Capítulo FINAL

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- Capítulo FINAL -


Un día más tarde, en el panteón del pueblo y frente a la tumba acabada de rellenar, Cristina abrazaba desde atrás a Pablo...

El niño sostenía una flor, ambos vestidos de negro... Eran los 2 únicos presentes en ese lugar...

Escucharon unas pisadas fuertes acercarse y lo siguiente fue una mano que los tocaba... A ella en la espalda y al pequeño en el hombro...

F: acompañé al padre hasta la camioneta... Lo llevarán a la Iglesia...
C: ¿Quieres que nos vayamos, mi amor...? (Acariciando la carita del niño)

Pablo lanzó la flor y se agarró a las manos de Cristina entrelazadas a la altura de su pecho...

Pab: ella no era mi mamá...
C: no digas eso... Fue la mujer que te trajo al mundo...
Pab: sí, pero no me quería... Antes yo creía que sí, pero me di cuenta que no era cierto... Tú eres la única mamá que me quiere... (Girándose hasta abrazarla)
C: claro que te quiero... Te amo...
F: nos tienes a nosotros, hijo... No necesitarás de nadie más... (Abrazando tanto a su esposa como al niño)

>>>

^^ EL PLATANAL ^^
*Despacho*

C: Pablo se quedó dormido... Está muy triste...
F: se le va a pasar... Tiene toda la vida por delante...
C: ¿Quieres que los rezos por el alma de tu padre sean aquí o en "Ojo de Agua"...?
F: no lo sé... ¿Puedes encargarte de eso...?
C: sí... Mi mamá quiere ayudar también... Federico, tu papá y esa mujer está muertos... ¿Qué fue lo que pasó...? (Sentándose junto a él)
F: discutieron, mi papá estaba armado y forcejearon...
C: pero, ¿Cómo se conocían?? ¿Por qué se vieron...?
F: las mismas preguntas me las hago yo, Cristina... Y nadie podrá darme las respuestas... (Poniéndose en pie, ella lo siguió)

C: estoy segura que era algo relacionado con Pablo... O contigo...
F: al parecer ella volvió por mi hijo...
C: ¿Se lo quería llevar??
F: y con la ayuda de mi papá... Pero a último momento no se pusieron de acuerdo...
C: no puedo creerlo...
F: lo único cierto es que ni tú ni yo tuvimos buenos padres... Nos tocaron los peores, Cristina...

Ella se acercó más y lo abrazó...

C: es verdad... Pero ahora nosotros podemos cambiar el destino con nuestros hijos...
F: sabes que yo intento ser un buen papá siempre... Los niños y tú son todo lo que necesito... Vámonos ya de aquí, mi amor... Sigamos con la vida que teníamos...
C: antes tenemos que solucionar muchas cosas aquí... Ya no sólo es lo de mi padre, sino lo del tuyo...
F: nos siguen haciendo la vida imposible aún después de muertos... (Soltándola del abrazo) Nunca debimos volver...
C: ya no podemos retroceder el tiempo...
F: lastimosamente... Pero tomé una decisión.
C: ¿sobre qué...?
F: voy a vender "Ojo de Agua"...
C: ¿Estás seguro...?
F: completamente. Cuando necesité la ayuda de mi padre no me la dio... Ahora esa hacienda no vale nada para mí...
C: está bien... Sabes que yo te apoyo en tus decisiones...

¿Lanzando indirectas acaso...? Pues Federico se hizo el que no entendió...

F: iré a la hacienda... Necesito hacer un evalúo de la casa, de las tierras y todo lo que hay...
C: entonces vas a venderlo todo... ¿...?
F: absolutamente todo.
C: yo voy contigo... Y si no te molesta llevamos a los niños también... Les gustará dar un paseo...
F: sí... Ellos no tienen la culpa de nada...

>> Hicieron como planearon.

Federico se llevó a Pablo y Elena a caballo a recorrer las tierras, mientras que Cristina se quedó con los bebés inspeccionando la casa grande... Bastante descuidada por cierto...

Ahora platicaban en el exterior, para vigilar a los niños que correteaban de aquí para allá... Pablo con un mejor ánimo era el monstruo que quería comerse a sus hermanitos...

C: recordaba la casa bonita...
F: ¿Qué esperabas si nunca vivió una mujer aquí...? Los hombres solos somos un desastre...

Cristina sonrió a la vez que lo miraba, él giró y sus ojos se encontraron...

C: deberíamos arreglarla antes de venderla...
F: no, la venderé así...
C: al menos un poco, Federico...
F: no importa lo que me den por este lugar... No lo quiero... Me recuerda a mi padre...
C: antes la querías...
F: cuando no tenía ni en qué caerme muerto... Cómo es la vida, ¿no?
C: muy curiosa... Pero la decisión es tuya... No necesitamos discutir ahora también por "Ojo de Agua". Me parece tan estúpido que ahora peleemos por recibir dinero y cuando más lo necesitábamos éramos felices...
F: entonces en este momento de tu vida no eres feliz...
C: ¿Acaso tú lo eres...? ¿Así como estamos??

Pao: ¡Papi! ¡Papi!! ¡Mosto!! (Corriendo despavorida hasta los brazos de Federico)
F: ningún monstruo va a comerse a mi princesa... (Alzándola muy alto sobre su cabeza)
Pab: me voy a comer a esta niña, señor. ¡Bájela! (Saltando y queriendo alcanzar a la pequeña)

Cristina volteó y vio a Elena y Sebas escondidos tras un árbol... Sonrió para sus adentros...

^^ EL PLATANAL ^^ - 9PM
*Habitación de Cristina*

Ella recostada, leyendo y pensando... Sola porque Federico atendía una llamada de la capital...

C: ¿Está todo bien...? (Cuando lo vio entrar dejó el libro en su regazo)
F: debo volver mañana a la ciudad... (Desabotonándose los botones de la camisa negra, por aquello del duelo)
C: pero creí que viajaríamos...
F: tengo que dar unas entrevistas a un canal de deportes...
C: vaya... Tu nueva relacionista pública se mueve...
F: que haga bien su trabajo, es todo lo que me interesa. (Tirando la camisa al sillón más cercano, llevó las manos a la hebilla del cinturón) ¿Quieres que me lleve a Pablo y Elena...?
C: ¿para qué si vas a estar "trabajando"...? (Apartando la cobija)
F: ¿A dónde vas...?
C: a decirle a mi mamá que mañana temprano te llevo a Villahermosa para que tomes el avión...


** 6 AM ** AEROPUERTO DE VILLAHERMOSA

F: regreso mañana por la tarde...
C: está bien... Háblame... Aunque no estemos muy bien que digamos...
F: cuídate...
C: tú también...
F: infórmame si pasa algo con Pablo... O con los niños...
C: lo haré...
F: Cristina...
C: ¿si...?
F: te amo...

Ella ya se iba yendo pero él la detuvo y la besó... Como un desaforado...

>> Unos minutos después...

Cho: ¿A la hacienda, patrona...? (Al volante y mirando a Cristina por el espejo retrovisor)
C: no. Busquemos un lugar para desayunar y luego necesito comprar algunas cosas... (Maquinando el plan que se le había ocurrido el día anterior)

Ese día y el siguiente transcurrieron a las millas.

Cuando Federico esperaba el avión en la capital recibió una llamada de Cristina... Pidiéndole que al llegar fuera directamente a "Ojo de Agua"...

Sin ninguna clase de explicación, no le dijo ni una sola palabra...

Nervioso y ansioso estuvo durante todo el vuelo... Y peor fue en el camino a la hacienda que ahora le pertenecía...

No se fijó en que la Casa Grande había sido pintada por fuera... Las flores que compró no estaban en perfecto estado por el viaje... Y su pequeña maleta en la otra mano... Así entró Federico, alrededor de las 8 de la noche...

Pero un momento... Ahí adentro estaba todo cambiado... Reluciente de limpio... Nuevos muebles, otra pintura, otra decoración... Y ni un alma... ¿Dónde estaba Cristina??

F: Cristina... Cristina... (Entrando a una por una de las habitaciones, que no eran muchas)

Y entonces la encontró... En la recámara más grande... Que también había sido modificada completamente... Una mesa puesta y decenas de velas encendidas por el rededor...

Incluso una cama nueva...

C: hola...
F: ¿Qué es...? ¿Todo esto...? (Literalmente boquiabierto cuando alzó la mirada y vio a Cristina)

Hermosa y preparada para seducir a su marido... Más que nada, decidida a hacerlo...

C: ¿Te gusta...?
F: si... Mucho... Perdóname... No sé qué decir... Esto es para ti... (Recordando el ramo de flores en su mano) Las compré en el aeropuerto de México... Por eso lucen así...
C: gracias... Gracias por pensar en mí...
F: siempre pienso en ti...

Cristina le quitó la chaqueta y lo hizo sentarse, fue por un florero y volvió con la cena...

Y él más que la comida, tenía hambre de ella... Sus ojos la estaban devorando... Complacido por eso que se había puesto... Ya deseaba arrancarle esa bata de seda y descubrir lo que escondía debajo...

C: espero que te guste... No soy tan buena en la cocina...
F: pero yo prefiero siempre que cocines para mí... Como hace unos años... ¿Recuerdas...?
C: hasta hace poco tú y yo lo hacíamos todo por nosotros mismos...

Disfrutaron de la comida, mientras que Federico escuchaba a Cristina contarle toda la aventura que resultó el cambio de la casa grande... Realmente parecía otro lugar...

Luego de eso siguieron platicando, de temas varios, acompañados de una botella de vino... Como hace mucho no lo hacían, porque acababan discutiendo...

Cristina estaba haciendo algo inteligente... Dándose a desear por Federico como el más exquisito manjar... Sabía bien lo que hacía, su inteligencia e intuición femenina la estaban dirigiendo...

Por eso cuando ella pasó junto a su marido, fue inminente que él la tomara del brazo y se pusiera en pie mientras la detenía...

F: ¿Estás huyendo de mí...?
C: ¿Por qué querría hacer eso...?
F: no has dejado que te toque en toda la noche... Ni que te bese... (Rodeándole la cintura con un brazo, con la otra mano le acarició los labios)
C: porque si lo hacías, no íbamos a terminar la cena...
F: la cena podía esperar... Yo no... (Inclinándose, capturó sus labios con desesperación)

Excitado... Aunque estuviera casado hace muchos años Federico nunca se había sentido tan excitado en su vida...

Cuando estaba pensando en quitarse la camisa, sintió las manos de Cristina explorando bajo el dobladillo ya fuera del pantalón... Los finos dedos deambulaban sobre su piel ardiente...

En cualquier parte donde lo tocaba, sus músculos se mecían y se tensaban, se sentía tan bien que gimió débilmente contra su cabello...

Cristina tomó las pecheras de la camisa abierta y las deslizó hacía atrás...

Sin vacilación ninguna, él se sentó y se terminó de quitar la camisa, echándola a un lado...

Ella se arrastró hasta su regazo y el cabello largo y sedoso se volcó sobre su pecho y sus hombros desnudos...

Extasiado, Federico se contuvo mientras Cristina presionaba la boca contra su pecho, en sus hombros y en la base de su garganta, en un jugueteo delicado de besos.

F: Cristina... (Llevando las manos a su cabeza, la inmovilizó)

Las ondas cálidas de su cabello se le deslizaron sobre los brazos, propagando su excitación...

Le abrió la bata y la lencería... Apartando desesperadamente la tela suave de las pronunciadas curvas de sus pechos y su cintura...

Cristina había quedado bajo el cuerpo de él...

Las sombras voluptuosas ocultaban los lugares que él anhelaba tocar y saborear... Siguió el rubor que se extendía con la boca... Ella se estremeció bajo su cuerpo y se aferró a los músculos arqueados de sus antebrazos.

Le acunó los pechos y acarició los pezones con su respiración y su lengua hasta que estuvieron duros y sedosos...

C: Federico... Yo estaré al mando hoy...

Federico no pudo reprimir una sonrisa... Esto era nuevo, una mezcla de diversión y excitación lo recorrió...

F: Quiero saborear cada parte de ti, Cristina... Recordarte que eres mía, solamente fuiste mía... Sí mi amor, mía...

Se movió hacia abajo, estremecido por el anhelo que ya le era insoportable... Su boca acarició los cerrados labios íntimos. Los lamió para abrirlos, extrayendo su calor, el sabor de su placer...

Cristina, que permanecía en silencio, ahogó algunos gemidos que se le escapaban mientras mantenía las piernas abiertas a cada lado de él...

Ella soltó un sonido dolorido cuando perdió todo su control mientras la boca de él la castigaba gentilmente...

La atormentó hasta que los suaves gemidos femeninos se convirtieron en sollozos... Cristina se estremeció, cerrando los dedos sobre el cabello de él...

Después de un rato se movió y la puso contra su cuerpo... Pero ella consiguió dejarlo acostado a él...

Entonces alcanzó el cierre de sus pantalones y forcejeó con él hasta que lo bajó junto con el bóxer... La rígida longitud de Federico fue liberada... Cristina lo acarició hasta que él se estremeció y gimió...

Tenía el rostro sonrosado... Y los ojos entornados... Además de sudoroso... Y poco tenía que ver el clima tropical...

C: Federico... Necesito que tú me ayudes...
F: sí... Claro que voy a ayudarte, mi amor...
C: ¿Entonces tu decisión es "si"...?
F: Sí Cristina... Sí...
C: ¿Aceptas...?
F: acepto Cristina...
C: No vas a arrepentirte... ¿...?
F: no... Que no mi vida... Te doy lo que desees... Hago lo que quieras... (Sus labios se cerraron sobre la boca de su esposa, cansado de hablar)

C: vas a ayudarme con la herencia de los niños... (Besando el lugar donde le latía el pulso, justo en el cuello)

En ese momento, Federico era capaz de poner todos sus bienes a nombre de Cristina si se lo pedía... No había nada que le podría negar...

F: sí...
C: vamos a hacerlo juntos...
F: sí... Lo haremos... (Cerrando fuertemente los ojos)

Ella apuró las caricias de su mano, y unos segundos después intentó atraerlo, mientras lo acunaba hacia el interior de sus caderas y piernas instintivamente... Pero...

Él se resistió, aguantando su peso sobre ella, cubriéndola de la luz de la luna mientras extendía los dedos sobre su cuerpo... Cristina se estremeció cuando la punta de su pulgar rozó la cima de uno de sus pechos... Se lo acarició circularmente mientras admiraba cómo el pico se endurecía...

Se suponía que ella llevaba la batuta, ¿en qué momento habían cambiado los papeles??

F: ¿Me deseas, Cristina...? (En un susurro gutural)
C: si... Sí...
F: Eres la única mujer que he amado en mi vida...
C: Te amo Federico Rivero...

Todo ese tiempo estuvo suspendido sobre ella, bajando cada vez más y cuando la última sílaba salió de sus labios, empujó fuertemente en su interior...

Cristina se sobresaltó... Mientras Federico se dejó llevar por placer devastador de estar dentro de su mujer...

Sus caderas se unían y con cada movimiento que hacía solo se enterraba más profundamente en su interior... Él con caricias y furia besándole la garganta y los pechos...

Federico no pudo dejar de moverse, olvidándose de todo menos de la necesidad de empujar más profundamente, susurró compulsivamente contra sus labios... Una misma palabra, una y otra vez mientras su éxtasis crecía más y más... Mía...

Sintiendo su violenta liberación, él enterró la cabeza en la curva de su cuello y hombros gimiendo... Nada podría nunca igualarse a esto, pensó aturdido... Nada...

Los estremecimientos de placer permanecieron incluso después de que su corazón regresara a la normalidad y recuperara un poco su habilidad para pensar con claridad...

Cristina estaba relajada debajo de él, adormecida y suspirante... Era increíble sentir todo como la primera vez...

Cuando ya estaban bajo las sábanas ella se acurrucó en el hueco de su brazo...

Disfrutando del peso de la cabeza de ella en su hombro, Federico acarició el cabello que se esparcía sobre su antebrazo.

C: vas a cumplir lo que me prometiste... ¿Verdad...?
F: ¿Y qué te prometí...?
C: no puedo creer que... (Levantándose lentamente, pero mirándolo a los ojos)
F: te dije que sí a lo que me hayas pedido... Es todo lo que sé... Cuando estoy contigo no puedo pensar claramente, Cristina...
C: que me ayudarás a manejar el patrimonio de nuestros hijos...

Federico soltó un soplido... Con que había sido eso...

C: me diste tu palabra... No puedes echarte hacia atrás...
F: no lo haré... En lo que me pidas voy a ayudarte...
C: gracias... Gracias mi amor... (Llenándolo de besos por todo el rostro)

Federico rio divertido por la reacción de Cristina... Y la abrazó...

¿Tan rápido llegaron a un acuerdo después de meses discutiendo por lo mismo??

F: tampoco voy a vender "Ojo de Agua"...
C: ¿No?? ¿Y por qué...?
F: ya que la cambiaste toda... Podría quedar como nuestro lugar de encuentros, ¿no? ¿O quieres que cuando estemos aquí nos veamos en el campo...?
C: como cuando éramos novios... No me desagrada la idea... Pero...
F: dentro de unos años vamos a preferir una cama en vez del monte, mi amor... Te lo aseguro...

Rato después dormía profundamente, mientras el fuego iluminaba las sombras de sus largas pestañas sobre sus mejillas...

Federico la examinó con la mirada de un amante, absorbiendo cada detalle... El borde de la línea de su cabello... La fina curva de su nariz y sus pequeñas orejas... Deseó mordisqueárselas, jugar con ellas, pero no quería perturbar su sueño. Todo había cambiado en su vida, se dijo mentalmente... Y no se arrepentía de lo que había dejado atrás.


>>>>>>>>>>>>>


Era increíble que el fuego de la pasión no se extinguiera con el paso de los años, al contrario, parecía avivarse día a día...

Y eso que llevaban 20 años de casados ya, la edad de Elena...

Cristina no se explicaba cómo le hacían, porque ella seguía resuelta a no cumplir las órdenes de Federico, a menos que fuera algo razonable y se pusieran de acuerdo...

Y por su lado, él seguía siendo posesivo, mandón y celoso... Con medida, pero tenía sus momentos de arranques...

Pero así se conocieron y así se enamoraron... Y con creces habían aprendido a aceptarse el uno al otro tal cual eran.


>>>> 15 años transcurrieron...


F: ¿Estás lista...? (Saliendo del baño, se encontró a su esposa todavía frente al espejo)
C: un par de minutos más...
F: el licenciado no tarda en llegar, Cristina... ¿Dónde está Sebastián??
C: él sabe a qué hora tiene que estar aquí. No te impacientes...

Pero por naturaleza, él era ansioso... En todo...

F: te espero abajo...

>> Cuando Cristina finalmente bajó, ya el hijo de ambos se había unido al padre, y los 2 platicaban de espaldas a la puerta, pero uno junto al otro, tenían la misma manera de pararse... Y con las manos en los bolsillos...

C: buenos días... (Viéndolos girar al mismo tiempo, con idéntico gesto)
Seb: mamá... (Abrazando y besando a su madre, más bajita que él, mucho más) Le insistía a papá que me adelante eso tan importante que deben hablar conmigo...
C: te explicaremos la situación en lo que llega el licenciado...
F: está retrasado... (Ojeando su reloj)

C: antes que empecemos, ¿Dónde está Pao...? (Sabiendo que aún a esa edad, los mellizos eran inseparables)
Seb: fue con Elena y sus amigas a montar...
C: si quisieras negar que son tus hijas, no podrías... (A Federico que sonrió)

Seb: los escucho... (Sentado frente y cercano a sus progenitores)
F: es sobre la herencia de Severiano Álvarez...
C: mi papá... Tu abuelo...
Seb: sí, la abuela nos habla siempre de él... Pero, ¿Qué con la herencia...?
C: dejó varias propiedades y una pensión para mi mamá, para Elena y para Paola... Pero el resto te lo heredó a ti...
Seb: ¿A mí?? No entiendo...
F: tu abuelo creía que sólo un hombre era capaz de manejar su patrimonio... La hacienda, tierras, propiedades y dinero, por supuesto...

Tampoco Federico iba a permitir que sus hijos tuvieran una imagen del viejo Álvarez como un generoso y buen abuelo...

Seb: ¿y por qué a mí? ¿Y Pablo??
F: esa es otra historia...

C: hasta ahora tu papá y yo hemos manejado esa herencia, pero en estos días que cumples tu mayoría de edad, todo será legalmente tuyo...
Seb: ¿Todo eso?? Yo lo único que necesito es un coche nuevo para la universidad... Y uno para Pao, así no me trae de chofer... Pero lo demás... No sé qué voy a hacer con tanto...
C: estamos cumpliendo con lo estipulado por la ley...
Seb: esperen un momento... Ya sé lo que haré... Voy a compartir la herencia con mis hermanos... Con todos por igual...

Federico y Cristina se miraron ante la idea de su hijo...

F: ¿Estás seguro de que quieres hacer eso...?
Seb: es lo justo, ¿No...? Todos éramos nietos del abuelo...
C: es un hermoso gesto de tu parte, mi amor... Pero como dice tu papá, tienes que estar seguro...
Seb: lo estoy...

Con la llegada del licenciado, consultaron la petición del joven y los trámites se iniciarían. Repartir la herencia en partes iguales era la orden...

Finalmente se quedaron ellos 2 solos en el inmenso despacho... Iluminado con luz natural por los grandes ventanales...

Por ahí Federico veía los caballos trotar y ser entrenados... Era parte de su orgullo...

C: sabía que no ibas a tardarte nada en construir la casa o debería llamarle hacienda... ¿...? (Sentada frente al escritorio, encendió el computador)

Apenas él tuvo los medios se empeñó en tener su especie de finca dentro de la ciudad, en una zopa aislada donde los relinchos de los caballos no molestaran a los demás...

F: ha sido una de mis mejores inversiones...
C: mi amor, ven... Acércate... Pablo nos envió fotos...
F: ¿Por qué no viene él mismo y nos las enseña??
C: Federico... (Extendiendo una mano, lo que lo hizo acercarse)

El muchacho conservaba los anteojos, se había dejado la barba y el cabello algo crecido... Pero estaba muy guapo como el fotógrafo y aventurero trotamundos en que se había convertido...

F: míralo nada más... (Soltando una de sus características carcajadas) Rodeado de mujeres...
C: pues claro, si lo persiguen...
F: y no lo dejan en paz... Yo sé de eso... (Llevándose una mano a la cabeza, recordando sus años mozos) Salió a mí...

XX: pero igual que para ti, Cristina Álvarez es la mujer más importante de mi vida... (Dejando una inmensa mochila en el suelo) Y siempre lo será...
C: ¡Pablo!! Hijo...

Federico observaba la manera de abrazarse y prodigarse de esos 2... Sin dudas, su hijo tenía más afinidad con Cristina...

F: te cansaste de viajar, muchacho... (Con brazos abiertos esperándolo)
Pab: ya saben que siempre vuelvo... ¿No te da gusto verme, papá...?
F: me hace inmensamente feliz que estés aquí, mijo... (Abrazándolo) Y lo sería mucho más si decidieras quedarte y sentar cabeza...

¿Sentar cabeza?? Federico Rivero se olvidaba que a la fuerza le tocó hacerse responsable de una familia muy joven, pero hasta eso llevó una vida bastante libertina...

C: sube a dejar tus cosas y a bañarte, mi amor... Pediré que te preparen algo de comer, debes tener hambre...
Pab: pero algo ligero, quiero comer con toda la familia...
F: vas a comer de todas formas, anda... Sube... Tu recámara está intacta...

Anunciaron una llamada para Paola y Cristina fue quien atendió... Mientras que Federico tomaba un café...

C: fue con Elena y sus amigas a montar... Cuando llegue le digo que te devuelva la llamada...
Xx: gracias señora...
C: de nada Sergio... (Dejando el teléfono sobre el escritorio)

F: ¿Qué quería ese muchacho...?
C: hablar con su novia... ¿Qué otra cosa??
F: es muy joven para tanto formalismo... Nuestra hija debería conocer más gente, otros chicos...
C: creo que Pao será como yo...
F: ¿Cómo es eso...?
C: con el primero y el único... Igual que yo contigo... Recuerda que nosotros...
F: no... No me lo recuerdes...
C: oye, tampoco quiero que mi hija se case embarazada...
F: cambiemos de tema, por favor...
C: pero Elena si es como tú... Noviecitos cada 2 por 3...
F: eso está bien... Que no tome a ninguno en serio... Si quiere una carrera como jinete de doma tendrá que esforzarse y entrenar mucho...
C: ¿Más de lo que hace...?
F: sí... Pero lo importante es que todos heredaron tu simpatía... (Besándole una mano para luego sentarla en su regazo) Tu ternura... Tu dulzura...
C: me estás halagando mucho... ¿Qué buscas, Federico Rivero...?

La boca abierta de Federico buscó la de Cristina... Absorbió sus labios y empezaba a tentarla con la lengua, pero entonces...

Xx: ¡Papi!! ¡Mami!!

Un pequeño remolino de 5 años entró por las puertas abiertas y aterrizó entre los 2 adultos...

F: ¡Mi princesa! ¿Cómo te fue en el kínder?
Ale: bien papi. ¿Por qué no fueron por mí, eh??
C: teníamos asuntos que atender aquí, mi vida... Hay una sorpresa para ti, arriba...
Ale: ¿Qué sorpresa mami?? Dime, dime, dime.

Con: Ale, te dije que no corrieras...
Ale: quería ver a mis papis, abuelita...
Con: ya no puedo con la energía de esta niña...
C: claro que puedes mamá...
F: está tan joven y llena de vitalidad como cuando la conocí, suegra...

Cristina se había puesto en pie, y dejó a la niña con Federico que se levantó con ella en un brazo.

Ale: me dejaron mucha tarea, papi... Y no quiero hacerlas...
F: no te preocupes, hoy tienes 4 ayudantes...
Ale: ¿4??
F: sí...
Ale: tú, mi mami...
C: sin contarnos a tu papá ni a mí...

La carita de la niña se formó en un auténtico signo de pregunta...

>> A media tarde Cristina desapareció... Los hijos veían una película y Federico estaba por regresar de la empresa...

Encerrada en el cuarto oscuro acondicionado únicamente para ella, aunque Pablo lo usaba de vez en cuando...

Bastante cómoda y con el cabello recogido estaba muy concentrada en una de sus actividades favoritas, revelado de fotos... Pese a que sus hijas le insistían en que hiciera uso de la tecnología, ella se negaba...

Por eso no sintió cuando alguien entró y la tomó del talle... Abrazándola estrechamente por detrás...

F: hmm... Sabía que podía encontrarte aquí...
C: ¿Apenas llegaste...?
F: sí... (Besándole una mejilla, siguió abrazándola) ¿Qué haces...?
C: mira... Son las fotos de hace un rato...
F: me encantan... Te quedaron hermosas... Por cierto, no los vi cuando llegué... ¿Dónde están...?
C: Pablo ayudó a Ale con la tarea mientras los demás fueron por una película... Ahora están todos viéndola... O jugando, no sé...

Él la vio trabajar un rato más, o divertirse... Colgó varios pedazos del papel especial y tendría que volver después para continuar con el proceso...

F: no los escucho... (Abrazándola ya en el pasillo)
C: vamos a verlos...
F: espera...
C: ¿Qué...?
F: tienes algo aquí...

Haciendo uso del viejo truco, se inclinó y la besó... Con esas ganas locas...

Se separaron al oír que 2 personas tosían... Pablo y Elena...

Pab: ¿Dónde estaban ustedes, eh...?
Ele: ¿Qué hacían...?
Pab: tienes labial en toda la boca, papá...
C: niños...
Ele: de veras...
Pab: no va a sorprendernos que aparezcan con la noticia de otro hermanito...
C: están locos... Sí, Ale fue una sorpresa para todos, pero yo estaba joven...
Ele: es que empezaron tan jóvenes, mamá...

Federico fue por algo que se le olvidó en la camioneta, y al volver se encontró a Cristina y sus 5 hijos en la cama...

¿Era posible que a esa edad siguieran haciendo lo mismo que cuando eran niños??

A la única que se lo perdonaba era a la más chiquita, Ale... Pero los demás... Mentira, a ellos también se los perdonaba...

Llegó la hora de la cena, con todos en casa, gratamente sorprendidos y felices con el regreso del hermano mayor... Quien desde siempre los distraía con una de sus historias, en este caso una aventura de su último viaje...

Cabía resaltar que esa noche especial cocinaron Pablo con la ayuda de Cristina... O viceversa... Eran siempre los que inventaban en la cocina, a veces con ayuda de Paola...

En una esquina de la mesa Doña Consuelo platicaba con el sacerdote que también era parte de la familia... Los muchachos en medio y en la otra cabecera Cristina muy cerquita de Federico...

El panorama era maravilloso... El aire libre les daba esa sensación de libertad aunque estaba un poco frio, la abundancia en la mesa, las risas de sus hijos, la experiencia de los mayores... La luz de las estrellas y los relinchos de los caballos...

Hoy tenían más de lo que tuvieron el día que llegaron solos a esa enorme ciudad...

F: si tuviéramos que empezar otra vez desde 0... Los 2 solos... Sin nada más que nuestros sueños y nuestra compañía... ¿Lo harías...?
C: con los ojos cerrados, mi amor... (Agarrada a su brazo, entrelazando sus dedos con los de él)

Federico rió fuertemente, porque para atreverse a hacer algo así por segunda ocasión tendrían que estar locos...

Ele: ¿Y si comparten el chiste con todos...? (Viendo a sus padres atacados de la risa, para variar)
Pab: hasta la abuela y el padre quieren saberlo...
F: cuéntaselo tú, mi amor... (Besando la mejilla de Cristina) Para ellos todo lo que tú y yo hemos vivido les puede resultar un chiste...
C: ha sido todo menos un chiste... ¿O a lo mejor sí...?

En la misma charla fue evidente el carácter de cada uno... El de Federico de sobreproteger, poseer y mandar... Mientras que el de Cristina buscaba igualdad y nunca someterse...

Pero así se amaban... Y lo seguirán haciendo hasta el fin de sus días... Nadie cambiaba a nadie...

"La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser 2".


En una caja fuerte, a la que únicamente Federico y Cristina tenían acceso, seguía guardada la prueba de paternidad, con un resultado que nunca saldría a la luz... Negativo... 

CUANDO SOMOS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora