el contacto exigente, ella gemía y él sentía cómo ambas puntas se tensaban... Así mismo sintió los dedos de Cristina en su cabello, tirando los cortos mechones...

En cada beso, esos 2 notaban que se deseaban... La boca de ella aceptaba con agrado la invasión intempestiva de la lengua de él...

La fuerza de su erección fue lo que Cristina percibía contra su vientre... Bajó la mano lo suficiente para acariciarle la aterciopelada dureza...

Y ese tipo de caricias lo ponían como un adolescente, aunque siempre era desesperado y ya había paso esa etapa de la vida hace unos años...

F: nunca he deseado a nadie como te deseo a ti, Cristina...

Las palabras de Federico salieron como a cuenta gotas... Por el mismo efecto de la pasión que los estaba envolviendo...

Él poseyéndola con su boca mientras ella recorría con sus dedos la excitada longitud...

Por eso no pudo esperar más, le separó las piernas con urgencia y luego de buscar a tientas el centro de su placer, se fue sumergiendo en ella...

Abriéndose paso en su delicada y húmeda entrada con movimientos impacientes... Como él era...

Cada embestida la acercaba más y más a la liberación...

Sus cuerpos transpirando por el acto que apenas empezaba... Respiraciones aceleradas...

Los músculos internos de Cristina contrayéndose... Abrazada a la espalda del hombre de su vida... Mientras él se perdía una vez y otra en la dulce cavidad que lo ceñía como un guante...

Esa noche Federico y aún Cristina pudieron sentir la explosiva y descomunal descarga de la que él fue víctima... Se deshizo completo por dentro de su mujer... Como si se quedara vacío...

>>>

Federico no quiso ir con Cristina y sus amigas de compras, porque esas cosas no eran para hombres, mejor se quedó con Elena en el departamento...

La búsqueda del vestido para la graduación... Qué tarea más difícil... Afortunadamente Cristina llevó un presupuesto ilimitado para ello... Que le alcanzaría para un vestido para Elena y más...

Xx: ya quisiera yo un marido como el tuyo, Cristina...
Xx1: yo no, es demasiado celoso... Y machista...
Xx: como la mayoría de los hombres... Lo importante es que quiere y vive por su hija y su esposa...
Xx1: que Cristina nos cuente mejor... ¿Qué te dijo de tu próximo trabajo...?

Comentarios a favor y en contra nunca faltaban en cualquier situación... Peor en una relación de pareja...

^^ El día de la graduación por fin llegó y como una clásica esposa Cristina preparó la ropa para su marido...

F: el traje está bien, pero no pienso ponerme corbata...
C: pero la compré especialmente para este día, Federico Rivero...
F: bien sabes que no me gusta...
C: no puedo creerlo... ¿Ni porque es un día importante para mí piensas hacerlo??

El enojo de Cristina fue tal que no pensaba dirigirle la palabra a Federico y se metió en el baño...

Ele: ¿papi...? (Como preguntando qué pasaba desde la mitad de la cama)
F: no hay de otra... En esta casa manda tu mamá... (Acercándose y hablando bajito para la niña) Pero no se lo vayas a decir o estoy perdido... Es un secreto entre tú y yo...

Él agarró la corbata y se la puso al cuello, la niña rápidamente se puso en pie y caminó en la cama hacia su padre, muy curiosa por saber que era eso...

Ele: papi... (Agarrando la corbata)
F: ¿te gusta...?
Ele: usta... (Acariciando la tela de la misma)
F: entonces eres igual a tu mamá...

Ya en la universidad, se encontraron con los padres de Cristina, llegados desde el pueblo, junto con el sacerdote y el patrocinador de Federico con su esposa...

Mezclados entre tanta gente, Severiano casi que estaba ahí por obligación, por eso su cara larga.

Consuelo feliz por su hija y al estar cerca de su nieta, no la soltaba. La niña haciendo las delicias de su abuela y los amigos de sus padres, que hacían el papel de tíos con ella.

Y a Federico, algo incómodo por el cuello de la camisa abotonado y la corbata, le irritó ver a un muchacho abrazando con demasiada familiaridad a Cristina...

Pad: Federico. (Deteniendo al agarrarlo del brazo)
F: padre, suélteme por favor.
SrMon: muchacho, cálmate.
Pad: no vas a estropearle el día a Cristina...
F: pero, ¿no ven cómo la abraza??
SrMon: deben ser amigos... ¿Tú no las tienes...?
F: no...

Y era cierto, las mujeres quedaron en el olvido para Federico Rivero desde que se enamoró de Cristina... A excepción de ella y de su hija...

Sentados donde los acomodaron, en medio de familiares y amigos de los demás graduados...

Elena con su naturaleza inquieta, el único que por ser igual la controlaba era su padre, tuvo que regañarla para que se quedara sentadita en las piernas de Federico, eso sí, con su pony de peluche.

No se supo quién de los 2 aplaudió más cuando Cristina subió a recoger su diploma, si Federico o la niña...

Pero quien que sí pensó en lo bella y mucho más mujer que se veía su esposa, fue él... Sorprendentemente esos cambios eran fruto del embarazo... ¿Quién lo iba a decir...?

Después de la ceremonia, en un momento en el que pudieron estar completamente a solas...

F: me siento... No sé... Muy orgulloso... De ti, Cristina...
C: hace tiempo, yo buscaba que mi padre sintiera lo mismo... Pero quizás comprendí que nunca lo hará, o tal vez necesito eso únicamente de ti, que tú te sientas así...
F: ya sabes que muchas veces digo tonterías, pero estoy orgulloso, mi amor...

Y aunque pasara gente por un lado u otro, Federico se acercó y la besó... Tuvo que haber sido dulce y delicado, pero no lo fue... Sus labios eran siempre apasionados y hambrientos...

F: quise comprarte algo...
C: pero no era necesario, mi amor...
F: sí, yo quería hacerlo y tú lo mereces... Te lo mereces todo, Cristina...
C: Federico...
F: espero que te guste... Lo pensé tanto y lo que se me ocurrió fue esto...

>>>

Muy temprano era cuando el teléfono sonó, para eso el oído de Federico no estaba activado, para el llanto de Elena sí.

Se desvelaron hasta tarde la noche anterior, en la celebración del primer título obtenido en una competencia por Federico, ya antes había llegado hasta segundos lugares, pero ser el primero fue una enorme satisfacción para él y por ende para Cristina y sin comprenderlo para la hija de ambos...

Agarró lo primero que encontró, la camisa de Federico en el suelo, se la puso para salir de la recámara y responder al teléfono.

C: bueno...
Con: hija, buenos días...
C: buenos días, mamá... (Viendo que eran las 7 de la mañana apenas, de un domingo)
Con: todo el pueblo está conmocionado, Cristina
C: ¿por qué...? ¿Qué pasó...? (No completamente despierta)
Con: Federico salió en los periódicos nacionales, ¡ganó una carrera muy importante¡

Explicarle a su madre que se trataba de un torneo y que no todo lo relacionado con caballos eran carreras, ya era inútil...

C: sí mamá. Ayer Elena y yo estuvimos todo el día apoyándolo...
Con: qué felicidad, mi amor... Se lo merece por lo mucho que ha entrenado...
C: todos estamos felices, pero no más que él... Subió en la tabla de posiciones y ganó mucho dinero....

Y sin contar la fama que correspondía por aquella competencia...

Que Cristina no sabía que sería tan literal esa fama...

El siguiente torneo fue en Guadalajara, y varias muchachitas rodeaban a Federico en busca de una foto y hasta un autógrafo.

Ele: ¡papá!! ¡Papi! (En brazos de Cristina, desesperada por ir con su padre)
C: pues sí, tú tienes más derechos que esas mujeres... (Caminando muy decidida hasta el borde de la pista)

F: no, no tienen de qué... (Respondiendo a los agradecimientos de aquellas jóvenes al despedirse)
Ele: ¡Paaaaaaaapi!!! (Lanzándose inesperadamente a los brazos de Federico)
F: ¡Elena¡ ¿me viste en el caballo?
Ele: balo... (Apuntando hacia donde se llevaban el caballo que su padre montaba)
C: no creo que más de lo que a ti te gustó saber que tienes fanáticas...
F: ¿ "fa..." Qué?
C: no te hagas el tonto, Federico. Todas esas mujeres que vinieron a verte son tus fanáticas.
F: ¿si?
C: claro que sí.
F: dudo que sigan siéndolo si supieran que acostumbraba a correr en carreras por apuestas...

Pero Cristina olvidó de ese asunto, cuando Elena se recostó en el hombro de Federico... Evidentemente agotada, posando una manita en el pecho fuerte de su papá...

Ya por la noche en el hotel, con la niña dormida junto a un costado de Federico que veía algo de televisión...

Mientras Cristina le echaba un ojo al calendario de competencias de su marido... Era muy importante que anotara fechas porque de eso dependería la continuidad de su trabajo, que para su fortuna le permitían decidir sus eventos pre asignados.

Otro punto a su favor era que la participación de Federico en los torneos eran por lo general cada 2 semanas o una vez al mes.

>>>

Como si Elena no tuviera suficientes juguetes, Federico armaba una especie de torre de bloques para la niña... Quizás muy poco apropiado para su género según muchos puntos de vista... A veces él se divertía más que ella...

Ele: papi... (Pasándole un bloque tras otro)
F: ¿más??
Ele: ¡Ma!!

C: mi amor, acabo de hablar con mi mamá...
Ele: mami... Ta... (Extendiendo un bloque hacia Cristina)
C: está precioso, mi vida...
F: ¿cómo está tu mamá...?
C: bien, quien no lo está es tu papá... Se cayó de un caballo y tuvieron que llevarlo al hospital...
F: aaah... Qué lástima por él...
C: ¿sólo dices eso...?
F: pobres de las enfermeras y de los doctores... Debe estar volviéndolos locos...
C: ¿no piensas ir a verlo...?
F: no...
C: ¿ni hablarle??
F: tampoco...

Él continuó jugando con la niña, ajeno a la preocupación sincera de Cristina... Porque al fin y al cabo era el abuelo de su hija...

Pero mientras los 3 cenaban, ella volvió a sacar a bordo el tema...

C: Federico, ¿de verdad no te preocupa ni un poquito tu papá...?
F: Elena y tú son las únicas que me preocupan...
C: pero es tu padre... A pesar de todo...
F: yo nunca le preocupé...
C: si se tratara de mi papá...
F: tú tienes buenos sentimientos, yo no...
C: eso no es cierto...
F: ¿qué quieres que haga??
C: ¿qué quisieras tú que Elena haga en una situación similar...?

Aquella pregunta puso a pensar a Federico... Durante el resto de la noche y los 2 días siguientes...

Por eso, ahora se encontraba en un avión con rumbo a Villahermosa.

Su padre, un hombre joven aún, tirado en una cama... En "Ojo de Agua", ahí lo encontró Federico... Intentando con muchísimo esfuerzo preocuparse por él, a pesar de todo...

Riv: no esperaba que vinieras...
F: es lo que espero que mi hija haga si me sucede algo similar... (Tocando madera por si acaso)
Riv: ¿y el machito?? Te estás tardando mucho...
F: tú me tuviste únicamente a mí...
Riv: que yo sepa... Pero tienen que haber más hijos míos regados en toda la región... Y no me importan, contigo ya tengo, ahora quiero un nieto varón... Que continúe con mi apellido...

Federico también lo deseaba, ya no por esas ideas un tanto absurdas y retrógradas, sino porque quería otro hijo con Cristina... Y si era niña, la querría como a Elena...

F: Cristina apenas acabó la universidad y...
Riv: puras babosadas... Creí que eras tú quien llevabas los pantalones...
F: claro que los llevo....
Riv: esa es tu bronca... Pero un hijo mío no puede ser un mandilón.
F: iré a ver un rato a doña Consuelo, vuelvo después... (Con ganas de regresarse a la capital a pocas horas de haber llegado)
Riv: deberías ir a ver al curita... Hay una chamaca que te está buscando hace días....
F: ¿para qué...? ¿Quién es...?
Riv: según dicen los chismes, tiene un hijo tuyo...

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