Capítulo 42

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-Capítulo 42-


Sec: señora, ¿Necesita algo más o...? Perdón... Lo siento... No quise interrumpir...

Obviamente, Federico soltó a Cristina... El encanto se había acabado...

C: puedes irte... Te veo mañana temprano...
Sec: sí señora... Que tengan una buena noche... (Con un tono de picardía que a su jefa pareció no gustarle)

F: entonces nos vamos también...
C: tengo mi coche abajo... La verdad no sé por qué viniste...
F: vine por ti, vámonos en la camioneta y mañana vemos cómo hacemos con el otro auto...
C: tú sales muy temprano y yo tengo que llevar a mis hijos a la escuela...
F: ¿Qué te pasa Cristina...? Otra vez todo lo que hago te parece malo...
C: a ti se te olvidó cómo te portaste en la hacienda, ¿Verdad? En esos momentos no fuiste el marido que yo necesitaba...
F: sabes la razón... Tu padre hizo eso para separarnos, lo planeó muy bien...
C: no hables de un muerto...

F: ¿Quién era ese tipo??
C: un cliente...
F: ¿Y se supone que a ésta hora trabajan??
C: estoy cansada de tus arranques de celos... Pero a diferencia de ti, yo únicamente hablo de trabajo...
F: ¿ahora qué hice??
C: ¿No viste el periódico de hoy??
F: no... (Recibiéndolo casi como una bofetada en la cara)

La página social, Federico posando con varias modelos en alguna fiesta que él no recordaba haber asistido...

C: ¿Te divertiste mucho...?
F: esto fue en Londres... Cuando tuviste que volver...
C: porque mi padre estaba enfermo, qué mala esposa soy por dejarte, ¿no?
F: No he dicho eso...
C: prepárate para el fin de semana...
F: ¿Por qué...?
C: me voy con los niños a la hacienda...
F: ¿Qué?? ¿A qué??


** Mañana siguiente...

Federico durmió pésimo la noche anterior... Le martirizaba tanto que Cristina viajara al pueblo... Aunque fuera por pocos días...

Pab: ¡Aquí está papá!! (Señalando la foto en el periódico sobre la mesa del comedor)
Ele: ¡Si es cierto! Pero... ¿Quiénes son esas señoritas??

¿Cómo se le ocurrió llevar con él ese periódico...?

F: denme eso acá.
Pab: muy tarde papá... Creo que ya estás en problemas... (Hablando muy bajito mientras limpiaba los lentes con su misma camisa)

10am – Club Ecuestre

Con la ropa de montar todavía, Federico saludaba a quien podría decirse era más que un jefe... Sin la ayuda de ese hombre, posiblemente no estaría en el lugar donde actualmente estaba...

F: ¿Qué es esto...? (Recibiendo el sobre que le extendió)
Sr.Mon: boletos para una obra de teatro, para ti y Cristina... Estrenan este viernes...
F: estoy soltero el fin de semana...
Sr.Mon: ¿y eso por qué...?
F: Cristina se va de viaje... A visitar a su madre y ver cómo va todo en la hacienda...
Sr.Mon: no están muy bien que digamos, ¿no?
F: estamos mal... Discutimos mucho, no logramos ponernos de acuerdo... Yo pienso de una manera y Cristina lo opuesto... Eso sólo me hace pensar en cómo llevamos todo éste tiempo juntos... Con lo diferentes que somos...
Sr.Mon: ¿estás pensando en una separación...?
F: No. Eso nunca. Ni yo la dejaré, ni permitiré que ella me deje. En eso estoy claro. Esa mujer es mía.

Sr.Mon: ven... La persona a quien quiero presentarte nos espera en el restaurant...
F: ¿El nuevo relacionista público...?
Sr.Mon: nueva... Es una señorita con mucha experiencia... Hará igual trabajo que Danilo... Quizás mejor...
F: lástima que tuviera que mudarse... Llegamos a ser muy amigos...

Federico no se imaginó que sería tan joven y guapa... Pero lo mejor fue que se cayeron bien... En ese tipo de trabajos era esencial que los miembros de un mismo equipo conectaran para así trabajar con un frente en común...

Pudieron platicar un poco más a fondo cuando los dejaron a solas... Incluso Federico tuvo tiempo de mostrarle las caballerizas, su caballo y caminar por la pista...

^^ 8 de la noche... Cenaron todos juntos, por primera vez en días... Y muchas veces los padres podían parecer tontos o hacerse de la vista gorda, pero esos momentos hacían felices a los hijos...

Federico ayudaba con la tarea de matemáticas a Elena... Aunque en realidad la niña empezaba a confundirse... ¿Qué le estaba enseñando?? ¿Cómo podría él sumar sin los dedos??

Ele: papi, mejor sumemos con mis dedos... Y me prestas los tuyos si necesito más...
F: está bien... Pero más adelante tendrás que hacerlo sin dedos...
Ele: ¿Por qué?? Así no voy a poder...
F: ya aprenderás... Ahora vamos... ¿Cuántas manzanas tienes aquí...?

*Habitación Principal*

Con Sebastián en brazos, Cristina entró al sonido de un teléfono, creyó que sería el suyo, pero era el de su marido... Sonaban igual...

C: espera mi amor... Déjame contestar...
Seb: yo mami...
C: no Sebastián. (Alejándolo del celular) Bueno...
Xx: buenas noches... ¿hablo al número de Federico Rivero...?
C: sí... (Entre sorprendida e indignada al oír la voz de una mujer) ¿Quién habla...?
Xx: ¿puede decirle que soy Marlene, por favor...?
C: le diré que le regrese la llamada, en este momento se encuentra ocupado...
Xx: gracias... Estaré esperando...

Seb: ¡maaaaaaami! (Palmeándole las mejillas a Cristina para que no lo apretara más)
C: perdón... Perdóname mi vida... (Con la voz de esa mujer retumbando en su cabeza)
Seb: vamos... Pao...
C: sí... Tu hermana está con Pablo...
Seb: vamos mami... Vamos...

2 horas después... Cuando los niños estaban dormidos y no era una hora decente para una llamada telefónica...

C: te habló una mujer... (Desde el baño)
F: ¿a mí...? (Metiéndose a la cama)
C: sí.

No se necesitaba ser adivino para saber que Cristina estaba molesta, sonaba y lucía así... Aunque él no la estuviera viendo...

F: ¿Qué mujer...?
C: te interesa, ¿Verdad? (Ahora en la puerta del baño)
F: está bien. No me digas qué mujer me habló. (Dándole la espalda cuando se acomodó)
C: ¿Por qué Federico? Porque mañana de seguro te vuelve a llamar, ¿No es así?? ¿Quién es esa mujer??
F: No lo sé. Tú hablaste con ella, no yo.
C: quizás su nombre te diga algo... "Marlene"...
F: ¿Marlene fue la que me habló?? ¿Por qué no me lo dijiste en el momento, Cristina?? (Girándose y sentándose de inmediato)
C: Entonces la conoces.
F: claro que la conozco, es mi nueva relacionista pública...
C: ¿Y Danilo??
F: se fue del país...
C: no me lo habías dicho...
F: hay cosas que tampoco tú me dices, Cristina...

Naturalmente, la idea de una mujer cerca de su esposo no permitió que Cristina se quedara completamente tranquila... Tenía que conocer a la tal "Marlene"... Pero como iban las cosas...

Estaba en una importante reunión y al salir se encontró con el mensaje de Federico... Llegaría tarde esa noche... Al menos le avisaba... Pero no dijo el motivo de su retraso... Y eso le molestaba tanto...

Mientras lo esperaba, se preguntó una y mil veces ¿Qué era "tarde" para él??

Había pasado la medianoche y Federico Rivero sencillamente no llegaba... Ni en sus peores tiempos...

¿Dónde estaría...? ¿Con quién...? ¿Haciendo qué...? Cientos de interrogantes y suposiciones cruzaban por la mente de Cristina cuando finalmente la puerta se abrió...

C: ¡Federico! (Corriendo hacia él)
F: estoy bien, mi amor... Me tropecé... Esto está muy oscuro... ¿Para qué gastaste tanto en lámparas si no las encienden??
C: bebiste... Estás...
F: te digo que estoy bien Cristina... No... No tan bien...
C: estás borracho...
F: que no.
C: ¿Por qué bebiste...? Ya no estás acostumbrado...
F: si viviéramos en la hacienda no habría dejado de beber... Pero tú estarías feliz...
C: claro que no...
F: sí... Sí Cristina... Tú serás feliz en "El Platanal"... Son tus tierras... Con tus empleados, tu dinero... Todo tuyo...
C: dices puras tonterías...
F: si eso es lo que deseas, yo no te lo podré dar nunca...

Además de lo que decía, Federico se tambaleaba un poco, aún perdió el equilibrio y se sujetó a su esposa...

C: cállate.
F: me callas porque digo la verdad... Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad... Eso dicen, eh...
C: sube. Pero sin hacer ruido. No puedes despertar a los niños.
F: nuestros hijos, Cristina... Nuestros hijos...

Ella tuvo que taparle la boca mientras lo guiaba por el pasillo, pero lo que él hacía era besarle los dedos e intentar mordérselos...

Y así decía que estaba normal... Lo encaminó hasta la cama y no tuvo que empujarlo, porque solito cayó hacia atrás, aunque eso sí, se la llevó con él...

C: ¡Federico!
F: eres tan bella, Cristina... (Sosteniéndola por la espalda baja)
C: necesitas dormir... Bebiste mucho y no vamos a hablar así... (Incorporándose apenas para abrirle la camisa)

Su pelvis hizo más presión de la que quería con la entrepierna de su marido y fue como si prendiera una chispa...

Las manos de Federico bajaron por la espalda, hasta el trasero y las piernas... Con caricias concienzudas... Por lo que tan borracho no estaba...

F: cuando no estábamos casados te gustaba que te tocara... Me querías... Disfrutabas que nos viéramos a escondidas... Y que lo hiciéramos donde fuera...
C: ¿Qué estás hablando ahora?? (Entornando los ojos, no tenía quieta esas manos y no le permitía levantarse)
F: pero nos casamos y ya no me quieres... (Acariciando ahora debajo de la pijama)
C: Federico...
F: tampoco quieres que toque... Ni que bese... ¿Por qué ya no me amas, Cristina...?
C: ya no sigas... Eso no es cierto...
F: mi papá tenía razón... No es bueno enamorarse... Las mujeres sólo nos hacen sufrir cuando te enamoras de ellas...

No ejerció tanta fuerza para sujetarla, entonces Cristina se paró y lo ayudó a quitarse la chaqueta y la camisa...

C: no puedes pensar eso...
F: sí... Antes de conocerte no sufría...
C: no voy a seguirte la corriente... (Bajando un poco más para quitarle el pantalón)
F: pero te amo Cristina... Y todo este amor me gana... Siempre...

Aturdida por lo que había oído, pero mucho más por lo que la boca y las manos de Federico hacían, Cristina se encontraba bajo el cuerpo de él...

Su aliento era mentolado, ¿Cuántos chicles o mentas habría usado...? Y su perfume era más fuerte que el rastro de alcohol...

Le aprisionó ambas manos por encima de su cabeza... Mientras su lengua se perdía entre los labios de Cristina y la acariciaba internamente...

Y cuando empezó a desvestirla, supo que no estaba ebrio del todo...

Sus cuerpos desnudos no tardaron en entrar en contacto...

Cristina tuvo intenciones de detenerlo, pero Federico no escuchaba razones... La besó desesperado, bebiendo de sus labios... Ejerciendo cierta fuerza cuando creyó que ella iba a escaparse...

Fue poco cuidadoso, tomó e hizo lo que deseó con su mujer... Aunque todo eso le agradaba y la excitaba a ella...

Jaloneó varias veces de sus pezones, para después besarlos y succionarlos...

F: te necesito Cristina... Como nunca he necesitado a ninguna mujer...
C: Federico... (Agarrada a su pecho, sintiendo el momento en que empezó a introducirse en ella)

No se demoró nada en sepultarse hasta lo más profundo de su ser... La invasión la hizo gritar...

Ojalá ningún niño se despertara... Primero por la llegada de Federico y ahora... Por esto...

F: no me dejes... (Capturando su labio inferior)
C: no...
F: nunca...

Entraba y salía con un vertiginoso movimiento de caderas... Sin un ritmo constante pero sí apresurado e intenso...

Los músculos internos de Cristina se contraían en torno a él, que incansablemente la embestía...


^^ Mañana siguiente...

La famosa y horrible cruda no sería lo peor que Federico soportaría ese día... Pobre de él cuando tuviera a Cristina frente a frente...

C: imagino que no irás a trabajar...
F: no lo creo...
C: ¿Es éste el ejemplo que quieres darle a tus hijos, Federico??
F: ¿Qué tiene de malo??
C: para mí todo.
F: desde que eres la heredera de tu padre ya no valgo nada para ti...
C: los herederos son los niños, no yo.
F: ¡pues no lo acepto y no lo pienso aceptar nunca! (Arrepintiéndose de haber alzado la voz)
C: ¡Ese será tu problema!
F: ¡Y tuyo también! ¿Acaso las riquezas te harán feliz??
C: ¡No pienso volver a tocar el tema hasta que abras un poco tu entendimiento!

