Capítulo 9

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Elianne separo su espada, ahora mantenía una en cada mano. El primero en atacar fue Horus quien no dudo en golpear, ella alzo ambas espadas deteniendo ese ataque. Su nuevo amigo estaba decidido, pero claro que solo se trataba de un duelo amistoso. El centauro era fuerte y eso podía notarlo ante la presión que este provocaba empujando con fuerza hacia abajo, Elianne en un rápido movimiento quito una de las espadas propinando un golpe en la armadura de Horus a lo que este respondió con un quejido fingido. Las espadas chocaban una y otra vez, a su alrededor comenzaba a reunirse una multitud ante el divertido espectáculo que ambos estaban brindando. Elianne recibió un golpe en el costado haciéndola caer de espaldas, ahora la espada de Horus apuntaba directamente a su cuello. Ella había sido vencida por un gran oponente, ahora tenia claro que debía entrenar con más fuerza si quería salir con vida de esa guerra.

— Bien hecho. Aslan tenia razón. Eres digna de tu titulo y una gran contrincante. -Dijo Horus en lo que la ayudaba a ponerse de pie.

— Gracias, pero aún debo mejorar. En el bosque Oeste no había muchos problemas.

— Aún así, has hecho bien. Ahora querida amiga, debo enseñarles a los jóvenes príncipes y eso será una tarea ardua. -Dijo eso ultimo en un pequeño susurro a lo que ella respondió con una sutil sonrisa.

Los días avanzaron, cada día era mas aterrador que el siguiente. Por todos lados se veían rostros llenos de nerviosismo a causa de lo que se avecinaba. Elianne continuaba con su arduo entrenamiento, exigiéndose mas de la cuenta. Había practicado un día completo solo con Peter, quien al verla había pedido un día para poder luchar a su lado y aprender algunos movimientos, a los que ella encantada accedió, para ella era un placer poder enseñarle.

— Ah eres muy buena. -Dijo el joven rubio agotado al no poder ganarle. Cayo de rodillas intentando recuperar el aliento.

— Sin faltarle el respeto Majestad, usted apenas lleva unos días aquí. Yo una vida entera. -Extendió su diestra para ayudarlo a ponerse de pie. – Hemos entrenado por varias horas ¿Quiere cabalgar? Podemos conocer un poco sus tierras.

— Me gustaría, Elianne.

Ambos subieron a sus caballos, alejarse por un momento del campamento les daría un momento de privacidad para conocerse y hablar con total tranquilidad sin miedo a ser interrumpidos. Corrieron por el llano disfrutando del viento que golpeaba sus mejillas, el largo cabello de Elianne se movía gracias al viento. Peter estaba encantado con la imagen ante él, aquella chica era hermosa ante sus ojos, cada parte de ella lo era, sentía en su interior que la conocía de toda la vida, pero al mismo tiempo ella era un completo misterio. Se detuvieron junto al rio en un pequeño claro de árboles, estaban completamente alejados de todo el ruido del campamento, ahora solo eran ellos. Bajaron de sus caballos caminando hasta un tronco que usaron como asiento.

— Elianne...

— ¿Si?

— ¿Sales con alguien? -Ante esa pregunta ella dejo salir una risilla nerviosa. –

— Claro que sí.

— Oh entiendo. -Peter bajo la mirada ante la respuesta dada por Elianne.

— Un ciervo muy atractivo. -Bromeo esta mientras aguantaba la risa. – No salgo con nadie majestad, aquí no hay muchas opciones.

— Eso es genial. Me da gusto saber eso.

— ¿De dónde son ustedes?

— De Finchley, es un pequeño pueblo en Inglaterra. Ahora esta en guerra. -Suspiro un poco al recordar las bombas que caían sobre su casa. – Mi padre esta en ella, ahora nos quedamos en la casa de un profesor. En esa casa encontramos un ropero, bueno Lucy en realidad ella vino sola antes. No le habíamos creído, es una niña y pensamos que estaba loca. -Elianne apoyo sus manos sobre sus rodillas escuchando con atención las palabras que salían de la boca de Peter, estaba encantada con su historia y como habían llegado a Narnia. – Jugábamos en el jardín y rompimos la ventana de un costado de la casa, corrimos para escondernos y terminamos entrando todos al armario. Ver la nieve y todo me hizo entender que no conocía absolutamente nada del mundo y de la vida. Pero creo que a pesar de que la guerra se avecina, conocerte ha sido la mejor parte de este viaje.

— El sentimiento es mutuo Majestad.

— ¿Me contarás sobre ti? La última vez que hablamos, no quisiste decirme nada.

— Algún día Majestad, algún día le contaré mi historia.

Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora