--Por allí puedes encontrar los libros de cocina, querida-- el encargado de Flourish y Blotts le señaló un pasillo
--Muchas gracias-- respondió Ginny para caminar hacia el lugar que le habían señalado
Las grandes estanterías de libros se le hacían algo aburridas, y más cuando debía buscar libros de cocina específicos para su madre, aun cuando no quería hacerlo.
Ginny recorrió el pasillo ansiosa, y de su bolsillo sacó un pequeño pergamino con los nombres de los libros. Esperaba poder encontrarlos a todos, porque si no su madre enfurecería, y la verdad es que últimamente ella intentaba no hacerla enojar, debido a que solo faltaba una semana para su cumpleaños, y quería que estuviera de buenas para pedirle permiso de pasar su día especial con los Potter.
A toda costa pensaba salir de la madriguera el día de su cumpleaños, no le agradaba pasar ese día lejos de Ron (porque a él si no lo dejarían de nuevo pasar su cumpleaños en otro lugar), pero al menos él si iba a tener una fiesta o como mínimo una cena en familia, al contrario de ella que sería completamente ignorada.
Sonrió al encontrar el primer libro de su lista, y continuó caminando para hallar los demás. Mientras lo hacía, sus párpados pesaron un poco debido al cansancio que sentía. Todos esos días su madre la había tratado como una sirvienta; lavaba la ropa de sus hermanos, los platos sucios de todos en la casa, limpiaba y desempolvaba tanto la sala como la cocina, se encargaba de los gnomos en el jardín e incluso, cuando Molly estaba de malas, la castigaba limpiando las habitaciones de sus hermanos.
Lo peor de todo, es que no podía usar sus poderes, porque su madre la vigilaba constantemente y si terminaba en un tiempo exageradamente rápido, estaría en peores problemas. Con todo esto, no le había dado tiempo de divertirse, practicar Quidditch con sus hermanos, o hacer la tarea y debía quedarse despierta hasta altas horas de la noche para poder hacerlas, alerta todo el tiempo de que su madre no se diera cuenta.
Sí, no había sido un buen inicio de verano para Ginny, pero al menos se podía seguir comunicando con Harry mentalmente. Ese era su único consuelo. Aunque no le había querido decir todas las cosas que estaba pasando, ni las tareas que su madre le obligaba a realizar. Solo le comentaba que su madre la ignoraba y que hacía las tareas en la noche porque en el día se la pasaba practicando arduamente Quidditch.
El azabache obviamente sospechaba que ella le mentía, pero Ginny le había hecho prometer a Ron de que no diría nada, y cuando Harry se comunicó con el pelirrojo, él le dijo lo mismo que Ginny, haciendo que se quedara un poco más tranquilo, con leves sospechas claro está.
Cocina para brujas amas de casa.
Autor: Julia Steven
"¡Qué asco de título!" exclamó Ginny en su cabeza, mientras tomaba el libro porque estaba en la lista. Aun no entendía porque su madre pedía tantos libros de cocina, ni siquiera cocinaba tanto o al menos ella no probaba demasiado sus platillos porque era la hija menos querida.
Sabiendo que le faltaban muchos libros, decidió idear una estrategia. Miró a su alrededor para cerciorarse de que nadie la veía y alzó su mano hasta la altura de su cabeza, con la palma extendida. Pensó rápidamente en el resto de libros que le faltaban y de diferentes estantes cercanos, los libros correspondientes volaron hacia ella, y gracias a su destreza como cazadora, logró atrapar en el aire.
Sonrió mucho más feliz, y los cargó hacia la caja para poder pagarlos. Era muy extraño que Molly le diera dinero, pero como ella quería tanto sus libros de cocina y no tenía tiempo para buscarlos por si misma, le dio los galeones justos que debía pagar.