Pab: ¿Por qué gritan...? (Desde la puerta con su hermana)
Ele: se están peleando... ¿Qué pasa, papi?? (Corriendo a la cama, donde Federico estaba sentado, con cara de enfermo)


>>> Por lo menos lograron ponerse de acuerdo en algo, Cristina se llevaría a los bebés y Federico se quedaría con Pablo y Elena...

Los recogió por la tarde del colegio y los llevó con él a una reunión en un restaurant de la ciudad...

Los niños, curiosos como ellos solos, miraron de arriba abajo a aquella señorita...

F: niños, saluden...
Pab: buenas tardes...
Ele: hola...
Xx: soy Marlene, la nueva relacionista pública de Federico... Pablo y Elena, ¿no es así?
Pab: ¿Cómo sabes nuestros nombres??
Ele: no te conocemos...
Mar: su papá habla tanto de ustedes... De Sebastián y Paola también...
Ele: ellos se fueron con mi mami... A la hacienda, a visitar a la abuela...
Pab: pero no se va a tardar mucho... Se fue por 2 días, ¿Verdad papi?
F: sí... Pero siéntense... ¿Qué van a comer...?

Bastante indecisos para decidir lo que comerían... Tuvieron que pedir un plato especial para cada niño según su gusto... Pero a la mujer que los acompañaba no parecía importarle el retraso... Al contrario, se portó muy amable con los pequeños...

Mar: qué buena la vida de los niños, ¿no? (Al verlos levantarse al parquecito luego de que Federico los autorizara) Sólo tienen que preocuparse por jugar...
F: sí...
Mar: son más lindos que en las fotos... Y muy educados...
F: obra de mi esposa...
Mar: "Cristina", ¿no es así?
F: sí... Tienes muy buena memoria...
Mar: ¿Te parece si empezamos...?
F: adelante...
Mar: ¿estás de acuerdo en que te promocionemos más...?
F: tú eres quién sabe de esto...
Mar: muy bien... (Con una inmensa sonrisa)

F: dame un segundo, tengo que asegurarme que mi hija no esté haciendo una travesura...
Mar: ¿y el niño no...?
F: Pablo no se mete en problemas... Ya vuelvo...

Sucedió tal cual Federico se imaginó... Elena arriba de un árbol era persuadida por su hermano para que se bajara, pero como a Pablo no le prestaba atención a menos que estuviera en aprietos...

Ele: ¡Papi!!
F: ¿Qué haces allá arriba?? Eres una niña.
Ele: mamá también se subía a los árboles cuando era niña... (Sentada en una de las ramas)
F: baja Elena, te estoy esperando... (Con los brazos extendidos a ella)
Ele: creo que por aquí hay un gatito, papi...
F: ¿Cómo puede haber un gatito?? Esto es un restaurant... Aquí no hay animales...
Ele: pero comimos pollo, pa... Y eso es un animal... (Ya en brazos de su padre)

Federico rió, igual que Pablo... Esa niña sin dudas los manejaba a ellos 2...

F: mira nada más cómo te ensuciaste las manos... (Llegando a la mesa)
Mar: ¿Qué pasó? ¿Quieres que la lleve a lavárselas...?
Ele: no. Que me lleve mi papito. (Abrazándose fuerte a su cuello)


^^ EL PLATANAL ^^ - 8PM
*Habitación de Cristina*

Levantó la bocina del teléfono a la primera, tenía que ser su marido... Y eso, aún en medio de lo que estaban pasando, le emocionaba y mucho oír su voz...

Pab: ¡Mami!!
C: ¡Mi amor! ¿Cómo estás...? Qué sorpresa que seas tú quien me llame...
Pab: es que papá salió con una señorita...
C: ¿con qué señorita...?
Pab: su nueva relacionista... Algo... Una cosa rara...
C: ¿Tú y tu hermana con quién se quedaron??
Pab: con la nana...

Hablaron un momento más, con Elena no pudo porque estaba dormida... Pero Cristina ya explotaba de la rabia... Federico Rivero era un sinvergüenza...

Entonces recordó la noche anterior...


>>>>>>>>>>>>>> FLASHBACK <<<<<<<<<<<<

Mientras hacía su equipaje, Cristina rebuscaba entre los cajones y se topó con un sobre blanco... Boletos para una obra de teatro... Eran 2...

C: ¿y esto...?
F: me los dio el Sr. Montalvo...
C: son para este viernes...
F: sí, pero como tú te irás...
C: ve sólo entonces...
F: lo pensaré...

>>>>>>>>>>>> Fin FLASHBACK <<<<<<<<<<<



Pero no había ido sólo el cínico... La iba a escuchar...

// Mientras que en la capital, Pablo se sentía satisfecho, el plan que le recomendaron sus compañeros de clase iba a funcionar... La mamá estaría celosa y regresaría para arreglarse con el papá...

F: hijo... Pensé que ya estabas durmiendo como tu hermana...
Pab: todavía no papi...
F: ya es tarde... (Quitándole los anteojos al niño, los dobló y los dejó sobre la mesita de noche)
Pab: hablé con mamá...
F: ¿Está bien todos...? ¿Qué te dijo...?
Pab: que nos extraña... ¿No vas a hablarle también...?
F: al rato, si es que no es muy tarde...
Pab: a ella no le importará...

Salía de la recámara del niño cuando escuchó el celular en su recámara... Cuando lo alcanzó respondió, a pesar de la hora...

F: bueno...
C: ¡Eres un sinvergüenza, Federico! ¿Dónde estás??
F: ¿Dónde voy a estar a esta hora??
C: ¿Cómo te atreves a dejar solos a mis hijos??
F: nuestros hijos no están solos, Cristina...
C: ¡Dime con quién estás!
F: sólo...
C: ¡No me mientas!!
F: ¿Qué te pasa??
C: regrésate a casa. Eres un idiota... (Cortando mientras soltaba el llanto por el enojo)

>>>

Con: hija, ¿Qué sucede...? (Entrando sin tocar)
C: nada mamá... Vuelve a dormir...
Con: te escuché alterada... Discutías con tu marido... ¿Por qué...?
C: salió con una mujer...
Con: No puede ser posible...
C: su relacionista pública... ¿Quién se cree es cuento?? Mamá, no puedo quedarme... Ven con nosotros a la capital, por favor... Mañana...
Con: no Cristina. Todavía no es tiempo. Antes tú y Federico tienen que arreglar sus problemas... Agradezco mucho que vengas a verme, pero tu lugar es con tu marido y tus hijos...
C: pero mamá...
Con: hay algo que tú debes tener...
C: ¿Qué...?

En la recámara de Doña Consuelo, a Cristina le sorprendió ver lo que había en la cajita...

Con: ¿Te acuerdas...? Lo compramos para Federico en la capital... Cuando apenas eran noviecitos...
C: nunca se lo di...
Con: posiblemente ya está pasado de moda, pero debes entregárselo... Le pertenece a él...

>> De vuelta a la recámara, con el regalo de Federico en mano, no pasó ni un minuto, cuando su teléfono sonó...

C: bueno...
F: ¡Ninguna mujer me había tratado como tú lo hiciste, Cristina! ¡Y no pienso permitir que lo vuelvas a hacer!
C: ¿y es que acaso tú no sabes que yo no soy igual a todas esas mujeres a las que manejabas a tu antojo??
F: ¡Eres mi mujer!
C: ¡Y tú un machista!! (Cerrando la llamada, decidida a no volver a contestarle)

Lloraría amargamente por su causa...


^^ MEXICO DF

Luego de intentar marcarle muchísimas veces a su mujer; porque no era ninguna otra, era suya y de nadie más; Federico desistió, todavía furioso, víctima de esos ataques de rabia que hace mucho no presentaba...

Tan alterado estaba que sin querer tiró unos libros al suelo cuando lo que buscaba era alzar su reloj y el anillo, que por primera vez se lo quitaba...

Y entre los libros desparramados que tuvo que recoger, cerrar y volver a ubicar, se encontró uno bastante especial... Que Cristina guardaba como un tesoro...
¿Motivo...? Los poemas que Federico empezó a leerle cuando ella se quedó momentáneamente ciega...

No fue su intención, pero empezó hojeándolo y posteriormente se perdió en las letras de cada verso...

>>>>>>

La habitación en penumbras... Un destello de luz se filtró cuando tanto la ventana como la cortina se abrieron... Afuera ya había amanecido...

El alto hombre se acercó a la cama... Y estudió el cuerpo femenino sobre la cama... De pies a cabeza... Cada forma le atrajo de manera especial...

Le tocó la pierna con las yemas de los dedos e incluso se agachó para besárselas...

Su mano libre la dirigió a la bragueta del pantalón... Para luego ir hacia la camisa...

CUANDO SOMOS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora