Capítulo 8

176 23 0
                                    

La tranquilidad y el silencio era agradable, ambos se dedicaban miradas sutiles de vez en cuando, pequeñas sonrisas nerviosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La tranquilidad y el silencio era agradable, ambos se dedicaban miradas sutiles de vez en cuando, pequeñas sonrisas nerviosas. Tal vez era el inicio del primer amor de ambos. Aquel momento intimo fue interrumpido por el sonido del cuerno de Susan. Peter en un rápido se puso de pie comenzando a correr hacia donde estaba su hermana, ahora Elianne sentía algo de culpa por haber enviado a las chicas solas hacia el río. De igual forma se puso de pie comenzando a correr, al llegar aquella imagen le hizo sentir rabia, pero alivio al mismo tiempo al notar que Peter y sus hermanas estaban a salvo.

— Síganlo. Los llevara a Edmund. -Aslan ordeno y de inmediato Horus junto a un pequeño grupo fueron tras el lobo. Elianne estaba dispuesta a ir, más fue detenida por Aslan. – No hace falta que vayas.

No opuso resistencia ante la orden dada por Aslan, ella se quedo de pie a su lado observando con calma todo lo que sucedía a su alrededor. El gran León avanzó hacia los jóvenes manteniendo un toque de serenidad tanto en su caminar, como en las palabras que salían de su boca.

— De pie Peter. Limpia tu espada. -Ordeno este. El chico de cabellos dorados atónito no tardo en ponerse de pie. Peter avanzo hasta Aslan quedando de rodillas frente a el con su espada clavada en el césped. Aquella imagen le recordó cuando había sido nombrada guardiana. – De pie Sir Peter, el terror de los lobos, caballero de Narnia.

Elianne y Peter cruzaron miradas una última vez antes de que esta se diera la vuelta para regresar hacia el campamento. Llego hasta su tienda, afuera de esta reposaba un enorme oso pardo que se levantó asustado apenas la vio. Ella se quedo sentada a su lado indicándole que podía continuar descansado, reposo su cabeza sobre el suave pelaje de su nuevo amigo, el sin oponer resistencia alguna se quedó quieto tan solo disfrutando de la tranquilidad que estaba sintiendo en ese momento. Paz que pronto llegaría a su fin, estaba segura que toda esa paz seria interrumpida de golpe, la guerra estaba a pocos pasos, era el fin de la Bruja o el fin de ellos.

Las horas pasaban, el sol de mediodía estaba sobre ellos. El calor sobre su piel se sentía agradable, era mucho mejor que el molesto frio de hace semanas. Observaba de vez en cuando a su alrededor, Horus aun no regresaba y eso comenzaba a preocuparla, debía haber ido con ellos y ayudar. Para eso estaba ahí, para pelear contra la Bruja y sus feos secuaces. Toda la tensión que sentía desapareció al ver a Horus y a todos sus acompañantes a salvo, incluido el joven Edmond, un niño pelinegro y pecoso que ahora lucia totalmente demacrado. No podía imaginar por todo el dolor que aquel niño había pasado en manos de esa despiadada Bruja. Con calma avanzo hasta de estaba Horus.

— Bien hecho. Ya veo porque eres el capitán.

— ¿Eso es un cumplido?

— Tal vez, amigo. -Hizo una pausa alzando la mirada hacia el. - ¿Puedo llamarte amigo?

— Puedes hacerlo. Es un honor serlo.

Elianne y Horus mantuvieron una larga charla, el prometió enseñarle algunos trucos con la espada para mejorar su habilidades a la hora de la batalla, ella acepto con gusto. Ya tenia suficientes conocimientos, pero nunca estaba de mas aprender nuevos trucos. Cruzo miradas con Peter, ella solo respondió con una reverencia y Horus levanto la mirada indicándole a su hermano quien ahora mantenía una larga charla con Aslan. Horus y Elianne se retiraron hacia el campo de entrenamiento, después de todo ese encuentro entre los hermanos era totalmente íntimo, ya tendría tiempo para presentarse formalmente a Edmund, por ahora ansiaba chocar espadas con alguien digno.

— Aslan me ha dicho que eres una digna espadachín. -Horus alzo su espada, una bonita espada de plata que brillaba con el sol.

— Lo soy, el me enseño bien.

— Entonces veamos de que estas hecha. Enfrentar al enemigo es fácil, pero enfrentar a un amigo es todo un desafió. No temas herirme.

— Entiendo.

— Suerte niña. -Dijo Pietro quien se fue volando hacia un árbol para ver todo el

espectáculo. 

Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora