Capítulo 13

560 73 10
                                    


-Capítulo 13-


>> ¡Joven! ¡Hágase a un lado!! ¡Tenemos que atender a la señorita!! <<

F: ¡es mi esposa! Cristina... Cristina, ¿Qué tienes...? (Tomándole una mano y besándosela aunque estaba mascullada) ¿Por qué no reacciona??

>> ¡Vamos! ¡Tenemos que llevarla rápido a la Cruz Roja!! <<

Dentro de la ambulancia, Federico escuchaba voces e indicaciones de los paramédicos, todo como murmullos, no tenía cabeza para nada...

Él sólo la contemplaba... Y se lamentaba por lo estúpido que era... Por su culpa Cristina se había ido... Y si eso no sucedía, el accidente tampoco habría acontecido...

La espera en la Cruz Roja fue peor... Delirante, horrible, no le deseaba esa incertidumbre a nadie... Una completa pesadilla...

Caminó de un lado al otro, se sentó, se volvió a levantar y a caminar... No sabía qué hacer... Ya llevaban atendiendo a Cristina algunas horas...

Se acercaba a la recepción a pedir informes cada 5 minutos, sin exagerar... Pero lastimosamente no tenían informes aún...

Un rato después salió un médico preguntando por familiares de Cristina Álvarez.

F: es mi esposa, doctor... Ella está bien, ¿no es así?
Doc: cálmese... (Sintiendo la presión de las manos de ese joven en sus brazos) La atendimos adecuadamente... Sufrió varios golpes por el choque... Pero el más fuerte fue en la cabeza...
F: pero no le pasó nada grave... ¿Verdad?? Ni a nuestro hijo... ¿...?
Doc: afortunadamente el bebé está bien... Su esposa por el momento está sedada...
F: quiero verla... Tengo que decirle muchas cosas...
Doc: por el momento no se va a poder... Yo le recomiendo que vaya a su casa, se cambie y vuelva mañana...
F: no... Yo no quiero alejarme de Cristina... Por favor doctor, permítame verla... Un minuto y ya...

>> El accidente fue algo aparatoso, los golpes y hasta un par de cortadas en la frente era lo que se veía a simple vista... Dañaban el hermoso rostro de Cristina...

No, pensó Federico, nada podía arruinar la belleza natural de su esposa...

Sorprendido por el dolor tan intenso que sentía al verla tendida en una cama de hospital, nunca le había dolido el alma y menos de esa manera...

El desasosiego tampoco lo había experimentado jamás... Y todo por una mujer y una pequeñita vida que todavía no llegaba al mundo...

F: Cristina... Tienes que ponerte bien... Tú eres lo único que tengo... Lo mejor de mi vida... (Acariciándole el brazo y la mano) Yo te quiero... (Hablándole al oído como si así pudiera escucharlo)

>>>

La única persona cercana a ellos en la ciudad era el sacerdote que tanto los había ayudado en su matrimonio... Por eso lo llamó, en busca de un poco de conforte...

Y como él le ayudó a Federico a abrir los ojos y darse cuenta del amor que sentía por Cristina, le hizo entender que debía darles la noticia a sus suegros...

Pa: Es un derecho que tienen. En unos meses cuando nazca tu hijo comprenderás bien lo que te digo... Además a Cristina le hará bien verlos cuando despierte...
F: usted no conoce a mi suegro...
Pa: no, pero he oído hablar del amor de una madre... Y nada mejor que sus cuidados para Cristina...
F: lo haré por ella... Y también por Doña Consuelo, se ha portado muy bien conmigo...

>>>

Un mensaje escueto y nada alarmante, Cristina había sufrido un accidente de tránsito y estaba en la Cruz Roja, fuera de peligro...

La respuesta sí que fue desesperada, Los Álvarez viajarían en ese mismo instante hacia la capital...

>>>

Distraído y meditabundo... También agotado, no había dormido la noche anterior y acababa de anochecer... Federico levantó la vista cuando escuchó un simple nombre...

"Ángel Luis Robles"

F: ¿Qué haces tú aquí??
AL: vaya... Por lo menos estás aquí...
F: te hice una pregunta, ¿Qué haces aquí??
AL: vine a ver a Cristina. Sus padres me pidieron que me cerciorara de que está bien, por lo visto no confían en ti...
F: no me importa lo que pienses tú, ni los papás de Cristina.

AL: señorita, ¿puedo hablar con el médico encargado, por favor? (Ignorando y dando la espalda a Federico) Quiero trasladar a la Sra. Álvarez a una clínica privada.
F: ¡Tú no eres nadie para decidir eso! (Agarrándolo de un brazo, le dio un empujón de paso)
Recep: Jóvenes por favor. Están en la Cruz Roja.

AL: si es necesario un helicóptero, yo corro con todos los gastos, lo que sea...
F: ¿Te olvidas que el esposo de Cristina soy yo?? Y yo tomo las decisiones sobre ella y nuestro hijo.
AL: te importa tu machismo pero no el bienestar de ellos 2. Pobre Cristina por creer que tú cambiarias...
Recep: el señor tiene razón. Por ley, cualquier procedimiento lo tiene que autorizar el familiar más directo del paciente, en este caso el esposo...

F: ya oíste a la señorita. Ahora lárgate. Cristina no te necesita. Ya me tiene a mí.
AL: eso lo decide ella... No puedo creer lo irresponsable que eres. Casada conmigo jamás se hubiera subido a un taxi de esos ni tenido este accidente.

Federico lo agarró de las solapas de la chaqueta, obviamente furioso.

F: hazte a la idea. Robles. Cristina es mi mujer. Se casó conmigo aunque tú le ofreciste la luna y las estrellas.

2 enfermeros se acercaron corriendo y los separaron porque no tardaban en lanzar el primer golpe.

>> No volvió a ver a Ángel Luis por ahí, lo cual le alegró. Preguntó cómo estaba Cristina antes de ir a su casa por un baño y un cambio de ropa...

^^ 1 hora y media después...

Federico acababa de volver cuando se encontró a sus suegros hablando con el médico que atendía a Cristina.

F: ¿Cómo sigue mi esposa??
Sev: ¿Dónde se supone que estabas??
Con: Federico... (Tomando del brazo al muchacho)
F: señora... (Respondiendo al gesto de Consuelo, pero inmediatamente miró a Severiano) No tengo por qué darle explicaciones, pero fui a cambiarme de ropa.

Dr: el joven ha estado toda la noche al pendiente su hija... (Queriendo apaciguar un poco los ánimos)
Sev: es lo mínimo que puede hacer.
F: ¿Cómo está Cristina, doctor? ¿Ya despertó??
Dr: no... Y eso les explicaba a sus suegros. Necesitamos hacerle otra clase de estudios, más avanzados y lastimosamente aquí no tenemos los equipos...
Con: entonces llevémosla a un hospital que si los tenga...
Dr: eso tiene que autorizarlo el Sr. Rivero...
Con: por supuesto que lo va a autorizar, pero mi hija tiene que ponerse bien.
Dr: entonces voy a pedir que hagan los trámites para el traslado... ¿...? (Mirando a quien debía firmar dicha autorización)

Federico asintió, sabiendo lo que eso significaba... La mejoría para Cristina y por ende del bebé, pero además tragarse su orgullo y aceptar la ayuda de quien no deseaba ni la hora...

Como sea tendría que pagarle ese dinero.

Con: estoy segura que Ángel Luis nos ayudará... Voy a hablarle...
F: Doña Consuelo, yo prefiero que no lo haga.
Con: ¿Por qué Federico...? Ellos son muy buenos amigos...
Sev: ¿Celoso de un hombre mejor que tú?? Ese era el marido que yo quería para Cristina.

Por respeto a Doña Consuelo, por la situación de Cristina y por el lugar donde estaban, Federico se retiró, pero esa espinita se la sacaría algún día...

>> Todo transcurrió a las millas. Federico firmó los papeles correspondientes ya Cristina la movilizaron a una clínica privada que Ángel Luis recomendó, propiedad de la familia de un amigo...

Todo estaba en contra de Federico, al menos eso creía él por el momento...

Una infinidad de exámenes, chequeos completos con los aparatos más avanzados de la época...

Lo más importante una tomografía para comprobar si el cerebro había resultado afectado con los traumatismos... Fue así que pudieron dejarle de administrar los sedantes...

Un día entero en todo aquello, por suerte para Federico, Don Severiano salió para aprovechar y realizar varias diligencias en la capital, ojalá y no se lo volviera a encontrar...

Los médicos también se quisieron asegurar del estado del bebé... Y ahora ya sabían el sexo del feto...

Sentado al lado de la cama donde yacía Cristina, le tomaba una mano y hacía algo tonto para su pensamiento humano... Hablarle al vientre brotado de su esposa...

F: me gusta mucho que seas niña... Los hombres somos bien brutos... Y yo necesito aprender muchas cosas sobre las mujeres... Quiero que aprendas a montar, no importa que no seas un niño... Yo te voy a enseñar a hacerlo mejor que todos...

Una voz que conocía bien... Aunque sus palabras la confundían... También ese tacto lo reconocía...

Una molestia en la cabeza... Pesadez... Normal por los golpes que recibió... Abrió los ojos con incomodidad, pero vio todo negro... O no vio nada, era lo mismo...

F: Cristina... (Viéndola despertar) Por fin...
C: No puedo ver, Federico...
F: ¿Qué??
C: ¡No puedo ver!! ¿Dónde estoy?? (Alterándose de pronto)
F: no debes levantarte, Cristina... (Evitando que se bajara de la cama) Por favor, quédate quiera, ya viene el doctor.
C: ¡No veo nada!! Estoy ciega... ¡Estoy ciega!! (Tanteando el pecho de Federico, se agarró a su camisa y él la abrazó)

En ese instante entró un doctor y una enfermera, haciendo salir a Federico.

*Sala de Espera*

Con: ¿Qué pasó Federico??
F: Cristina no ve...
AL: ¿Qué??
F: eso dijo... Que no veía... Y me hicieron salir...
AL: voy a preguntar qué sucede...

Con: Mi hija no puede estar ciega... Por favor Dios mío...
F: todo esto es mi culpa...
Con: ¿Por qué dices eso??
F: yo tenía que cuidarla...
Con: no te culpes, hijo... Lo importante para Cristina será que estés a su lado... Va a necesitar nuestra ayuda y apoyo más que nunca...


*Cuarto de Cristina*

Sin mucho éxito Doña Consuelo había intentado calmar a Cristina, que recostada junto a ella la abrazaba... Federico caminaba por la habitación, mientras esperaban los médicos...

Diagnóstico: Todo estaba bien en los análisis, por lo que la ceguera tenía que ser emocional y por ende de corta duración.

Con: Ángel Luis, ¿Me acompañas a buscar un café...? (Recordando el pedido de Federico de estar a solas con Cristina)
C: no te vayas, mamá... (Tomándole una mano)
Con: es sólo un momento, mi amor... Te quedas con Federico...
AL: ¿Se te ofrece algo de la cafetería, Cristina?
C: no, gracias...
Con: ¿Y tú, Federico...?
F: tampoco señora... Gracias... (Más por la cuartada que por el ofrecimiento)

Cuando salieron, Federico se acercó a la cama y tomó una mano de Cristina, la besó... Pero ella la apartó rápidamente...

C: no Federico. No deberías estar aquí. Tú y yo nos separamos.
F: yo no quiero separarme de ti. Nunca debí permitir que te fueras. Si te hubiera retenido, este accidente no habría ocurrido...
C: pero ocurrió y es mejor aceptarlo... Por favor vete...
F: tienes que escucharme... Todo este tiempo yo he sido el más grande de los estúpidos... Yo te quiero... Me enamoré de ti la primera vez que te vi y hasta ahora me di cuenta...

Cristina cerró los ojos, quizás no hacía mucha diferencia a que los tuviera abiertos, pero lo hizo por reflejo...

C: dices eso porque estoy en un hospital... Y ciega... Posiblemente para toda mi vida...
F: no... Ayer fui a buscarte para decírtelo, pero ibas saliendo del hotel, te seguí y cuando te encontré te subían a la ambulancia... Créeme Cristina... Te quiero a ti y a nuestra hija...
C: ¿Hija??
F: si... (Colocándole una mano sobre su vientre, junto a la de Cristina) Te hicieron un examen para saber cómo estaba el bebé y descubrieron que es una niña...
C: por eso cuando desperté le decías que...
F: que le enseñaré a montar aunque no sea niño... Y que me encanta que sea niña...
C: ¿Lo dices en serio??
F: te lo juro... Está bien si juega con muñecas, pero le compraré un potrillo cuando pueda...
C: Federico... (Riendo por primera vez en horas)
F: vuelve conmigo Cristina... Ya no voy a correr más por apuestas, no voy a ser celoso... Haré lo que me pidas...
C: ¿quieres vivir con una ciega??
F: yo quiero vivir contigo...
C: ¿Y si no recupero la vista...?
F: la vas a recuperar, mi amor...

Con el factor sorpresa, le tomó el rostro y la besó, con ese arrebato característico en él, por un momento Cristina se dejó envolver por su calor y su pasión...

C: espera... (Tocándole las mejillas a tientas notó que no se había afeitado) No estoy segura de esto...
F: ¿De qué??
C: de que me quieras...
F: no nada más te quiero... Te amo Cristina... Estoy enamorado de ti... ¿Qué quieres que haga para que me creas?? Dímelo... ¿Qué fue lo que te enamoró de mí?? Yo puedo volver a hacerlo, lo que sea... Pero no quiero perderte...

Ya estaba anocheciendo, Doña Consuelo regresó con Ángel Luis y a ellos se sumó Don Severiano, quien pareció interesado por el bienestar de su hija... Eso sí, ignorando por completo a Federico, como si él no existiera en esa habitación...

Sev: Ángel Luis, ¿No habrá alguna operación para que mi hija vuelva a ver??
AL: estoy seguro que Estados Unidos, incluso en Europa donde la medicina va en un progreso impresionante...
F: los médicos dijeron que poco a poco irá recuperando la vista, no creo necesaria una cirugía...
AL: puedo averiguar si deseas, Severiano...
Sev: hazlo muchacho. Yo haré lo que sea para que Cristina vea otra vez.

Vaya, la preocupación repentina del viejo por su hija impresionó a Federico pero mucho más a Cristina, les resultó surrealista luego de la manera en que la trató toda su vida...

F: Cristina es quien va a decidir si quiere o no someterse a una operación.
Sev: si quiere volver a ver, lo hará.
Con: esto es decisión de los médicos...
Sev: si no sabes qué decir, mejor no opines, Consuelo.
C: no trates así a mi mamá.

Sev: no sé qué estoy haciendo aquí...
F: yo tampoco... (En un murmullo que nadie escuchó)

Sev: vámonos, Consuelo.
Con: yo quería quedarme la noche con nuestra hija, Severiano...
Sev: ¿Y para qué tiene un marido??
F: en eso tiene toda la razón, fíjese. Yo me voy a quedar cuidando a mi esposa. Despreocúpese, señora...

>>>>

C: ¿Trajiste algo de ropa...? (Cuando se quedaron a solas)
F: sí, vine preparado... ¿Tú necesitas algo...?
C: bañarme... No sé si pueda...
F: podemos preguntarle a las enfermeras, aquí mismo en la habitación hay un baño con todo...

¿Ayuda de las enfermeras o de su marido...? Pues él insistió en entrar con ella... O mejor dicho llevarla en brazos...

C: qué pena con las enfermeras... ¿Qué van a decir?? (En brazos de Federico)
F: no les importa... Cristina, vamos a ser padres ya... Además no quiero que te tropieces ni te caigas...
C: lo dices porque no veo...
F: lo digo porque estás débil aún... (Abriendo la llave de la regadera estando afuera aún)
C: te vas a mojar también....
F: de todas formas tengo que bañarme...

En esa ocasión, Federico sostuvo a Cristina, le pasó el jabón, el shampoo y acondicionador, le ayudó especialmente con las piernas y los pies, ya que ella no podía agacharse, igual con la espalda pues sus movimientos estaban limitados...

El cabello se lo enjugó también... Y como hombre de carne y hueso, contempló y admiró su desnudez... Y se excitó... Pero mantuvo el control...

>>>>

Después del baño y de cenar, Cristina se sentía un poco mejor, dentro de lo que cabía...

Y lo mejor para distraerse sería encender la televisión que Federico vio frente a la cama, pero dadas las circunstancias sería contraproducente para Cristina...

F: cuando te fuiste, olvidaste un libro en tu mesita de noche... ¿Quieres que te lea un poco...?
C: ¿Qué libro es...?
F: poemas...
C: a ti no te gustan los poemas... Ni los libros...
F: pero puedo leerte alguno... O algunos... Si quieres, eh...

Más que sorprendida, pues a Federico aquello siempre le pareció ridículo y cursi... ¿Cómo es que ahora se ofrecía a leerle...? Claro... Estaba ciega...

C: no... Gracias...

Federico vio la expresión alegre de Cristina transformándose a una triste y de desanimo... Por eso empezó a leer...

F:

"Si la esmeralda se opacara, si el oro perdiera su color,
Entonces, se acabaría nuestro amor...

Si el sol no calentara, si la luna no existiera,
Entonces, no tendría sentido vivir en esta tierra
Como tampoco tendría sentido vivir sin mi vida,
la mujer de mis sueños, la que me da la alegría..."


Con ojos cerrados, la voz de Federico fue como bálsamo para los oídos de Cristina, incluso para su alma... Porque era algo que le encantaba y él la estaba complaciendo...

Y antes que Federico siguiera, ella continuó con el poema, pero de memoria...

C:

"Si el mundo no girara o el tiempo no existiese,
entonces, jamás moriría... Jamás morirías
Tampoco nuestro amor...

Pero el tiempo no es necesario
nuestro amor es eterno
no necesitamos del sol
de la luna o los astros
para seguir amándonos..."


F:

"Si la vida fuera otra y la muerte llegase
entonces, te amaría hoy, mañana...
Por siempre... Todavía"



Él se levantó un poco y la besó en la frente, luego en la sien, quedándose ahí un momento aprovechó a preguntarle si quería otro poema... A lo cual ella asintió...

Cristina se quedó dormida, Federico no supo exactamente en qué momento, pero aquello lo tranquilizó un poco...

El libro de poesía parecía el favorito de su mujer porque lo tenía siempre guardado en su mesita de noche...

¿Por qué nunca le interesó leer...? Por lo menos lo que a ella le gustaba...

Pasó las hojas rápidamente, de principio a fin, pero devolvió la página final cuando vio letras manuscritas... Era la caligrafía de su esposa...

Tal parecía una lista...

"AL" de un lado y "F" del otro, encabezados de 2 columnas...

En la primera se podía ver muchos enumerados:

-Caballero
-Romántico
-Inteligente
-Emprendedor
-Estudioso
-Respetuoso
-Le gusta leer
-Ama las artes
-Me quiere
-Me valora
-Me trata como una reina
-Daría todo porque yo le correspondiera.

Todo esto correspondía a "AL", ¿Serían las iniciales de Ángel Luis??

Se apresuró a leer que la otra columna, que para su pesar tenía 3 escasos numerales, porque eran sus atributos...

+Guapo
+Fuerte
+Apasionado

Pero al final, en letras mayúsculas y bajo la columna correspondiente a "F", un "LO AMO" dio un dejo de esperanza para él...

Aquello lo ponía en la encrucijada más difícil de su vida... O en una de varias... Seguir adelante con su deseo y luchar por Cristina o hacerse a un lado...

CUANDO SOMOS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora