Capítulo 8

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Amber.

Entré a casa, todo estaba en silencio, tan tranquilo.

- ¡Hermana! - gritó Jaan, se dirigió corriendo hacia mí y me abrazó.

- Ho-Hola - dije.

- ¿Quieres jugar conmigo? - no me deja descansar, pensé.

- Claro - a mí me gusta jugar con mi hermano, pues si, me gusta verlo feliz.

Jugué un rato con Jaan, después fui a mi cuarto, ¿qué hago?... Escribiré, hace mucho no lo hacía. Tomé un cuaderno, pero no tenía inspiración; el maldito de Jacob no me dejaba pensar, hice varios intentos y siempre escribía algo sobre él. ¿Cómo una persona puede afectar tanto a otra? Si seguía así me iría muy mal en colegio; tal vez le diría a mis padres que me cambiaran de colegio, pero no, habían hecho mucho por mí, no debía ser tan exigente tan sólo porque el chico que me gusta no deja concentrarme y pienso mucho en él. Debía salir de este problema yo sola.

Bajé y busqué a mi madre, le ayudaría a organizar la casa.

- Eres la mejor hija del mundo - dijo cuando terminamos.

- No es para tanto - ella me abrazó.

Jacob.

Seguí caminando hacia mi casa, lo que dijo Amber me tenía desconcertado, ¿pensar no era fácil? ¡Ay ya!. Olvídala, olvídala, olvídala. No podía seguir pensando en ella.

La había visto un día más y es ¡bellísima! Pero no sería mi novia, no lo creo, tal vez ella no querrá saber más de mí. ¿Ella pensará tanto en mí como yo en ella? No, no lo creo, tenemos gustos muy diferentes.

Entré a casa, mi madre no estaba, que extraño; fui a mi cuarto, quería arreglar las cosas con Sarah, en ese momento escuché el teléfono, así que contesté.

^ Hola ^ era Sarah.

^ Hola ^

^ Tienes razón, me comporte como una tonta ^

^ No, la culpa es mía ^

^ Claro que no, estaba pensando si querías salir conmigo ^

^ Me encantaría, entonces pasaré por ti ^

^ Bueno, adiós ^

Tenía una oportunidad, me organicé y dejé una nota a mi madre. Salí de casa y fui a la casa de Sarah. Ella me recibió con beso.

- Perdón - dijo

- No te preocupes, yo no debí haber dicho eso -

- Ok, ¿vamos? -

- Claro - la tomé de la mano y fuimos a caminar.

Después de un largo tiempo regresamos a casa, en realidad la amaba, la amo demasiado, espero que esto no se repita.

Amber.

Amaneció, un día más, me levanté y organicé para ir al colegio, hoy no podía desconcentrarme.

Entré al salón, él estaba ahí, tan hermoso como siempre, noté que él también me miró y me sonrió, yo le devolví la sonrisa y me ubique en mi puesto.

- ¿Cómo estás? - dijo Howard.

- Bien, ¿y tú? -

- Muy bien - hablamos un rato, nunca había hablado tanto con alguien.

Hoy sí me pude concentrar en las clases, sólo debía proponermelo.

Jacob.

Acabaron las clases, ¡maravilloso! Como siempre salí con mi novia, en la salida nos despedimos y cada uno tomó su camino. Observé que Amber iba un poco más adelante, así que la alcancé.

- Hola - la saludé.

- Hola - respondió sin mirarme.

- No te avergüences de mí -

- No estoy acostumbrada y... No me gusta mirar a los ojos -

- Qué curioso -

- ¿Lo crees? - me miró, yo me perdí en su mirada.

- Eh... Si, si lo creo - nos quedamos callados por un momento.

- No te olvides de lo de mañana - dije.

- Claro, no se me olvidará -

- Eso espero -.

Por EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora