Capítulo 17

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Corian estaba ya esperando por ella, dio un par de golpes suaves en su costado, de forma cariñosa. Estaba por arreglar su montura cuando unas manos se interpusieron en su labor, a su lado Peter quien había llegado a despedirla, junto a ella sus hermanos, Horus, los señores castores y el señor Tumnus.

— ¿Ibas a irte sin decir adiós? -Dijo el rubio mientras sostenía su rostro entre sus manos.

— Eso es cruel. -Menciono Edmund entre risas. –

— Lo siento, no me gustan las despedidas, son dolorosas. -Se aparto de Peter para abrazar con fuerza a ambas hermanas, a pesar del poco tiempo había creado un bonito lazo con ellas. – Espero verlas pronto, cuiden de el por mi. -Dijo en un susurro a ambas hermanas, avanzo hasta Edmund abrazando a este, con sus manos acaricio sus cabellos. – Joven Rey, fue un placer luchar a su lado.

— Ten un buen viaje niña. -Dijo Horus quien se acercó a paso lento entregando a esta un arco y flechas. – Aslan dejo esto para ti, espero no tengas que usarlo en un largo tiempo.

— Gracias Horus, te extrañare. A todos ustedes.

— Les daremos un tiempo a solas. -Dijo Susan entre risas.

Peter sostuvo las riendas de Corian para poder llevarlo hacia la salida de Cair Paravel, Eliane caminaba unos pasos mas atrás, sobre el lomo del caballo estaba posado Pietro quien solo silbaba una melodía un tanto romántica tan solo para molestar a su mejor amiga quien le arrojaba algunos granos de maíz para hacerlo callar. Juntos llegaron al sendero principal mismo que debía tomar para llegar a casa. Peter y Elianne se detuvieron para quedar ahora viéndose a los ojos, juntaron sus frentes y entrelazaron sus dedos con fuerza ante ese inminente adiós, no era para siempre, aun así se sentía doloroso.

— Estaré esperando tu visita Peter.

— Iré pronto. -Se inclino hacia ella uniendo sus labios para iniciar un beso lento, se aferraron en un fuerte abrazo sin querer apartarse. – Anda, debes irte.

A lo lejos divisaba su hermoso hogar, los árboles seguían intactos y mas verdes que nunca. Las aves volaban en lo alto, Pietro emprendió el vuelo para encontrarse con sus amigos. Bajo del caballo adentrándose junto a el hacia las profundidades, en el camino se iba encontrando con viejos conocidos, los pequeños conejos que la habían despedido hace meses, ahora eran adultos. Eliot apareció saliendo de entre unos pinos, este reverencio a la recién llegada, el había mantenido el orden y cuidado todo el lugar, tal y como ella se lo había pedido. Todo se veía igual, cada rama y cada flor. Afuera de su pequeña cabaña los colores primaverales adornaban todo el amplio jardín, sus amigos se habían encargado de mantener ese lugar en perfectas condiciones.

— Bienvenida a casa, por un momento pensamos que no regresarías. Hasta que las buenas nuevas llegaron en el viento. Nos alegra verte otra vez.

— Gracias Eliot, a todos ustedes. Ansiaba mas que nada estar otra vez con todos ustedes.

La vida había vuelto a su antigua de vez, cada cierto tiempo la castaña recibía noticias provenientes de Cair Paravel, Peter y sus hermanos estaban gobernando adecuadamente el reino, sus buenas acciones y bondad estaban siendo reconocidas en toda Narnia, la paz que ellos habían traído perduraba a lo largo de los meses, junto con esos mensajes sobre noticias, pequeños mensajes ocultos en el viento llegaban a ella de parte del Magnifico, razón por la que ella sonreía cada que uno de estos llegaba a sus oídos. El corazón de Elianne palpitaba ante las palabras de amor enviadas por Peter, estaba feliz y en ocasiones pensaba en volver a Cair Paravel para encontrarse con aquel chico, pero en el fondo sabia que su lugar era entre esos arboles gigantes. 

 

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora