Capitulo 16:

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Madame Pomfrey, obligó a Ginny a que se quedara todo el fin de semana en la enfermería, solo para cerciorarse de que sus poderes estuvieran bajo control, y físicamente sana. A Ginny no le gustó aquella decisión, pero terminó aceptando, porque sabía que no podría zafarse.

Odiaba de cierta forma solo estar tumbada en una cama, mirando distraída el techo, sin casi hacer nada. Su único alivio, es que dejaron a Harry quedarse todo el tiempo con ella. El azabache le traía comida, la escuchaba, le contaba historias, e incluso le leyó algunos cuentos muggles para que no se aburriera.

Para Ginny, Harry fue su única salvación y más después de la pérdida de su escoba (la cual tuvo que desechar ya que no tenía arreglo). Y le encantaba tener a Harry a su lado siempre. Claro, él no había sido el único que la visitó, porque los gemelos, Ron y Hermione lo hicieron todas las tardes. Wood también se apareció el domingo, asegurándole a Ginny y a Harry que no sentía ningún rencor hacia ellos, y que de cierta forma, no los culpaba por todo lo que había pasado.

Ambos chicos, detectaron el tono triste de Oliver, y aunque no se creyeron demasiado sus palabras, las aceptaron frente a él.

Luna y Neville también fueron a visitarla. Luna fue con más regularidad, ya que le llevaba una edición diaria especial del Quisquilloso, cortesía suya y de su padre, para que se mejorara. La pelirroja no podía estar más agradecida.

Y para desagrado de Harry, Draco también consiguió la forma de visitar a Ginny, llevándole un inmenso ramo de flores rojas y una caja de ranas de chocolate como regalos. Ginny se vio demasiado sonrojada con el detalle, y se preguntó si los amigos se regalaban esas cosas, pero al final también aceptó el regalo, y pasó toda una tarde hablando con Draco, mientras Harry estaba a un lado, asesinándolo con la mirada.

El rubio le contó varias cosas interesantes, como que los Slytherin se alegraban demasiado de la derrota de Gryffindor, y se burlaban de su caída de la escoba gracias a los dementores. Draco le dio la advertencia a Ginny de que debía cuidarse cuando saliera de la enfermería.

Recibió unas cuantas cartas de Bill y Charlie (A quienes no les contó de su accidente) el domingo, y algunos dulces que enviaron los padres de Harry por correo. James y Lily, ya se habían enterado por su hijo, del incidente con su Nimbus 2000, y se ofrecieron a comprarle una nueva escoba. Detalle que Ginny negó rotundamente, contestándole sus disculpas con otra carta.

Le daba demasiada pena que los padres de Harry fueran tan buenos con ella. Ya anteriormente le habían comprado una escoba, y no quería que aquello se volviera a repetir. Se sentía de cierta forma en deuda con ellos, y eso le avergonzaba.

Harry le insistió mucho para que aceptara el detalle, pero al final se rindió, ya que Ginny estaba demasiado decidida a negarse, y sabía que nadie la convencería de lo contrario. Ni siquiera él.

En esos días en la enfermería, Ginny había recordado constantemente el ataque del dementor, y aquellos gritos de Sirius seguían resonando en su cabeza, como un eco. También recordaba la extraña aparición del Grim, cosa que solo le había contado a Harry, porque sabía que Ron se asustaría y Hermione se burlaría.

El azabache le aseguró que todo estaría bien, y que a lo mejor simplemente fue un perro normal.

Claro, pensó Ginny con sarcasmo, como son muchos los perros negros que rondan por Hogwarts.

Al salir por fin de la enfermería el lunes, ella se tuvo que enfrentar esa semana a los susurros a sus espaldas, miradas de curiosidad y burlas por parte de Pansy, Nott y su grupo de Slytherin, quienes no desaprovechaban la oportunidad para molestarla. Draco se lo había advertido, y todo lo que había dicho se estaba cumpliendo.

Nuevo Comienzo (3 libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora