A la hora de la cena, el cuarteto bajó junto con sus compañeros al Gran Comedor, pero no subieron después a la torre de Gryffindor. Se escondieron en un salón junto al vestíbulo, hasta que el último alumno se hubiera ido.
Harry había cargado la capa debajo de su túnica, estratégicamente colocada para que nadie notara el bulto. Luego de unos segundos en un silencio tenso, escucharon como los últimos dos salían del vestíbulo apresurados, cerrando la puerta con un estruendo.
Ginny quiso asomar su cabeza, pero Hermione se le adelantó.
--No hay nadie-- les susurró volviéndose para mirarlos --Podemos escondernos bajo la capa--
Salieron de su escondite, caminando muy juntos, de puntillas y completamente invisibles para los demás. Bajaron las escaleras y cruzaron la puerta principal. El sol ya se hundía en el horizonte, dejando un reflejo dorado en las copas de los árboles.
En otras circunstancias, Ginny se hubiera quedado en la cima de una colina para admirar el paisaje, pero en aquel momento, ni siquiera podía pensar con claridad, y sus movimientos eran casi robóticos. De tan solo pensar que en pocos momentos, Buckbeak sería sacrificado injustamente, se le revolvía el estómago.
Cuando llegaron a la cabaña de Hagrid, tocaron la puerta. El semigigante no tardó tanto en abrirles, con un rostro pálido y nervioso, mirando hacia todos lados para descubrir quien había llamado a su puerta.
--Somos nosotros-- susurró Harry --Llevamos la capa invisible. Si nos dejas pasar, nos la quitaremos--
--No debieron haber venido-- susurró Hagrid de vuelta, en un tono preocupado
Ahora viéndose un poco más confundido y preocupado, se apartó y los chicos pasaron. Hagrid cerró la puerta con rapidez y el cuarteto por fin se desprendió de la capa.
Ginny miró a Hagrid con un nudo en la garganta, esperando que él comenzara a llorar, o abrazara a alguno de ellos muy destrozado, pero eso no ocurrió. Hagrid tenía un aire ausente, casi como si no detectara lo que pasaba a su alrededor. Para la pelirroja, resultaba mucho peor que estuviera así.
--¿Quieren un té?-- les invitó Hagrid con un hilo de voz
Hermione fue la única que respondió, y ni siquiera habló, solo asintió con la cabeza, mirando a Hagrid con algo de lastima.
El semigigante temblaba mientras tomaba la tetera.
--¿Dónde está Buckbeak, Hagrid?-- preguntó Ron con cautela, pues sus amigos y hermana se encontraban mudos
--Lo... lo tengo en el exterior-- respondió Hagrid tartamudeando, y derramando un poco de leche en la mesa --Está atado en el huerto, junto a las calabazas. Pensé que debía ver los árboles y oler el aire fresco antes de...--
Guardó silencio de golpe, y su labio inferior tembló. Luchaba contra sí mismo para no llorar, pero al final, cuando dejó que la primera lágrima saliera, la jarra en su mano se le cayó y se hizo trizas en el suelo.
--Yo lo haré, Hagrid-- dijo Hermione, apresurándose a limpiar el desastre
--Hay otra en el aparador-- respondió Hagrid, sentándose y limpiando discretamente las lágrimas con la manga de su chaqueta
Ginny no encontraba las palabras correctas, y el nudo en su garganta se agrandaba, provocándole menos ganas de querer hablar. Sentía que se echaría a llorar allí mismo, cosa que no quería para poder animar a Hagrid.
Harry miró a Ron y a Ginny, buscando saber qué hacer, pero ambos le devolvieron una mirada llena de desesperanza y tristeza.
--¿No hay nada que hacer, Hagrid?-- preguntó Harry, sentándose a su lado --Dumbledore...--