Capítulo 31

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-Capítulo 31-

Cristina se negó a creer lo que la rapidez de la mente humana le indicaba... Aquello no podía ser cierto... De seguro buscaban al vecino de 2 pisos más arriba que era un mujeriego empedernido...

C: insisto... Esto es una confusión...
Pab: no, mi papá se llama así...
Rob: tú debes ser... Cristina... ¿No?
Pab: ¿quién es esta señora, mamá?

>> Aunque no volvieron a tocar, Elena estaba frente a la puerta, eso hacía siempre... Federico por si pierna, llegó unos segundos después y al ver por el ojo mágico si había alguien, abrió espantado...

Pab: ¡papá!! (Abrazándolo justo de la pierna mala)
F: ¡AUCH!!!

A Cristina no le importó en lo más mínimo su expresión de dolor, siguió y tomó a Elena en brazos... Se giró únicamente para saber lo que Federico haría...

C: te encargas tú, supongo...
F: Cristina, déjame explicarte... (Siguiéndola dentro del departamento)

Ele: mami, papi dele... (Señalando la pierna del papá)

Pab: papá, ¿qué te pasó??

Lo de los niños era la máxima expresión de la inocencia, no tenían noción de lo tensos que estaban los adultos, ni de la incómoda situación...

Aún así, ese pequeño no tenía culpa alguna, pensó Cristina... E hizo lo que menos se imaginaron Federico y esa mujer...

C: ven conmigo... Yo te lo voy a contar...

Federico esperó a que los 3 inocentes pero más afectados de todo eso, entrarán en la recámara de Elena para dejar salir su furia.

F: Te dije que no vinieras. ¿Es que tenía que explicártelo con manzanas??
Rob: no apareciste en días... Creí que habías huido... Como hace años...
F: te di dinero suficiente para que no me buscaras hasta que lo hiciera yo. ¡Pero esto te va a costar muy caro!
Rob: no más que a ti, Federico Rivero. No le habías dicho nada a tu mujer, ¿verdad?
F: no te metas con ella. Ahora no vas a recibir nada más de mí. Te lo advertí... (Queriendo agregar unos cuantos adjetivos altisonantes)

Una Cristina con bastante autocontrol para sorpresa de todos, pero sí seria, se unió a ellos.

F: Cristina...
C: tú y yo hablamos después. ¿Qué es lo que buscas?? (De frente a aquella mujer)
Rob: ya se lo dije a tu marido. No puedo cuidar más a Pablo...
C: pero es tu hijo...
Rob: Estoy muy enferma...
C: aún así, ¿eres capaz de separarte de él??
Rob: es lo mejor para Pablito...
C: no puedo creer que seas una mala madre...
Rob: Tú no eres nadie para juzgarme. La única familia que tiene mi hijo es su padre... Aquí están sus cosas... (Mostrando una pequeña mochila en el suelo)
F: ¿qué? No puedes irte y dejarlo...

Cristina boquiabierta vio cómo la mujer caminó decidida a la puerta y se fue, resultó inútil que Federico intentara detenerla, con esa pierna herida...

Pero el punto no era ese, ella como madre seria incapaz de hacer algo así...

F: se fue. Cristina, hay que detenerla... Ayúdame...
C: ¿no te das cuenta que será en vano?? No quiere quedarse con el Niño, o no puede...
F: yo tampoco puedo quedarme con él... Nosotros...
C: es tu hijo y es tu responsabilidad cuidar de él.
F: pero... Tú y yo... No quiero problemas...
C: me lo ocultaste. ¿Cómo fuiste capaz?? (Deseando gritar por el coraje que sentía)
F: escúchame antes... Tengo razones...
C: no pienso perdonarte esta mentira. Quédate con tu hijo, yo recogeré mis cosas y me iré con mi hija.
F: No. Tú no te irás a ningún lado y menos con mis hijos. (Tomándola del brazo)

A ella le sorprendió oírlo hablar en plural, aunque quizás escuchó mal...

C: no hagas peor las cosas... Suéltame...
F: yo te oculté lo de Pablo, es cierto. Pero tú me estás ocultando lo de mi otro hijo, ¿o cuándo pensabas decirme de tu embarazo??

Lo sabía... Se había enterado de algún modo...

C: claro que pensaba decírtelo...
F: ¿cuándo??

Cristina cerró los ojos y respiró profundo... ¿A dónde habían llegado??

C: ¿te das cuenta del matrimonio que tenemos?? Nos ocultamos cosas importantes...
F: yo tengo mis razones como te dije... (Por fin sentándose en un sillón, no aguantaba estar más tiempo de pie)
C: por favor Federico, no me quieras ver la cara de tonta...
F: quería estar completamente seguro de ser el padre del niño...
C: ¿cómo no puedes estarlo??
F: tengo mis dudas... Y la prueba que nos dirá la verdad, tarda un mes...

Se escuchó la caída de algo al suelo y Cristina corrió a la habitación de Elena, con Federico bastante rezagado...

Abrió y encontraron a los niños reír... Tirados en el suelo jugando...

Muy extraño, pues Elena estaba en la edad de no compartir sus juguetes con otros niños, ni querer jugar con ellos...

Por eso no los interrumpieron y se retiraron...

C: ¿cómo no puedes estar seguro que es tuyo??
F: no sé... Busco algún parecido mío en él pero no lo encuentro... Además hubiera sentido lo mismo que cuando vi por primera vez a Elena...

Cristina lo vio sentarse y ella hizo lo mismo unos segundos después...

C: con ella tuviste casi 9 meses para prepararte y hacerte a la idea... Son situaciones muy diferentes...
F: pues también está el apuro de la madre en dejarme el Niño...
C: dijo que está muy enferma... ¿Qué tiene...?
F: no lo sé... Cristina, ¿acaso piensas que te estuve engañando con ella??
C: ¿y se debía a eso tu comportamiento??
F: claro que no. Voy a contarte cómo sucedieron las cosas, pero antes quiero saber del embarazo... Se supone que tú no querías...
C: ni tú...
F: te dije eso porque estaba agobiado con lo de Pablo...
C: un día se me olvidó tomar la píldora y sucedió...

Federico rió fuertemente, de evidente felicidad en medio del problema en el que estaba...

F: no hay dudas... Esto no es de ponerse de acuerdo... Ni planearlo... Sucede cuando Dios quiere...

A Cristina le sorprendió aquel pensamiento tan... Tan acorde a la voluntad de Dios...

C: ¿qué vamos a hacer Federico...? Y no te hablo de nosotros, pensemos en los niños... Los 3 que a la final no tienen culpa de nuestras decisiones...
F: primero tenemos que arreglar lo nuestro... Necesito que me escuches...
C: después... Quienes ahora verdaderamente importan son los niños... Tienes que decirle a...
F: "Pablo"...
C: que su madre se fue... Y se quedará aquí...
F: no será por mucho tiempo, ella tiene que regresar por su hijo... La voy a buscar ahora mismo...
C: tú no sales de aquí así como estás.

Escucharon voces infantiles en el pasillo y para sorpresa de los adultos, Elena salió en brazos del niño que acababa de conocer... Una escena bastante graciosa dado el tamaño de ambos...

F: Pablo, necesito hablar contigo...
Pab: uufff... Pesa mucho...
Ele: papi... (Extendiendo sus brazos a Federico)
Pab: ¿por qué ella te dice "papi"?
F: porque es mi hija... (Teniendo a la niña con él)
Pab: igual que yo... ¿Y ella...? (Señalando a Cristina)
F: es Cristina, mi esposa... Y la mamá de Elena...

C: ven Elena... Vamos a dejarlos solos porque necesitan hablar... (Entrando a su recámara con la pequeña)

Pab: ¿dónde está mi mamá?
F: se fue...
Pab: ¿a dónde??
F: no sé... Pero te dejó aquí y es donde vivirás desde ahora...
Pab: pero no se despidió... (Con los ojos aguados)
F: tuvo que irse deprisa... No vayas a llorar Pablo, ella va a volver...

Mentira piadosa, que Cristina escuchó sin querer...

Pab: ¿cuándo?? (A punto de soltar el llanto)
F: no lo sé... No dijo... (Maldiciendo mentalmente a esa mala madre) Pero aquí vas a estar bien... Te lo prometo...

El pequeño sentía como niño y se puso a llorar... Sentadito en el sillón, y Federico sin saber qué hacer... Ni qué decir...

C: cálmate Pablo... (Abrazándolo y sentándose a su lado, mientras le reprochaba a Federico con muecas que no lo hubiera hecho él)

Elena que observaba todo con curiosidad, se subió al regazo del papá...

Pab: pero ya no tengo mamá...
C: sí la tienes, tuvo que irse pero la tienes...
Pab: ¿ahora tú vas a ser mi mamá?? (Secándose los ojitos mientras levantaba la cabeza a Cristina)

>> La escena de la noche fue bastante novedosa... Con un nuevo integrante en la mesa... Entre tímido y alegre... Y eso sí, sentado a la derecha de Elena, para quien de pronto sólo existía ese niño...

Después de cenar Pablo quiso bañarse sólo, Cristina lo hizo con Elena y Federico aprovechó para realizar una llamada telefónica...

C: dormirás en esta habitación... Ya mañana iremos a comprar lo que necesites...

A Cristina le conmovió que la ropa del niño no fuera de la mejor calidad, tampoco la cobija ya gastada, que él insistió tenerla para dormir...

F: necesitará una nueva cobija... (Cansado de estar en pie, se sentó en un borde de la cama con Elena ya en pijama)
Pab: no, ya tengo esta, papá... (Abrazando dicha frazada)

Elena recordó la suya que era de ponis y corrió por ella...

Pab: ¿a dónde se fue mi hermanita...?
C: por su cobija favorita...
Pab: ¿también tiene una??
C: claro...
Pab: ¿eso es porque somos hermanos...?

Ele: ¡Mano!! (Corriendo hacia la cama, se subió y se acostó junto a su supuesto hermano)
C: es hora de que todos durmamos...
F: vamos Elena... (Reincorporándose)
Ele: ¡No! Lena mimi aquí... Mano...
Pab: pero yo me llamo "Pablo"...

Federico y Cristina asumían que la niña lo que quería decir era "hermano"...

*Habitación Principal*

F: gracias mi amor... (Cuando Cristina entró a la recámara) La forma en que trataste con Pablo...
C: no confundas las cosas. Ese niño no es el culpable de tus deslices...
F: Cristina, eso fue antes de conocerte... Entiéndelo. (Sonando desesperado)
C: ¿sabes por qué no me he ido??
F: porque me amas...
C: que arrogante eres... Así como estás no te puedes cuidar solo, menos a un niño... Pero apenas pase el mes de tu recuperación, Elena y yo nos vamos. (Entrando al baño)

Confundida por lo que había dicho, por lo que sentía, por lo que estaba viviendo... Por todo en general, Cristina cayó sentada en el suelo, rodando por la pared... Abrazándose a sus piernas...

Y del otro lado de la puerta, un Federico que insistía en romper la puerta si no abría.

Ella salió una o 2 horas después, dispuesta a dormir en la sala, pero Federico no estaba en la cama... Así que decidió quedarse...

Sin imaginar que a la mañana siguiente, el cuerpo de su marido abrazaría el suyo, y no era precisamente que estaba soñando...

C: Federico, ¿qué te pasa?? (Manoteándole los brazos y separándose de él)
F: ¿qué...? ¿De qué...? ¿Qué pasa...?
C: ¿por qué me abrazas?? No quiero que me toques.
F: tú no, pero llevas a mi hijo dentro... Y lo quería abrazar a él... O ella...

Cristina no pudo decirle unas cuantas cosas más porque escuchó voces infantiles... Entonces recordó lo ocurrido el día anterior... Y su enojo con Federico aumentó todavía más.

*Habitación de Elena*

La pequeña agarrada de la reja de la cuna, era sostenida por el niño más grande que la ayudaba a salir de la misma...

Cristina vio toda la hazaña y les habló cuando ambos niños estuvieron en el suelo...

C: buenos días...
Ele: ¡mami!! (Corriendo a los brazos de Cristina)
Pab: buenos días... (Llevando sus manos atrás de su cuerpo, sintiendo que había hecho algo malo)
C: voy a pedirte algo, Pablo... La próxima vez que quieras sacar a Elena de su cuna, dímelo antes a mí o a Federico...
Pab: pero ella me dijo... (Apuntando a Elena)

Con paciencia y ternura Cristina bajó la mano del niño, indicándole que eso no se hacía.

C: los 2 son pequeños aún y pueden caerse o golpearse...
Pab: pero yo soy más grande que mi hermana...
Ele: ¡mana!
Pab: yo soy tu hermano, Elena. No hermana. No me digas "mana"...
C: compréndela, ella no sabe hablar tan bien todavía...
Pab: ¿cómo yo...?
C: tú ya hablas muy bien... ¿Cuántos años tienes...?
Pab: 6... Y ya me sé bañar solo...
C: claro, anoche lo hiciste...

A Elena no le gustó que la ignoraran, por eso se bajó de los brazos de la mamá y salió de su habitación...

Pab: ¿a dónde se va...?
C: a despertar al papá... Siempre lo hace... ¿Tienes hambre...?
Pab: sí pero no me importa esperar... Mi mamá siempre me da de comer tarde porque dormía mucho...
C: no te preocupes, aquí no tienes que esperar... Vamos a la cocina...

>> Desayuno para Federico en la cama, aunque no se lo merecía. Algo diferente para Elena, y con el niño no tuvo problemas, dijo que comería lo que Cristina preparara...

Por primera vez, ella pensó que ya era tiempo de tener ayuda... Porque con el nuevo bebé... Y si llegaba a separarse de su marido las cosas no serían sencillas.

Le sorprendió ver al pequeño levantar los platos de la mesa, llevarlos al fregadero y lavarlos... Y ella ni siquiera se lo insinuó...

*Habitación Principal*

F: ¿vas a salir? (Viendo a Cristina maquillarse frente al espejo)
C: sí...
F: ¿a dónde??
C: tu hijo necesita varias cosas... Muchas a decir verdad...
F: ¿y Elena también va?
C: dudo que quiera quedarse, se ha convertido en la sombra de Pablo...
F: yo voy con ustedes, es peligroso que andes sola en la calle con 2 niños.
C: ¿y tú crees que puedes defendernos así...?
F: yo daría mi vida por ustedes... (Llegando con saltos de un solo pie hasta ella) Y al menos con las muletas podré darle un golpe a quien intente algo...

La cercanía le hizo daño emocional a Cristina... Añorando los buenos tiempos que hace unas semanas vivían...

Federico le dio un beso rápido en la comisura de los labios y se metió al baño.

Con Elena vestida y peinada, Cristina golpeó en la recámara de huéspedes aunque estaba abierta... Porque estaba convencida que aún un niño necesitaba su espacio y privacidad.

Con mucha más sorpresa se encontró al pequeño terminando de tender la cama.

Ele: ¡Mano! (Desde los brazos de Cristina)
Pab: ya estoy listo... (Al dar rápidamente media vuelta hacia ellas)

Muy bien peinado y vestido, aunque la ropa a leguas se notaba desgastada y vieja...

C: muy bien, el único que falta es Federico...
Pab: debe ser por su pierna... Voy a ayudarlo...

Pablito salió hacia la recámara principal y Elena fue tras él.

Entró luego de que Federico le autorizara a entrar, aunque la niña ya estaba dentro antes que él...

Ele: papi, vamos...
F: ya casi estoy... Me echo un poco de perfume y...
Pab: ¿qué es perfume...?
F: esto... Para oler bien además de un buen baño...
Pab: aaah...
F: ¿no tienes más ropa que esa...? (Notando que estaba bastante usada)
Pab: no, la otra fue la que me puse ayer pero ya no me la puedo poner hoy...
F: no hay problema, vamos a comprarte más...
Pab: papá... ¿Me das un poco de tu perfume? Así huelo bien... Como tú...

Un papá y sus hijos... Fue lo que Cristina vio desde la puerta.

En el coche, los niños en el asiento trasero iban en su propio mundo, platicando y jugando... Y ni cómo describir lo que hacían...

Federico bajó el volumen de la radio, sentado en el puesto de copiloto y miró a Cristina en el volante...

F: ¿cuándo vamos a hablar...?
C: ¿de qué...?
F: de nosotros... No quiero seguir así, Cristina... (Poniendo una mano sobre el muslo de su esposa)
C: por favor...
F: quiero tocarte y no me dejas... Quiero besarte y me apartas... Esto me está volviendo loco...
C: ¿es lo único que te importa...? ¿Lo físico? ¿Y mis sentimientos qué, Federico??
F: pero yo también tengo sentimientos... Y acepto que me equivoqué, pero quiero que todo vuelva a ser como antes...
C: ya nada podrá ser como antes...

Federico le tomó una mano y aunque ella no quería, él con su fuerza masculina la tuvo aprisionada unos segundos...

Cuando llegaron al centro comercial fueron directo a la tienda de niños, Federico con las muletas iba más lento y aquello lo tenía ya de pésimo humor...

Pero como siempre Elena tenía esa capacidad de alegrarlo... Y ahora estaba un niño que se desesperaba por ayudarlo y agradarlo...

Cristina le dio carta abierta al pequeño para que escogiera su ropa y zapatos, claro que ella lo aconsejaba y le daba opciones para combinar y lo que iba a necesitara.

Lo esperaban fuera del vestidor mientras se probaba todo cuando Federico anunció que ya volvía...

Elena entrando y saliendo de los vestidores, buscaba a su hermano... Alborotada porque sabía que en ese lugar era donde le compraban también juguetes...

C: Elena, si no te quedas quieta, no hay juguetes.
Ele: Lena quere jubetes...
C: deja de correr...
Ele: ya...

Una mano colocó algo dentro del carrito de compra y Cristina vio que era la de Federico... Se fijó en lo que era y lo volteó a mirarlo... Era ropa de bebé... 4 piezas...

F: ¿qué...?
C: aún no sabemos...
F: es un hecho que vamos a tener otro hijo, Cristina...
C: no sabemos si será niño o niña...
F: todo es color neutro...
C: ya lo vi...
F: yo quiero vivir tu embarazo... Como fue con Elena... No, deseo que sea mucho mejor... Dame una oportunidad, mi amor...

Y Cristina se preguntó ¿cuántas oportunidades más tenía que darle a ese hombre?

La cara de felicidad mezclada con incredulidad era la máxima expresión de Pablo... Cuando Cristina le dijo que escogiera unos juguetes...

Pab: ¿de verdad me vana comprar juguetes??
C: sí... Ándale, escógelos tú mismo...
Pab: será sólo 1, lo prometo...
F: escoge... No sé... ¿6?

¿Uno por cada año que no había estado cerca de él...?

C: a Elena no le vas a llevar 6...
F: ¿más entonces...?
C: 1 y no deberíamos comprarle nada, ya tiene muchos en casa...
F: pues díselo tú... (Viendo venir a su hijita con 2 cajas de muñecas)

C: esta tarde tengo que ir al estudio... Pero no te preocupes, me llevaré a los niños... Tú tienes que descansar y recuperarte, de hecho no debiste venir hoy...
F: dime la verdad, te dieron celos todas esas mujeres que me preguntaron cómo estoy después de la caída, ¿a poco no?
C: no puedes ser más engreído...
F: ni tú más hábil para esquivar mis preguntas...

## 2 horas después en el Estudio Fotográfico...

Cristina le contaba a su amiga y socia la historia del pequeño que la acompañaba a ella y a Elena esa tarde... Su supuesto hijastro...

Cuando vieron precisamente al niño salir y sacar el biberón del bolso... Ambas mujeres lo miraron y él se limitó a responder con una media sonrisa...

Pab: Elena quiere su leche... Me dijo "bibi"...
C: sí, eso es lo quiere... Gracias Pablo...
Pab: de nada...

>>> Afortunadamente los niños se durmieron para cuando a Cristina le tocó recibir a sus clientes... Una pareja de recién casados que querían fotografiarse acabados de llegar de su luna de miel... Desbordando amor hasta por los poros...

Mientras maniobraba con la cámara, la mirada de Cristina se clavó en su anillo de matrimonio y en el de compromiso, los 2 en el mismo dedo...

¿Qué tanto valdría hacer un esfuerzo en arreglarse con Federico...? Quien estaba segura era el amor de su vida...

>>>

A Federico aquello le pareció producto de un sueño... No se creía que estuviera viviendo eso... Tomó a Elena, dormida en la cama de la recámara de huéspedes junto a Pablito que también dormía, y la llevó hasta su recámara, dentro de su cuna...

C: ¿ya se durmieron...? (Saliendo del baño secándose el cabello)
F: sí... (Apoyado en una muleta) Pasé a Elena a su cuna...
C: no puedo creer que en un par de días...

Cristina se calló, el comentario que estuvo a punto de pronunciar no era nada normal... Menos cuando seguía enfadada con su marido...

F: ¿cuándo vas a perdonarme...?
C: no lo sé...
F: Cristina... (Dejando de lado la muleta, caminó hacia ella y no se resistió a tocarla)
C: ¿cómo te sentirías tú??

Federico ya hubiera matado al hombre que se hubiera atrevido a tocarla... Ese era su instinto...

F: eso no importa... (Acercándose más todavía, sus manos le tomaron el rostro y la besó)
C: sí... Si importa... (Intentando esquivar sus labios) Porque así me entenderías...

Pero lo que a él le importaba era lo que sentía... Que la amaba, le atraía como mujer, la deseaba... Y no resistía más ese estado de hostilidad entre ellos...

Por eso fue besada un poco a la fuerza... El gran amor que sentía contra la mentira y falta de confianza de su marido...

>>>

3 semanas después, en el hospital, Cristina comprobó que Federico estaba en un gran porcentaje recuperado...

El moretón en la pierna había desaparecido casi por completo, y muy risueño le aseguraba a la joven fisioterapeuta que los ejercicios que le hacía no le causaban dolor...

Sin contar con las enfermeras que lo atendieron y quienes abiertamente le coquetearon...

Lo vio vestirse solo cuando se quedaron solos... Y cruzada de brazos no podía ocultar sus celos disfrazados de indiferencia...

F: ¿por qué me miras así...? (Abrochándose el cinturón)
C: veo que ya estás en perfecto estado...
F: pues sí... Ya escuchaste a la doctora...
C: dime algo, te gustó que puras mujeres te atendieran, ¿no?
F: no... Es decir, tampoco me hubiera gustado que un hombre me tocara la pierna...
C: muy bien... Es hora entonces para que llegando a casa recoja mis cosas y las de Elena...
F: ¿qué??
C: que mi hija y yo nos vamos, Federico.

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